martes 23, abril 2024
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Eunice Odio y Yolanda Oreamuno, sus huellas y el presente

Hay un bellísimo cuento costarricense de más de cien años de vida, denominado “Para justicias, el tiempo”,  del escritor costumbrista Manuel González Zeledón, Magòn. Si bien el contenido de la obra poco tiene que ver con la actividad que nos convoca hoy, he de decir que el título sí nos sirve para enmarcar este acto de justicia, que juventud y educadores pretendemos llevar a cabo.

El giro de la rueda del tiempo y su inexorable paso, afortunadamente no han logrado el penoso anhelo de unos pocos, para que la sociedad costarricense del siglo XXI no reconozca como hijas suyas a estas dos grandes mujeres, cuyo legado histórico va más allá de lo literario. Que ni la soledad ni la indiferencia sean más compañeras de viaje de Eunice Odio y Yolanda Oreamuno. Ambas crecieron en una sociedad que no les comprendió, que no les entendió. Si bien es cierto, muchos elementos de aquella lejana sociedad, cerrada, aldeana, mojigata y hasta hipócrita, han sido superados, aún persisten fuertes rasgos del patriarcado y del machismo, donde niños y mujeres eran considerados poca cosa, ambos, patriarcado y machismo, deben ser combatidos con todas nuestras fuerzas y de esa manera con nuestros esfuerzos contribuyamos a la construcción de una sociedad más inclusiva y solidaria,  que plantee la existencia de hombres y mujeres desde la visión de una nueva masculinidad, que entre otras cosas,  empareje las cargas en el cuido de la naturaleza y de los más débiles, sean estos ancianos enfermos, personas con discapacidad y párvulos.

Hoy, intentamos saldar, aunque sea una parte, la deuda histórica que tiene este país con Yolanda y Eunice. Vilipendiadas, criticadas y señaladas por una sociedad que no veía más allá de sus propias narices, sociedad que ha cargado en sus hombros,  gruesos fardos de ignorancia e intolerancia. Su obra literaria, cultural y humanista desafortunadamente debió ser desarrollada lejos de su patria, en otros lares donde fueron acogidas y valoradas con mayor comprensión y respeto.

La magnitud de su obra y contribución al desarrollo de un mejor país, de una sociedad más fraternal y a que seamos mejores personas, algo con lo que siempre soñaron, es una tarea inconclusa. El currículum de la escuela costarricense debe darles el verdadero lugar que merecen. En el caso de Eunice; México y Guatemala principalmente, se nutrieron de su valor cultural. Muchos de sus poemas fueron publicados en la obra inigualable Repertorio Americano. Sobre Yolanda, su Ruta de Evasión representa apenas, un tímido acercamiento de nuestra juventud con su obra literaria.

Hoy, ambas Yolandas, invitan a nuestra juventud a que sea disruptiva, que no sea conformista y que sea capaz de construir su propio destino a través de nuevos derroteros. Ellas vivieron y soñaron el futuro. Hoy ustedes, jóvenes, viven mucho de lo que ellas intentaron construir.

Nuestro compromiso por construir ciudadanía plural, respetuosa y promotora de  derechos humanos, ha de ser inclaudicable e imperecedero.

(*) Javier Francisco Cambronero Arguedas es Educador

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