Costa Rica conmemoró el 15 de septiembre 200 años de la independencia política de España. Las celebraciones institucionales fueron rimbombantes, por lo alto, lo bajo y alumbradas por la prensa.
Hace 200 años, Costa Rica dejó de ser formalmente una colonia y se convirtió en una democracia criolla insuficiente.
La Costa Rica del bicentenario, la Costa Rica imaginada. La de las luces artificiales y del buen vestir. La de la estética criolla.
La Costa Rica mítica, de los igualiticos y hermaniticos. La de la puritica vida. Todo colorido y tan hipócrita.
Abundancia de juegos pirotécnicos para unos cuantos, mientras la oscuridad, el sufrimiento y el silenciamiento de la exclusión, para miles de personas empobrecidas, sin acceso a la vida digna.
La Costa Rica desigual, la de las banderas, la patria pacífica y diseñada para creer sin ser. El país del bicentenario criollo, violento contra pueblos indígenas y grupos empobrecidos.
El país empresarial del egoísmo bicentenario, de salarios que no alcanzan. La democracia de la libertad del empoderamiento y emprendedurismo, la aspiración de tocar el cielo y a tener amiguetes políticos o narcos. La Costa Rica de políticos de todo color y tamaño que dan la espalda a la gente.
El país de los fragmentos y segmentos de derechos humanos y reconocimiento identitario sin redistribución de la riqueza. Sin debate democrático.
Todo bucólico y hipster. Tan de los derechos de las mujeres, la Costa Rica de los feminismos prósperos, de las mujeres del éxito y aborto ya, pero sin que importe la pobreza y marginación de miles de mujeres.
Tan LGTBI, de colores pero sin compromiso por vidas dignas que merezcan la pena ser vidas.
La Costa Rica Ideal (como la marca de leche) sin Centroamérica y ojalá sin nicas. La democracia insuficiente, criolla, racista, clasista que destila patriarcado, injusticia y sufrimiento.
Los políticos criollos sean progres o religiosos neoliberales, católicos, evangélicos, brilla el nacionalismo. Sin creatividad, tan neoliberales y egoístas, pero tuanis.
Todo es tan falso, tan imaginario y tan pintoresco.
Los éxitos presidenciales del Bicentenario de la democracia criolla, compartiendo fotos de ciudades alrededor del mundo alumbradas artificialmente de luces blancas, azules y rojas
La celebración. Todo es tan bonito, tan próspero, tan imaginado, tan falso…
Basta de postureo y espejismos. Urge la Justicia social, feminista-antirracista completa y no en fragmentos criollos de hipocresía.
(*) Ana Marcela Montanaro, Jurista y activista feminista.
Una cabal descripción de un escenario y unos oropeles falsos, uno donde una vez caídas las máscaras, tanto como las mascarillas del tal Covid 19, la enorme pesadilla que vivimos comienza a aflorar en todo su horror y equívoco esplendor en este reino de la mediocridad. Le peor de todo, es nuestra candorosa y boba credulidad, también el cinismo y la hipocresía de algunas gentes. Gracias Ana Marcela por ayudarnos a desenmascarar a los poderes fácticos y a su pléyade de cortesanos baratos.
Hola Marcela !! Siempre vivis en Madrid ? Que dichosa !!
Celebrando el bicentenario con un buen vino y jamon de bellota !
Que privilegio,disfrutar de los goces de Europa !
Supuestos comentarios, más bien expresiones cortesanas de un torpe despecho, las que hace alguien que ni siquiera se atreve a dar su nombre. ¿cuál es el miedo? sus expresiones que sobran por no venir al caso de lo planteado. Vivir aquí o allá no desautoriza a nadie para opinar sobre lo que pasa a este lado del océano…no es de queso ni de vinos que la articulista está hablando, el tema es el desastre nacional en este bicentenario tan cacareado por los gobernantes, y una prensa servil que se cuida muy bien de hablar del inmenso saqueo de que viene siendo objeto este pequeño país centroamericano.
Ana Marcela Montanaro, efectivamente así de mal estamos. ¿Por qué no te venís a darnos una mano a los “criollos” de izquierda para construir una justicia social, aunque sea “criolla”?
Felicito a Ana Marcela Montanaro por su diáfana y valiente descripción de una realidad imposible de ocultar. Me sumo a lo expresado por Rogelio Cedeño Castro y rechazo con contundencia e indignación lo que, a falta de argumentos para refutar algo, se le esputa de manera fútil pero agraviante a la autora, apelando a lo que ya se ha hecho costumbre, las descalificaciones ad hominem, la mofa y hasta el insulto. Nada de que sorprenderse cuando proviene de miembros de esa especie de Cofradía o Hermandad multicolor, presente en los principales estamentos del poder político y económico del país. Los que, en el dicho popular, comen del mismo plato y se tapan con la misma cobija. Las descalificaciones y los insultos no son de recibo.
Ana Marcela un saludo una interesante visión la que usted expone:
Efectivamente es importante aprovechar el momento para poner en perspectiva lo que esta pasando en esta CR
Es indudable que el proceso de exclusión y pobreza en que vive una cantidad de la población sigue siendo una situación sin respuesta por eso coincido con usted, entonces se debe celebrar pero no solo desde una visión histórico, sino incorporando los aspectos sociales económicos y políticos de nuestros paises Centroamericanos.
Excelente comentario, ese bicentenario no es mas que la celebracion de la clase política de 200 años en que nos han tenido como esclavos, claro independencia para los politiquillos, no para el pueblo.
Cómo duelen las realidades! Por supuesto que Costa Rica está para ser mejor en todos los aspectos. Cada costarricense necesita empoderarse, dar ejemplo y exigir mucho a la clase política.