martes 23, abril 2024
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¿Para votar? ¡Espabilémonos, yo le ayudo!

Vea, yo le ayudo un poquito para lo que tiene que ver con escoger partido, saber qué es lo que está haciendo y dándole algunos consejos, pero ni loco le voy a sugerir a un candidato y no por nada, sino porque no quiero morir a patadas y que me deje tirado ahí en la vía pública cuando usted vea lo que le pasó por haber votado por esa persona.

Y por cierto, todo lo que opino es hipotético y cualquier parecido a situaciones, objetos y personas reales es mera coincidencia.  Es todo basado en mis conocimientos de una vida tanto en la vida pública como en la privada respecto de la política electoral, pero sobre todo en mis desgracias y necesidades y es que no sé por qué para mí desde que era chiquito la palabra “sufragio” significaba “sufrimiento”.

Lo primero es que no lo agarren de chancho.  Que yo sepa, desde 1856 ningún ciudadano ha escogido a ningún candidato ni a presidente ni a diputado;  no lo permite la ley.  Pero ¿quiénes hicieron la ley?  Esos que la hicieron así…¡podían no los condenados!  Y, bueno, hablando de eso sepa que nadie que yo conozca ni nadie de mi familia ha hecho leyes como ciudadano ni ha podido presentar candidato a nada, para que no nos echen los clavos a nosotros;  después le digo quiénes somos “nosotros”, no por teléfono ni por correo porque ¡va y están intervenidos!

Como elector, entonces, debe saber que no escoge ni sugiere.  Le escogen y le sugieren.  Pero no hay problema porque en la república democrática todos somos iguales y todos tenemos los mismos derechos ante la ley;  lo dice la misma Constitución.  Entonces por lógica e inteligencia simple todos podemos aspirar a ser diputado, ministro presidente, director de una autónoma, etc.  En términos prácticos esto significa que da lo mismo quien quede porque si somos todos iguales ¡somos iguales todos, carajo!  Entonces ¿da o no da lo mismo quien quede?  Esa es la salvada.  Ahora, la gente ha dicho siempre que lo que pasa es que hay unos más iguales que otros.  Pero no es realmente eso sino que hay una especie de sistema de puntos o como de ganar millas en turismo según la cantidad de dinero que usted tenga.  Pero tampoco eso es problema:  ¿se le olvidaron las loterías, los chances y los tiempos? Para eso son y ahí están (bueno, los casinos y los juegos de azar también, las apuestas, etc.), todo legal y al alcance de todos;  una oportunidad democrática para todos;  usted puede convertirse en millonario y poderoso instantáneamente;  así nos lo aseguran y así es.  En mi caso no sé de primera mano porque desde que llegaron los primeros inmigrantes de mi familia en los 1800 hasta ahora nunca nadie que yo conozca ha pegado ni el primer premio ni el segundo ni el tercero aunque la han pulseado tieso y parejo;  ahora, el de consolación…tampoco, pero hay que pensar positivamente y no perder las esperanzas;  claro, tienen más probabilidades de ganar los que tienen más “puntos” y compran más enteros pero también está la suerte y hay coincidencias entre la suerte y tener más “puntos”… 

Ahora, pregunte a toda la gente que conoce cuál diputado en la Asamblea es el que la representa o representa a su barrio y tiene la obligación de darle audiencia para plantearle cualquier cosa.  ¡No hay tal!  No tienen la obligación legal de darle audiencia y escucharlo.  Haga la prueba y verá.  Yo lo he intentado por años y la última vez fue el año pasado en que una de las diputadas de moda me prometió recibirme y lo fue posponiendo hasta que ya se virtualizó y digitalizó la promesa.  Antes de eso, hará unos quince años lo más que logré y porque tenía una pata fue que me recibieran unos del equipo de asesores de un diputado (que por cierto había sido amigo mío pero que ya había virtualizado esa amistad hasta hoy). 

Y hablando de promesas ya desde la antigüedad se venía experimentando con cosas virtuales, pero es que ahora ya está totalmente digitalizado todo el sistema;  todo virtual para mayor conveniencia y sobre todo las promesas, los puentes, las carreteras, etc.  Y con esto de la impresión 3D hasta la alimentación virtual digitalizada:  un pantallazo del mejor plato gurmé o de un banana esplid, impresión en 3D y listo;  supongo que ya están trabajando en tintas comestibles;  mejor que express a domicilio.

Ahora, la parte intelectual, muy importante:  si ningún partido representa sus convicciones, su ideología, su religión o lo que sea suyo no se deje engatusar:  la ley no lo puede obligar a pertenecer a ningún partido (los partidos son sociedades privadas) ni a ningún pensamiento determinado.  Pero quieren obligarlo a ir a votar.  Entonces use la inteligencia:  para el país, los partidos, el Estado y para usted es más caro ir a votar en blanco, en términos de plata, transporte, papelería, recuento de votos, los sacos esos en que llevan las papeletas que se llaman ya ni recuerdo cómo, etc., que no votar del todo.  Y ese costo mayor que tiene la contabilización de los votos en blanco después se lo cobran en impuestos pero que se llaman de muchas formas para que usted no se dé cuenta:  derechos, licencias, cánones, cuotas, contribuciones, enteros, boletas, permisos, etc.  Hablando en plata todos esos son impuestos.  ¡N’sevagüebaruno!  Y la ley tampoco puede obligar al ciudadano a pagar más por algo por lo que puede pagar menos.  Pero todavía menos en la condición de miseria económica en que estamos. 

Entonces vea, tome en cuenta estos factores.  Yo, personalmente me lo resuelvo del modo más primitivo y práctico.  Si voy a votar por algo o alguien en cualquier ámbito simplemente me decido por el que me parece menos matrafulero y menos chapa porque ese que quede es el que va a tener que ir a medirse en las capitales del mundo con los dueños y líderes de las potencias mundiales que son más jugados que el doble cero y no puede quedar ahí como un baboso y encima del Tercer Mundo;  tiene que saber alguito de protocolo, etiqueta, idiomas, historia y política mundiales, cocina, economía;  bueno y también que no sea como muy feo que digamos.  Suerte. 

(*) Orlando García Valverde es Traductor-Intérprete Oficial

 

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1 COMENTARIO

  1. “sufragio” significaba “sufrimiento” ,así es , yo estoy sufriendo por haber votado por Carlos Alvarado , lo peor de todo es que fue mi primer voto,fue horrible , fue horrible, lindo comentario, me gusta como usted escribe , me da mucha confianza.

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