sábado 20, abril 2024
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En las puertas de una gran catástrofe ambiental y sanitaria

En medio de las manifestaciones cotidianas que evidencian la existencia de un fenómeno caracterizado, tanto por sus múltiples causas como por sus innumerables efectos, a veces difusos o casi imperceptibles, o más bien temibles en su singularidad en otros momentos o circunstancias particulares, podemos constatar también que para un gran sector de la población pareciera no ocurrir nada, todo esto tal vez porque muchas gentes no logran entender o percibir siquiera algo de su complejidad y alcances universales, los que han puesto de cabeza todo el orden, y las maneras de considerar una cierta “normalidad” que no existe más, pero a la que resulta muy difícil o imposible renunciar, por eso se insiste en seguir actuando como se hacía habitualmente desde tiempos inmemoriales, tal vez esperando la llegada de una catástrofe, aunque siempre con la expectativa de que no nos alcance.

Sucede además, que pese a todo, la naturaleza nos está notificando que la presencia de la especie humana, la que arrastra en su caída a otros seres vivientes, ya no forma parte de la “normalidad” de la vida misma sobre el planeta, de donde se desprende que ¿o la humanidad se adapta a la presencia de estos agentes patógenos que pueden resultar muy letales en algunos casos o simplemente desaparece? Si bien, lo que estamos afirmando no es un hecho inmediato, ahora sabemos que incluso con las llamadas “vacunas” no está garantizada la inmunidad de la especie entera. ¿la mascarilla o la escafandra se volverán algo permanente, al haberse vuelto el planeta tierra un lugar “menos habitable”? ¿será todo esto apenas una parte de una degradación a largo plazo que nos conducirá al fin de nuestra especie sobre la tierra?

Con este asunto de la llamada “pandemia del Covid-19”, la primera en la historia de la humanidad que alcanza de verdad unas dimensiones universales totales, cosa que no ocurrió siquiera con la temible gripe española de 1918-1920, estaríamos llegando a los límites o alcances biológicos de la existencia humana sobre la tierra, pero también los de orden social y económico, por lo que de aquí en adelante muchos supuestos con los que hemos venido operando no pasarán de ser eso, enunciados que se asumen pero serán cada vez más difíciles de validar.

Las élites ligadas a los intereses del capital financiero se preparan para una especie de relanzamiento total (great reset) de unas relaciones sociales y políticas, cada vez más degradadas, y que podrían lanzarnos hacia grandes hambrunas, nuevas guerras interminables u oleadas migratorias masivas, a todo lo ancho y lo largo de la geografía mundial. En ese punto no sólo estamos fuera la “normalidad” aceptada por la naturaleza sino que la convivencia social estaría llegando a sus límites más extremos, como sucede en muchos países de la región, un ámbito donde los grupos de poder económico y político están aprovechándose del pánico, originado a partir de un difuso miedo a la muerte por causas epidémicas, para poner fin al estado social derecho y a las políticas que mejoraron las condiciones de vida de las grandes mayorías, sentando las bases para un pacto social que duró muchas décadas(caso de Costa Rica entre otros países).

Las sindemias periódicas, originadas por las carencias sanitarias estructurales que aquejan, con más o menos agudeza, a grandes sectores de la población latinoamericana y planetaria, vienen a agravar un cuadro al que se une la hostilidad de las élites regionales hacia la legislación internacional en materia ambiental y el intercambio de información unido al acceso al derecho efectivo que se traduzca en la aplicación de esa legislación (Nicolas Boeglin, dixit). De ahí el estallido reciente, entre algunos sectores empresariales (representados por la UCCAEP) y hasta de grupos integristas religiosos con representación política en el parlamento (el caso de Nueva República, de Fabricio Alvarado) contra el  “Acuerdo de Escazú” sobre el medio ambiente y su protección, suscrito aquí en Costa Rica por numerosos países latinoamericanos, el que habiendo sido impulsado por Chile y Costa Rica,  ahora encuentra grandes escollos en esos dos estados que no lo han ratificado todavía, cosa que si hicieron Argentina y México. Estamos avisados: los que quieran oír que oigan, los que quieran ver que vean.

(*) Rogelio Cedeño Castro, sociólogo y escritor costarricense.

