jueves 28, marzo 2024
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Del arte rupestre a la internet

Hace pocos días leía un comentario en un foto sobre fotografía, era un comentario normal para nuestros días, donde todo se cuestiona incluso los cuestionamientos mismos, nada escapa a la crítica, varía el matiz desde el dulce inquietante hasta el verde bilioso. “¿Por qué pensamos que cualquiera puede ser fotógrafo?” La respuesta a una interesante explicación de cómo las cámaras de los celulares, van a dejar en breve olvidadas las cámaras fotográficas “profesionales”, en pocos años el salto cualitativo y cuantitativo lo demuestra. 

Hemos habitado este atrozmente deteriorado planeta, al menos eso se cree, por menos de diez mil años. Creo en la evolución, pero no ha quedado aún claramente demostrado cómo funciona. Hemos evolucionado de una manera vertiginosa las  últimas décadas, parece que cada vez es mayor ese modo evolutivo. De lo de la fotografía, queda claro la voracidad innecesaria de los fabricantes de cámaras digitales, variando de tal modo, que a la cámara XX no le servía el cargador de su antecesora la cámara X, la carestía de los equipos estaba principalmente en su obsolescencia, no alcanzaba el usuario novel a conquistar el primer lugar, siempre quedaba rezagado. 

 

Tuve muchas experiencias como aficionado a la fotografía y logré ver que la más espectacular la tomé hace ocho años con mi teléfono, eso me llevó a cuestionar la evolución de la fotografía y pese a tener cámaras profesionales, hoy por hoy soy casi totalmente celular, porque es lo que menos me estorba y lo que puede darme la oportunidad de grandes fotografías. Todo mundo ha ido incursionando en el arte de la fotografía y la escritura, las redes sociales si bien han sacado el lado oscuro de la humanidad, han hecho que la cultura esté al alcance de la mano, hemos tenido una verdadera democratización de la cultura a todo nivel.

 

Cuando miro mi biblioteca, lugar donde paso mis momentos más sublimes, acepto 

que es un cementerio de elefantes, hoy día todo eso está a un clic gracias a la internet. Indistintamente de cuán nocivo o beneficioso pueda resultar mucho material, está ahí a mano, es alcanzable. Lo primero de este alucinante mundo tecnológico, fue dar acceso fácil a la comunicación a las masas, mediante la telefonía celular, luego se implementó la internet fija y después en nuestro propio bolsillo.  

 

Desde luego esta evolución ha traído a muchas mentes atónitas la idea de conspiración por doquier, nadie piensa que simplemente puede estar ahí y nada más; hemos visto reflejado a raíz de la pandemia del Covid 19, la innumerable cantidad de tonteras en video, en artículos y desde luego en las redes sociales. 

 

En 1991, la revista Newsweek decía esto, de manera premonitoria: en menos de dos décadas quien no penetre el mundo de la informática, será un ser analfabeta. Dicho, ha venido esa realidad a quedar patente. Por ejemplo, en la medicina, los pacientes llegan con un cúmulo de conocimientos enorme, a veces muy errados, pero ahí están, dispuestos a sacar lo mejor o lo peor del médico. 

 

Hace muchos años, un antropólogo profesor de mi hija mayor, decía y con mucha verdad: “los médicos creen que todo aquel sentado frente a su escritorio, es un ignorante”. Realmente es esa una realidad, aunque ha tenido que cambiar, ya nadie puede atender pacientes si no tiene una adecuada preparación académica y una correcta práctica profesional, ya yo diría que todas las profesiones tienen esa condición dentro de ellas.

 

Los seres humanos hemos tratado siempre de trascender, como sea, pero no pasar desapercibidos, le tenemos pavor a la invisibilidad, al final, a la muerte y el olvido. ¿Por qué razón? Porque sencillamente hemos alimentado siempre un ego más grande que nosotros mismos. 

