Según el destacado buzo SveinWollstad, desde la orilla apenas se distinguen las ruinas, destacándose la presencia de árboles, puertas, ventanas y vallas. Además, afirma que durante la inmersión sobresalen otros vestigios de civilización que en la actualidad cobran vida en el fondo de este lago de montaña.
Es el caso de los muros de piedra, entre los cuales la treintena de habitantes de la localidad pastoreaba su ganado.
Sumergirse en esa masa de agua cristalina sugiere un viaje al pasado y un espectáculo inusitado para viajeros y submarinistas, quienes alegan que resulta fantástico nadar entre las ramas de los árboles.
El sitio es considerado por los expertos e historiadores como uno de los más impresionantes de la región, razón por la cual el Gobierno noruego vela por su protección y prevé aplicar un número de restricciones referentes al acceso y cuidado de este sorprendente lugar.