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9 COMENTARIOS

  1. A veces me interrogo, no sin cierta alarma ¿para qué público?o ¿para qué tipo de lectores estoy escribiendo? sobre todo cuando obtengo como respuesta el silencio, un silencio que dice mucho más de lo alguna gente pudiera pensar. Es entonces cuando pareciera que es inútil tratar de razonar en voz alta, con argumentaciones coherentes y contanto con el apoyo de la ciencia, del bagaje científico que la humanidad ha acumulado durante siglos. Esto más grave cuando a la distancia oigo un coro de voces, anónimas por lo general, tratando de desautorizar en una especie de akelarre, las opiniones de un distinguido médico que también escribe y colabora con esta sección de opinión.

  2. De Marc Vandepitte en REBELIÓN: «Las perspectivas favorables que teníamos a finales del año pasado se basaban en la esperanza de poder crear con bastante rapidez una inmunidad de grupo gracias a las vacunas, ya fuera por vacunación, ya fuera por una exposición en el pasado al virus (1). La inmunidad colectiva hace desaparecer el virus. En un principio se pensaba que bastaría con inmunizar a entre un 60 % y un 70 % de la población para lograrlo, pero con las nuevas variantes y en base a nuevos conocimientos, este porcentaje tendrá que ser mucho más alto e incluso se considera la posibilidad de que no alcancemos nunca la inmunidad colectiva.

    En primer lugar, la inmunidad inducida por la infección disminuye con el tiempo. También es el caso de los demás coronavirus. Varios estudios demuestran que la inmunidad actual inducida por la infección se mantiene al menos seis meses y en las personas que han tenido síntomas graves la duración es de al menos ocho meses, tras lo cual la inmunidad puede disminuir y desaparecer. Por otra parte, los resultados obtenidos en Sudáfrica y Brasil han demostrado que una infección previa ofrece una inmunidad débil contra las nuevas variantes. Esto significa que queda la vacunación como medio de obtener una inmunidad de grupo duradera. Pero para ello tenemos que salvar al menos cinco obstáculos.»

  3. La incertidumbre generada por el tema de la vacunación en el caso de la actual pandemia ¿no se descarta que hayan otras? es enorme: una discusión que va desde si se puede afirmar que de verdad se trata de una vacuna en estricto sentido, en caso de serlo, ¿cuáles son los alcances de su inmunidad?. En general, las vacunas se han aplicado en el mundo después de varios años de investigación y pruebas, la intensidad y los temores originados por la presente amenaza (irreal para algunos) se ven aumentados por los intereses en juego, aquí ha habido que forzar las cosas como resultado del pánico y la afectación en todos los órdenes de la vida social. La industria farmaceútica junto con la producción de armamentos son de las más rentables en el mundo de hoy, para este gente las ganancias son lo primero, aquí el mercado es la ley.

  4. Estimado Rogelio, efectivamente el panorama es mas que sombrío. Recogemos lo que hemos sembrado como homo economicus, tan violento como depredador. No se trata de acciones paliativas sino de cambios radicales que no se avizoran. Los llamdos a la fraternidad y el cuido de la mdre tierra parecen voces en el desierto, particularmente del papa Francisco. Pero, a pesar del silencio como respuesta, tenemos que persistir en esta busqueda en favor de la vida.

  5. De Alcides Conejo: «Una reflexión acorde con la situación psico social- en crisis de pandemia Rogelio. Freud, decía que el inconsciente ( figura intrapsíquica) se cree así misma inmortal y cuando ve la muerte, la ve desde los “otros Nunca como la propia muerte, ese mecanismo de soslayar o denegar la propia desaparición está a la orden del día en quienes fantasean que todo es como si nada pasara…. Saludos!»

  6. De Heidi Latute Venegas:Cómo bien sabés no comparto la visión de la catástrofe sanitaria. Más bien considero con muchos otros que es una #plandemia y que es urgente #despertar

  7. Nunca dije que esta fuera sólo una catástrofe sanitaria, una especie de sindemia agravada. Esta pandemia, única en la historia de la humanidad, es el fenómeno o evento total( Ver mi texto El paradojal destino de la sociología contemporánea VII) más temible del que se tenga memoria colectiva.

  8. «Vi todo eso y me puse a reflexionar en todas las actividades que se han realizado bajo el sol durante todo el tiempo que el hombre ha dominado al hombre para su propio mal» Eclesiastés 8:9
    Por lo visto, las palabras bíblicas, tienen mucha razón.

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