jueves 18, abril 2024
spot_img

Trabajar, trabajar y trabajar

De cal y de arena

Fue promesa central de su mensaje de asunción al poder. Aquel 8 de mayo de 2018 don Carlos Alvarado Quesada asumió la Presidencia de Costa Rica y empeñó su futuro –en un grito casi que deseoso de alcanzar las fronteras- con la promesa de maximizar sus jornadas diarias bajo la vocación de TRABAJAR, TRABAJAR Y TRABAJAR.

Es posible que en su fuero interno, el presidente Alvarado esté convencido de que ha trabajado al máximo. Pero, ¿habrá evaluado la calidad de su trabajo?; ¿se cuestionará en punto al trabajo en equipo (ya que las dimensiones de las tareas puestas en sus manos demandan un trabajo en equipo) y de cuánto le aportan  sus cercanos colaboradores a ese trabajo en equipo?; ¿tendrá un amigo del alma que le hable con franqueza de lo que se percibe en el común denominador de sus gobernados acerca de su trabajo, ya no por un sentimiento sino por una razón?.

Todo trabajo exige una evaluación del desempeño, desde el más humilde hasta el asignado al Jefe de Estado. Por ejemplo, un palero debe detenerse a valorar su rendimiento, la calidad de la recava, si sigue el perfil del declive, si el material queda a buen recaudo de un fuerte aguacero que lo retorne al zanjo. El jefe de gobierno también. 

Y en ello es importante la calidad de quienes le rodean y su capacidad para separar la paja del grano, la forma del fondo, de modo que al mandatario le llegue una información que complemente su propio razonamiento.

No es que don Carlos sea una estrella de seis puntas en el juego de la política; no fue sino por una conjugación de factores que inesperadamente salió electo en abril de 2018, en una jugada con características propias de una carambola de mesa de billar. Con esas sus limitaciones, con una fracción parlamentaria reducida a diez bancas (por cierto, nada homogéneas), con el legado nada promisorio de su compadre Solís, casi que sin “hoja de ruta”, don Carlos Alvarado de pronto vio que con esa su caballería no iría a ningún buen puerto, por lo que trató de armarse con todo aquello que le fuese de menester para evitar que el cuarteado edificio le cayese encima.

Abrió su gabinete, por cierto con magros resultados. Mejor le fue a la hora de construir una plataforma básica para intentar la refacción del edificio. De afuera, desde las otras tiendas de las que salieron ideas y respaldos políticos, el presidente Alvarado pudo forjar los proyectos de ley llamados a sanear las finanzas públicas, la economía del país y los maltrechos equilibrios sociales. Pero aquello fue una tarea parcialmente eficaz; quedó bastante pendiente.

Lo cual, precisamente, se terminó de agriar con la llegada del azote de las finanzas públicas, de la economía y de la salud: el covid-19.

Costó “un huevo” que en las intimidades presidenciales entendieran el desafío inopinadamente llegado y que era urgente decidir qué hacer, qué rumbo tomar, con quiénes compartir el esfuerzo, de qué modo manejar las relaciones políticas –con los partidos y con los poderes fácticos-.

Costó “un huevo” que se decidiera por tocar las puertas del Fondo Monetario Internacional. Y cuando lo hizo, decidió hacerlo en torno a un conjunto de medidas que más parecían sacadas de la chistera porque ni habían sido forjadas en la academia ni en los estamentos políticos ni en el regazo de los poderes fácticos (sindicatos de empresarios o de obreros, digamos). Y de nuevo, he ahí al país arrastrado a un pantano porque el Presidente de la República no se percató de que aquel amasijo de compromisos fraguados en cuestión de unos pocos días y a la carrera por gente sin experiencia política, carecía gravemente de los apoyos políticos fundamentales en algo tan complicado como difícil. Los hechos están evidenciando que lo negociado con el FMI –así como está- no tiene los indispensables apoyos políticos a resultas de sus debilidades en  sus contenidos y de su desconexión con una realidad fatigada social y económicamente.

¿Y qué hace el presidente Alvarado Quesada? Confinarse en la maltrecha oferta que sus cuates le hicieron al FMI y no abrirse a revisar contenidos y a estructurar una nueva plataforma que sí sea realista y realizable por sus alcances y por su palatabilidad para los conglomerados parlamentarios, partidistas y gremiales llamados a emprender el rescate de las finanzas públicas, de la economía nacional y de los equilibrios sociales.

Claro, el presidente Alvarado Quesada podrá decir que está TRABAJANDO, TRABAJANDO Y TRABAJANDO. Pero no se ocupa de una disección cualitativa y cuantitativa de lo que significa TRABAJAR BIEN.

(*) Álvaro Madrigal es Abogado y Periodista

Noticias de Interés

3 COMENTARIOS

  1. Tal vez está trabajando y trabajando para terminar de hundir el país, esperemos que en el 2022 termine esta pesadilla de gobierno, yo estoy enfermo de tanta maldad hacia el pueblo.
    Excelente opinión Don Álvaro Madrigal

  2. Desde el 8 de mayo de 2018 empezó la verdadera peste , matando la democracia de este país y matando de hambre al que menos tiene , se abrió las puertas del infierno con el gobierno de los millennials, los más preparados , pero para llevarnos al despeñadero

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Últimas Noticias