El Rey está desnudo

Lo que en el momento presente está sucediendo en Afganistán me recordó el cuento de Hans Chirstian Andersen, y que se refiere al tremendo engaño que lograron realizar unos pícaros, hasta el momento en que la inocencia de un niño logró romperlo con una sola frase: el rey está denudo.

Veinte años de guerra, trillones de dólares gastados, cientos de miles de muertos, y una destrucción devastadora, para terminar perdiendo esta guerra absurda e infructuosa, como son todas en realidad, para solamente mantener a flote la conglomerado industrial armamentístico del imperio norteamericano, que realmente es la razón que justifica el que se hayan mantenido envueltos en conflictos armados desde la guerra con México.

Cada vez está más claro, a pesar de los enormes esfuerzos de la industria cinematográfica de Hollywood, que la única guerra que los norteamericanos han ganado fue la del Japón, y ello porque dejaron caer dos bombas atómicas sobre ciudades indefensas. Porque la Segunda Guerra Mundial, al menos en lo que a Europa se refiere, la ganaron realmente los soviéticos, perdieron la guerra de Corea, perdieron la guerra de Vietnam, hicieron el ridículo en la invención de la guerra de Irak a base de mentiras, y ahora tratan de justificar su retirada de Afganistán.

En lo único que vergonzosamente han triunfado ha sido en las invasiones a pequeños e indefensos países, para imponer sus intereses imperiales, como fue el caso de Panamá, para señalar uno solamente. Y les tiemblan las piernas cuando realizan amenazas rimbombantes contra Cuba y Venezuela, pues reconocen tácitamente que no pueden ganar en aventuras descabelladas contra pueblos que llevan decenios de sufrir la imposición de medidas que atentan contra los derechos más elementales de ambos países, y simultáneamente han desarrollado un odio visceral hacia quienes les han impuesto sufrimientos injustificados.

También debemos recordar las destrucciones causadas a países como Libia, y la complicidad en la sistemática desaparición de Palestina (que por cierto le cuesta a los contribuyentes norteamericanos miles de millones de dólares, a través de la ayuda a Israel), haciéndose acompañar de sus súbditos europeos, que a su vez con compinches en el negocio de armamentos.

El Rey está desnudo, no cabe la menor duda, como en el cuento de Andersen. La decadencia está cada vez más visible, la inseguridad global depende hoy solamente de la existencia de Rusia y China, únicos que se atreven a enfrentarse al imperio y ponerlo en su lugar, por más que los grandes conglomerados informativos llevan decenios haciéndonos creer que son el imperio del mal, según sus propias palabras.

Lo asombroso es cómo países minúsculos como el nuestro, que alinean su política exterior a los dictados del imperio, son víctimas del enorme engaño que se fomenta a través de los conglomerados informativos, con la complicidad de los medios locales. La ausencia de pensamiento crítico sustenta la ignorancia cómplice que padecemos. 

(*) Alfonso J. Palacios Echeverría