sábado 20, abril 2024
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La absolución de Trump

57 senadores de 100 optaron por condenar a Trump, 43 no lo hicieron.  Hicieron falta 10 votos más para alcanzar el mágico número de 2/3.  Se cerró un capítulo de un libro lejos aún de su epílogo.

Los números mencionados describen políticamente un duelo mortal, veamos:

  1. Desde la Guerra Civil no se rompen -en lo fundamental- las reglas democráticas acordadas de mil maneras entre las 2 grandes facciones del “establishment”. 
  2. La toma violenta del Capitolio tuvo como objetivo extender en 4 años el mandato del candidato perdedor, siendo ello una forma sui generis de golpe de estado.
  3. La intención caótica de los golpistas era la de arrestar, y hasta ejecutar, a algunos miembros del Congreso, empezando por Nancy Pelosi y sin dejar de lado al ex vicepresidente Pence.
  4. Trump no ocultó su simpatía hacia los golpistas como lo ha dejado traslucir el jefe de la bancada republicana de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, y la representante republicana Herrera-Beutler, que sirvieron para ratificar la intención de Trump cuando se dirigió a los insurrectos con un “I love you”.
  5. La intentona golpista ha dejado hondas fisuras muy lejos de tener solución.  La sangría ha afectado o dividido al establishment, como dije, pero también a la plutocracia, a la clase obrera, a los intelectuales, a los Estados, a las regiones, a las etnias y razas, como nunca en la historia reciente.
  6. La absolución de Trump implica que la amplia mayoría del partido Republicano condona -a su manera- la tesis del fraude electoral y un derecho a resistir dicha hipótesis.  No de otra forma se puede inferir el apoyo otorgado por los representantes republicanos a Marjorie Taylor Greene.  
  7. El partido Republicano enfrenta una crisis existencial pues ha degenerado en una tolda caudillista, desafiada tan solo por 7 senadores de su propio patio y de un número débil de representantes.  Para el impostor y oportunista Mitch McConnell -jefe de los republicanos en el Senado- Trump y el trumpismo son un dolor de cabeza, pues son una amenaza a su autoridad y prestigio personal entre los conservadores.
  8. La energía democrática (con todo y lo limitada que se quiera) ha logrado prevalecer y fue capaz de montar una acusación impecable que el mismo McConnell reconoció, y si votó a favor de la absolutoria lo hizo con base en una leguleyada y no sobre el fondo de la acusación.
  9. Una facción del partido Demócrata que respira con el fracaso golpista es la de los progresistas y socialistas, que tiene a Bernie Sanders y a Alexandra Ocasio-Cortez entre sus figuras emblemáticas.
  10. El 89% de los republicanos quiere que Trump siga en política.  Él se sabe caudillo, el partido está en sus manos y avanzará sin perdonar.
  11. El grueso de la clase obrera blanca seguirá con Trump, igual que los evangélicos de corte fundamentalistas tanto como los poderosos granjeros.  No se olvide, tampoco, a sus aliados en Wall Street.
  12. Mi conclusión: la lucha por hacer avanzar las necesidades democráticas de los oprimidos y discriminados dentro del contexto de la democracia imperial estadounidense, es una tarea en exceso compleja incluso de comprender. 

Si hay una sociedad veloz y bastante eficiente en resolver las contradicciones sociales del día por graves que sean, llámese Estados Unidos. En este país resolver significa resolver, y ello no siempre va de la mano de la justicia.

Esta democracia imperial es única en su género y NO es de exportación ni sirve de modelo para otras naciones. Lo que más aprecio de ella es su libertad de expresión, sus culturas, y el cosmopolitismo de sus grandes ciudades.  Es un imperio nacido de ideales democráticos que invita a la curiosidad intelectual y espiritual.  Eso sí, me hace infeliz su vocación imperial hacia el resto del mundo, su desquiciado militarismo y frenético chauvinismo. 

Pero la realidad es tal cual y no soy yo quien la impone. Se debe a eso que llamamos “historia”. Los sucesos del 6 de enero, y la absolución ayer de Trump, son graves fisuras de algo mucho mayor que recorre el mundo -que ahora mismo se vive en Costa Rica- y que no es otra cosa que lo siguiente: el fracaso de la democracia, sus reiteradas promesas incumplidas, la muerte de las aspiraciones sociales, la crecida del cinismo y del pensamiento inculto, el letargo vital, la pereza democrática, la frustración existencial, la desproporcionada distribución de la riqueza, la estúpida velocidad del tiempo, la violencia en un mundo de guetos y palacios, en fin, se trata del asesinato del logos y del mito.

No he dejado ni dejaré de ser demócrata, pero aspiro a una democracia con rostro humano, porque la democracia es insuficiente: depende de su calidad. Mecanismo y contenido van de la mano.

(*) Allen Pérez es Abogado

 

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2 COMENTARIOS

  1. Como un ser de tan baja ralea llega a hacer tanto daño a un país. Trump encarna lo peor de los seres humanos y es seguido por muchos dentro y fuera de su país, lo que hace que sea todavía más decepcionante lo que somos como especie.

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