jueves 28, marzo 2024
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De lo humano e inhumano en la pandemia

Columna Libertarios y Liberticidas (11).

Tercera época.

Contra toda opinión, presuntamente racional e incluso emotiva, alguna gente (no mucha, probablemente) habría pensado que, ante un peligro tan inminente y cierto de aniquilación para la humanidad entera, o al menos como una amenaza potencial de muerte para los individuos de la especie, como es lo que viene sucediendo en el caso de la presente pandemia del covid 19, lo que hace entrar en pánico a algunos sectores de la población, tendríamos una actitud generalizada ante los desafíos de la lucha cotidiana por la existencia entre los propios seres humanos que implicaría un importante cambio: la posibilidad de que en vez de adoptar, de una manera reiterada, la consabida tonalidad de la feroz lucha por sobrevivir, e ir mucho más allá, acumulando poder y riquezas, se daría algún tipo de impasse que abriría las puertas a la cooperación, la solidaridad y la protección hacia los más desfavorecidos de la fortuna. La verdad es que nada de esto ha ocurrido, y el sólo hecho de mencionar esa posibilidad haría sonreír a muchos, corriendo el riesgo quien así piense de ser tratado cuando menos de ingenuo e inocente, por no mencionar los innumerables epítetos a que tal enunciación podría dar lugar. En síntesis, los límites entre lo racional y lo meramente instintivo no han sido transpuestos, dado que seguimos aferrados a una racionalidad meramente instrumental, aunque acentuada con un importante componente instintivo. El utilitarismo mercantilista viene a ser más poderoso que cualquier otro tipo de consideración, a lo que se añade el llamado altruismo genético que lleva al individuo a proteger únicamente a aquellos que tienen sus mismos genes.

Por otra parte, cabe afirmar que la convivencia entre la especie humana, individual y colectivamente considerada, y el resto de la naturaleza, si damos una mirada ligera al horizonte histórico de nuestro tiempo, se encuentra en muy malos términos. Estamos ante un fatal desencuentro que la mayor parte de las gentes se rehúsan a mirar, o a considerar siquiera.

Buena parte de esta actitud tan generalizada, la de continuar en nuestra cotidianidad cómo si nada estuviera pasando, podría responder a mecanismos de defensa inherentes al ser humano y relativos a la propia estabilidad emocional, pero también a innumerables prejuicios, los que van desde motivaciones “religiosas” o políticas de las más variadas que conducen a rehusar un tratamiento determinado, aunque en otros casos a negar la existencia de una crisis ambiental como la que enfrentamos a escala planetaria, algo que podría estar implicando la lenta consumación de un suicidio colectivo, claro que como un acto del que no se tiene conciencia.

El priorizar el crecimiento económico y el aumento de la producción de bienes y servicios, sin entrar en otro tipo de consideraciones podrían estar llevándonos al abismo, de una manera mucho más acelerada de lo que pudiéramos imaginar. Tal es el caso del llamado calentamiento global y su relación con la intensa deforestación de las décadas más recientes (Bolsonaro y sus amigos en Brasil), la contaminación de los mantos freáticos y del agua de los ríos que amenazan las reservas de este líquido destinadas para el consumo humano presente y futuro. Los tiempos decimonónicos del novelista francés Julio Verne (1828-1905), quien en sus “Veinte mil leguas de viaje submarino”, a través de su personaje el Capitán Nemo, nos hablaba de los inagotables recursos de los mares, son sólo ya un lejano recuerdo.

Las imposibles discusiones entre las más diversas gentes y los encrespamientos de la atmósfera social, cada vez más frecuentes y revestidos de una complejidad creciente a medida que se prolongan la llamada pandemia y sus efectos se tornan más visibles, pero sobre todo porque da la impresión de ser un fenómeno de naturaleza patológica que al parecer llegó para quedarse, con el agravante de que el virus registra numerosas mutaciones lo que hace más complejo producir inmunidad, precisamente por esa condición del tantas veces mencionado agente patógeno.

Convendría recordar al respecto, y a propósito de las discusiones sobre los alcances y posibilidades de la llamada “vacunación”, como un evento que podría no serlo en estricto sentido, algunas consideraciones al respecto del doctor Juan Jaramillo Antillón ( LOS CUATRO JINETES DEL APOCALIPSIS MODERNO Editorial Universidad de Costa Rica San José CR 2000), cuando nos recuerda que “Con el descubrimiento del antibiótico penicilina, el mundo médico se llenó de un optimismo desbordante y llegó a opinar que la era de las infecciones se había acabado y, poco a poco, todas las bacterias patógenas serían destruidas por los nuevos descubrimientos. Olvidaban que las bacterias son los seres vivos más viejos existentes y que conviven con el hombre en su intestino, alimentándose ahí y, a su vez, ayudan a este ser a sobrevivir. Ellas participan en la producción de diferentes elementos esenciales como la vitamina B 12, otras vitaminas y enzimas digestivas para metabolizar alimentos; aparte de combatir bacterias extrañas cuando son ingeridas, colaboran los mecanismos inmunológicos defensivos a nivel linfático de la pared intestinal. Hoy no solo las bacterias no han desaparecido, sino que estas y los virus no responden en muchos casos a los antibióticos. Por otro lado, las bacterias anteriormente susceptibles de destrucción por antibióticos simples se han hecho resistentes como es el caso de los estafilococos, el enterococo, las neisserias, el haemophilus influenzae y otros más; con ello, están provocando gran morbilidad y mortalidad en personas y niños infectados. Posiblemente, la causa fundamental de esto sea el uso abusivo y descuidado de antibióticos, que se emplean para combatir gripes e infecciones simples y, como resultado ello, aparecen las resistencias. Los antibióticos están siendo dados a los animales como los pollos y el ganado de engorde para aumentar su crecimiento, pero, a la vez, al ser ingeridos por las personas están sustancias les crean resistencia o contribuyen a producir alergias” (op.cit p 55). Es decir que la ciencia por un lado ha puesto límites o ha amenazado a los agentes patógenos más diversos, por el otro ha creado resistencia a nuevos tipos de virus, muchos de ellos resultado de las constantes mutaciones que se producen en la naturaleza, razón por la que: “Como corolario de este problema entre seres humanos y bacterias, debemos tener en cuenta que a menos que nos ataquen produciendo enfermedades, debemos tratar de convivir con ellas en nuestro interior y en el ambiente. En este caso, nos usufructúan y nosotros las necesitamos para diversos procesos necesarios para sobrevivir. Lo anterior es un fiel ejemplo de cómo el hombre descubre y crea sustancias salvadoras y a la vez en poco tiempo estas se convierten en un arma de doble filo. De acuerdo con el Centro de Control de Enfermedades de Atlanta en Estados Unidos, 50 millones, de las 150 millones de recetas hechas para antibióticos en ese país, eran innecesarias y contribuyeron a la aparición de resistencias” (Jaramillo Antillón, op.cit).

