sábado 20, abril 2024
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Autonomía universitaria y autoritarismo

Si algo pareciera dejar claro la pugna por la defensa de la autonomía universitaria en el proyecto de ley de empleo público en discusión, es la animadversión de varios sectores políticos, mediáticos y económicos a esta condición constitucional, además de una acusada disociación entre las condiciones materiales de trabajo y la autonomía. ¿Cómo se puede tener autonomía académica sin autonomía material?

Si las universidades públicas deben someterse a un rector único de empleo para todo el sector público, tal como lo pretenden algunos en el proyecto de ley de empleo público que se discute en la Asamblea Legislativa, estarán perdiendo su independencia para poder definir sus propios criterios de selección de personal, tener su propio escalafón de carrera académica y tomar decisiones de contratación, promoción y despido de personal; condiciones sin las cuales se extingue la autonomía universitaria. ¿Cómo podrían las universidades y sus académicos sostener públicamente criterios e informaciones que podrían eventualmente afectar los intereses del gobierno central o de los aliados de este, si saben que sus condiciones de empleo dependerán directamente de ese poder político?

¿Por qué parece que a algunos políticos, empresarios y medios de comunicación les molesta tanto la autonomía universitaria? En la discusión del proyecto de ley de empleo público ha quedado claro que para muchos diputados la autonomía universitaria parece un odioso privilegio. ¿Será que no saben que la democracia de la que disfrutan tiene uno de sus pilares en este principio?, ¿puede haber democracia sin autonomía universitaria?

La autonomía universitaria no es una “ocurrencia” o un simple deseo de hacer lo que se venga en gana. Todo lo contrario, es un proceso que ha costado grandes luchas y vidas, y que no ha sido nada fácil lograr ni mantener. En América Latina la historia de violación a la independencia de las universidades es larga y continúa hasta hoy, pues todavía persisten las invasiones de fuerzas armadas a los campus universitarios y el amedrentamiento y amenaza directa a académicos e intelectuales universitarios por causa, precisamente, de su libre pensamiento.

Hay personas que se dicen “demócratas”, pero no toleran la disidencia, la objeción a sus intereses políticos, ni mucho menos la movilización opositora a los mismos. Para ellas, la autonomía universitaria es una especial amenaza a sus deseos de control político y, particularmente, de desmantelamiento del Estado social de derecho, núcleo de la relativa paz social costarricense.

Los neoliberales no soportan el discurso contrahegemónico que sale de las universidades, los neoconservadores aborrecen abiertamente las tesis pro-Derechos Humanos y el carácter laico de la educación superior, al gobierno central le incomoda la oposición a sus proyectos gestada desde las mentes y el trabajo serio en las universidades. En síntesis, quienes defienden el status quo saben que si logran lesionar la autonomía universitaria, tendrán la vía despejada para imponer sus agendas.

Estos sectores pro-status quo quieren eliminar la autonomía universitaria por la vía del control del empleo público porque les estorba a sus objetivos de hegemonía, control y dominación política. Para los autoritarios, una sociedad sin autonomía universitaria sería su sueño cumplido, pues se frotan las manos de que sin el pensamiento crítico que se gesta en estas, podrán llevar a cabo su agenda y sus proyectos pro-ricos sin la oposición de académicos e intelectuales defensores de la equidad, la justicia social y la sostenibilidad.

Se equivocan quienes dicen que en las universidades públicas todo mundo es de izquierda. Eso es completamente falso. Ciertamente las tesis socialistas encuentran tierra fértil en los ámbitos académicos, pero también encuentran a muchos de sus críticos más agudos. Es también en los ámbitos universitarios donde se han desarrollado tesis de derecha neoliberal y de hecho existen organizaciones de estudiantes y profesores de derecha, quienes incluso han llegado a ganar rectorías, decanaturas, escaños en consejos universitarios y federaciones estudiantiles.

Si usted es un autoritario y antidemócrata sabe bien que uno de sus principales enemigos es el libre pensamiento crítico. Ningún gobierno autoritario podrá moverse fácil ahí donde hay autonomía universitaria, libertad de prensa e independencia de poderes. Por lo mismo resulta muy paradójico ver a algunos medios hegemónicos atacar con todos sus recursos e incluso sesgos y falacias a la autonomía universitaria, pues si la llegaran a destruir o disminuir, estarían abriendo una senda cuya siguiente parada es la libertad de prensa. Se están disparando en el propio pie quienes se dicen defensores de las libertades fundamentales mientras convierten a la autonomía universitaria en su enemigo.

Ciertamente existen problemas en las universidades públicas y los excesos deben ser eliminados, pero la forma de resolverlos no es por la vía de someterlas al control del gobierno de turno, sino estableciendo mejores y más ágiles: mecanismos de rendición de cuentas, sistemas de contratación y carrera académica apropiados y equilibrados, evaluación de resultados y garantías de transparencia en el manejo de decisiones y recursos, tal como debe ocurrir en todas las instituciones públicas. El camino para lograr estas mejorías debe ser el diálogo sopesado, inteligente y sereno, basado en evidencias válidas, no en falacias de generalización ni en la abierta ignorancia sobre el quehacer universitario costarricense, motivo de orgullo nacional.