 

Cada vez me cuesta más comprar un libro nuevo, porque las ideas que se ponen por escrito, son una copia de otras y esas de otras y así al infinito, te das cuenta en la página quince, que esa idea la habías leído en otro libro. Es así, como libros impactantes ya cuesta que aparezcan en nuestras manos. Desde joven fui asiduo lector de La Prensa Libre y de La Nación, principalmente de los artículos de opinión, pero el manejo tan deficiente ha hecho que uno emigre a medios de comunicación electrónicos, son más fáciles y más ecológicos. No hay periódico malo ni periódico bueno, hay periódicos nada más, y no como Oscar Wilde decía, que él amaba leer la verdad y por eso no leía los periódicos, no, el caso suyo fue resultado de un injusto juicio mediático, que lo terminó, como escritor, como padre y marido, sumiendo en un sucio rincón y viviendo de la caridad de algunos de sus amigos. 

 

Claro que hay mentiras y verdades, pero el arte de pensar hace que cada quien saque lo bueno y lo malo.

 

¿De dónde han sacado muchos que la actual pandemia es culpa de George Soros y Bill Gates? No lo sé, imagino que de la mala información, porque estos dos al menos, son de los menos ricos de los ricos grandes. ¿Que hay muchas personas enriqueciéndose con la pandemia? Claro, eso siempre es así, igual que con las guerras, el SIDA, el Cáncer, la Malaria etc etc.

 

Cada vez que observo imágenes de arte rupestre pintado en cuevas prehistóricas, imagino cuántas maneras habría de identificar cada una acorde a las vivencias de cada miembro del clan; por otro lado todo el orgullo que tendría en su interior aquel artista prehistórico.

 

En realidad hemos cambiado poco, lo que ha evolucionado es nuestro entorno.

(*) Dr. Rogelio Arce Barrantes es Médico.

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2 COMENTARIOS

  1. El acceso a la información ha avanzado más rápido que la capacidad evolutiva de análisis de esta información, nuestras mentes están rezagadas frente al ataque tecnológico de información (y des-informacion).
    Antes para publicar algo en algún medio había que cuidarse mucho de la represalias legales, ya que los principales publicadores eran empresas y gobierno, ahora cualquier patas vueltas publica la primera tontera que se le ocurre y no hay consecuencias, es un arma de doble filo la libertad de expresión, hay que evolucionar mentalmente para caer presa de la des-informacion.

  2. Hemos habitado este planeta por menos de 10.000 años??? Hablando de pinturas rupestres, las más antiguas rondan los 40.000.
    La evolución no es un tema de creencias como el creacionismo, se entiende o no se entiende, y aunque no se puedan conocer todos sus secretos nunca deja de existir a pesar de tantos que dicen no creer que exista. Y sí, ha avanzado mucho en la población en general la capacidad de adquirir información y modificar el ambiente, aún así no ha cambiado el desconocimiento general de la historia humana, se desprecia el hecho de que somos animales moldeados por milenios de evolución adaptativa a ambientes que ya no existen ni existirán, entonces se trata de perpetuar y excusar mediante creencias ese comportamiento animal, instintivo, emocional, reaccionario, y se le pone la etiqueta de demonio ó dios. Ha sido en momentos de cambio extremo en que la capacidad de evolucionar ha salvado nuestra especie, ahora el cambio que necesitamos no es físico, la nueva evolución de ser humano no necesita adaptaciones físicas extremas, simplemente adaptar nuestra ventaja evolutiva (la inteligencia) a nuestras capacidades y necesidades actuales, por eso me gusta creer que la evolución del homo sapiens sapiens, será algo así como un homo sapiens ad astra (con el perdón de los taxonomistas). Una especie que comprende que puede y debe crecer en el universo, que comprende que necesita una gran diversidad genética y mucha cohesión entre sus individuos y sociedades para sobreponerse ante el indiferente caos de la naturaleza y todas las dificultades para la vida que en ella se encuentran.

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