Es probable que la solución a la presente crisis sanitaria pase por la vacunación voluntaria, asumida en el sentido de la naturaleza experimental de un procedimiento al que hubo que acudir para evitar mayores males en lo inmediato, dejando de lado las posturas o teorías de la conspiración que no hacen más que agravarla. Seguirá existiendo el problema del acceso de los “no vacunados” a ciertos espacios públicos, y la interminable discusión entre la ética utilitarista de algunos, en este caso los que rechazan ese procedimiento y una que busque ocasionar el menor mal posible, siempre en el entendido de que existe un potencial riesgo de ser afectado por el agente patógeno causante de esta crisis, la primera en la historia de la humanidad con estas dimensiones tan aterradoras.

(*) Rogelio Cedeño Castro, sociólogo y escritor costarricense.

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8 COMENTARIOS

  1. Lo siento estaba tomando mis medicamentos, en lo que leí de tantas enfermedades que hay y esta del cobid 19,se que es cierto lo de las carnes que están contaminadas y hay personas que no pueden dejar de comer ,y hay gente la come media cruda asi es peor pero asi somos y es difícil que entendamos ,aunque hay gente como yo que no puedo comprar, gracias

  2. Si yo tengo que preguntar que porque hago esto ,se que no lo dirán pero si sirve de algo para alguien esta bien y si es bueno para mi perfecto ,a mi me gusta escribir y cuento cosas mías aunque hoy no lo he hecho ,saben yo empecé a trabajar a los 13 años ,ya había estudiado mecanografía y entré a trabajar como secretaria para ayudar a mi madre que trabajaba mucho para criar 8 hijos pues mi padre la dejó, que triste

  3. Mi país, el más lindo del mundo ,tenemos lugares preciosos y mucha flora y fauna y la gente es muy especial ,somos gente de campo con muy buenas costumbres y amamos a los turistas y somos caritativos y tenemos pájaros tan lindos y que lo despiertan en la mañana con su dulce canto

    • Todo eso está muy bien y es hermoso, pero sería muy bueno que nos cuidáramos entre todos ante la amenaza planteada por la presente pandemia. Sólo así podríamos seguir disfrutando de esa flora y esa fauna de la que usted habla.

  4. Pregunta, ustedes creen que una persona de 69 años pueda estudia y sacar una carrera ,como idiomas ,o contabilidad,pues no me cuesta la matemática y si es administración de empresas ,yo pienso que puedo estudiar computación si tuviera una computadora yo lo haría, pero otra materia creo que no podría

  5. Quisiera ser más joven y no tener que trabajar tanto y tener la oportunidad de sacar la carrera de enfermería ,que no se párese en nada a lo que quieren que estudie ,el inglés me cuesta mucho y talves si tuviera la oportunidad de poder hablar siempre con alguien en inglés talves podría aprender ,pero no es asi ,aquí no puedo pues no hay nadie que lo hable ,lastima

  6. De Gerardo Villagrán del Corral en REBELIÓN: «Carissa Etienne, directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), y Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) coincidieron en que no se puede predecir que la pandemia de la Covid-19 termine en 2023, ya que todo dependerá de la cobertura de las vacunas.
    Las funcionarias afirmaron que hay que acelerar la inmunización contra el SARS-CoV-2 en la región de las Américas, porque sin salud no habrá recuperación económica sostenible, pero el acaparamiento de biológicos dificulta esa posibilidad, advirtieron. Ante ese panorama, no se perfila que la problemática pueda ser remontada en los próximos dos años, y llamó a la solidaridad entre las naciones de la región, pues la constante durante la pandemia ha sido actuar solos.
    En conferencia virtual en la que se presentó el informe La prolongación de la crisis sanitaria y su impacto en la salud, la economía y el desarrollo social, coincidieron en que hay terribles desigualdades en la cobertura de biológicos.

  7. El asunto más terrible es que las clases dirigentes no sólo permanecen indiferentes a los sufrimientos y asechanzas en el campo de salud que enfrentan las mayorías, sino que están aprovechando esta pandemia para hacer una profunda reorganización del mundo del trabajo, dentro lo que resulta ser un evidente perjuicio para los asalariados, su calidad de vida e incluso su mera supervivencia. Están acabando con lo queda del estado social de derecho y de la reforma social de Calderón Guardia y Figueres Ferrer, un proceso continuo entre la década de los años cuarenta y la de los cincuenta del siglo anterior, a pesar de las diferencias que ambos líderes mantuvieron entre sí.

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