(*) Pablo Chaverri, académico UNA

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6 COMENTARIOS

  1. El mismo argumento una y otra vez.
    Los costarricenses estan hastiados del abuso de privilegios que se han autorecetado en las universidades en detrimento de los estudiantes y el desarrollo del pais.Un abuso que dicen ellos mismos resolveran,pero no hacen por donde.Es pura hablada y teoria,lo que saben hacer, para seguir en su reino haciendo y deshaciendo con dineros publicos.
    Nadie ataca la autonomia,todos los costarricenses lo que estamos en contra es de sus sueldazos y gollerias pagados por nosostros.No puede ser tan dificil de entender para las luminarias universitarias este aspecto.

    • Estimada Flora. Le escribo como profesor de universidades públicas. Tengo un doctorado, estudié fuera del país, con altos costos financieros para mi persona y mi familia, a lo largo de casi una década, pues hice una maestría y luego mi doctorado en Sociología. Actualmente soy profesor en dos universidades públicas, precarizado, interino, donde consigo redondear un salario mensual de 750 mil colones, al que le aplican los rebajos de ley. Como yo, somos miles de docentes en pésimas condiciones de trabajo. Supongo que usted encuentra que eso sea un privilegio, una gollería. Me entristece que sea así, pues significa que usted ya se creyó lo que la máquina de propaganda y desinformación del gobierno y los ricachones de este país vienen diciendo hace meses, de forma autoritaria, unívoca y desinteresada con la verdadera resolución de los problemas de las universidades estatales, inclusive de su funcionariado, que tanto aportan para el desarrollo de Costa Rica. Tal vez si usted se informa mejor…

      • Don Gerardo, tengo un familiar muy cercano que trabaja para la UTN medio tiempo y otro medio tiempo para la UNA, además de ser egresada de la UCR, conozco muy de cerca la situación labor desde las dos perspectivas; hay muchos colaboradores que como usted lo menciona, están en condiciones precarias, en el caso de mi familiar ni siquiera le dan un contrato indefinido, le renuevan cada 3 meses, no puede hacer planes más allá de 3 meses porque no sabe nunca si le van a volver a renovar el contrato.
        En el lado opuesto estan los mandos medios, catedráticos, vicerrectores y rectores, ganando una millonada totalmente desproporcionada, los profesores que no son catedráticos, y los empleados «razos» con salarios bajos y sin estabilidad.
        Ese cuento de que quieren quitarles la autonomía es eso, puro cuento, esa es la cortina de humo que utilizan los que si están abusando de los fondos públicos para su propio enriquecimiento, mandan a la «carne de cañón» a las calles a defenderles sus intereses mientras ellos lo ven desde la gradería.
        Manifestarse no es malo, siempre y cuando se haga por las razones correctas, no para defender lo indefendible, y la única forma de detener a los que si abusan es rindiendo cuentas, no esconder los abusos debajo de la autonomía.

        • Gracias por su respuesta, Sergio. Aprecio el buen debate.
          Creo que sí hay argollas y abusos en las Universidades Públicas. Así como las hay en todas las instituciones públicas y empresas privadas de este país. No voy a defender lo indefendible, pero vea una cosa Sergio: la autonomía universitaria es un bien colectivo, un bien público que sí debemos defender como principio, inclusive contra aquellos que lo han tergiversado. Así como la democracia, vilipendiada cotidianamente por aquellos que dicen defenderla, es un bien público que debemos defender por principio, la autonomía universitaria es un principio de legalidad fundamental para que exista en este país, así como en todos los países que valoren la ciencia y el conocimiento, una cátedra universitaria libre de las interferencias políticas del Poder Ejecutivo.
          Dicho todo lo anterior, es claro que como funcionario precarizado de las universidades estatales, veo todo el abuso que existe y creo que esto debe, y se puede, reformar. Pero el proyecto de Ley de Empleo Público no busca resolver estas cuestiones dilemáticas, por el contrario, estoy absolutamente convencido de que las agravará, ya que el proyecto oculto es la destrucción de las universidades públicas como proyecto societario. De hecho, esto ya viene ocurriendo hace años y la ley ahora en debate será la palada de cal.

  2. La autonomía no está en discusión, dejen de decir mentiras para seguir protegiendo sus privilegios abusivos, lea bien el alcance del proyecto.

  3. Esto lo redactó un egresado de la UCR que se cree toda la lavada de cerebro que pasan diciendo en clases y vía correo. Yo que estudio ahí ya me tienen cansada con la manipulación y los carajillos son tan tontos que lo creen. El discurso de la autonomía universitaria ha sido un recurso de manipulación para creerse intocables. Ya está bueno tanta alcahuetería. Hay demasiada argolla, burocracia, pésimo servicio. Ya demostraron que no son capaces por si mismos de hacer las cosas bien. Algo que me hace mucha gracia es que ahora usan el discurso del «neoliberalismo» jajaja sin tener idea qué es. Acaso no se dan cuenta que las U públicas son las más neoliberales. La FEUCR en vez de dar boletines educativos pone a gays a dar tutoriales de maquillaje en facebook para ser «inclusives» y son pro de todas esas modas alienadas al consumo de tal forma que si un muchacho de campo estudia ahí, mágicamente piensa igual que todos. Si todos piensan igual dónde está la dizque «libertad de cátedra». Ya aburren con esos discursos. Los tiempos cambian y las leyes no pueden ser las mismas toda la vida. Ya son muchos funcionarios con privilegios. El TEC es más bueno, la UTN si prepara para trabajar y reciben poca plata porque todo se lo deja la UCR con sus altos salarios, porque ni en becas se va esa plata. Ya dejen de ser tan ilusos.

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