lunes 22, abril 2024
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La prensa en esta zambumbia electoral

De cal y de arena

No por provenir del presidente del Tribunal Supremo de Elecciones la instancia a los periodistas de desempeñar el oficio en términos concordantes con los requerimientos de calidad, es que así debe discurrir el trabajo de estos profesionales. El llamado tiene todos los contenidos de la pertinencia y debe ser, ahora, a propósito de los comicios electorales a los que está convocado el país, y siempre, una constante indeclinable.

En efecto, tal y como lo dijo el Lic. Luis Antonio Sobrado el día en que Costa Rica fue llamada a emprender la ruta de un proceso electoral que –por cierto- tiene características muy singulares, la cobertura de la información debe inspirarse en la necesidad de poner al alcance del ciudadano la noticia debidamente contrastada por la gracia de análisis rigurosos de los elementos componentes de la información de interés público.

Pero que tal puntualización debe ser una constante en la construcción de la información periodística y en su transmisión hacia el público, sin omitir –cosa por infortunio muy frecuente- la observancia de principios básicos y fundamentales en el ejercicio del periodismo: la veracidad y el equilibrio. Esto es, la transmisión de los hechos sin adulteraciones, sin la afectación encaminada a imprimirle un sesgo, y como resultado de contrastar los hechos con cuantas fuentes sea preciso hacerlo.

Así debe ser siempre, no solo a propósito de la información que se genere con ocasión del proceso electoral.

No es sencillo. Menos ahora en que los medios periodísticos no están solos en la sociedad contemporánea; los acompañan una nutrida cantidad de actores en eso que llaman las redes sociales. Si a los medios formales les podemos demandar el respeto a los principios deontológicos del periodismo, a esos otros está muy fuera del alcance de la mano requerirles algo tan elemental como la observancia de la veracidad y el equilibrio (en inglés  el término fairness).

De una u otra manera, el bien inspirado llamado del presidente del TSE no topa con una ruta de fácil tránsito. Haciendo a un lado las redes sociales, el periodismo formal también está expuesto a la afectación de factores que le alejan de la responsabilidad de producir un periodismo de calidad, que contrasta los elementos de los hechos a trasladar al público sometidos a riguroso análisis, con respeto a la regla de la veracidad y el equilibrio.

No hay que llamarse a engaño. No generalizo pero sí apunto el caso de medios periodísticos formales que también caen en el pecado de actuar como instrumentos de persuasión en favor de determinada línea de intereses; no solamente informan, también sesgan para facilitar un objetivo determinado. Hay medios que están en la línea de batalla precisamente para facilitar a sus propietarios alcanzar determinado objetivo. Y si esto se da en las democracias, ni se diga de lo que ocurre en las sociedades donde la democracia es una denominación política sin contenido real, más aún donde la sociedad está dominadas por el autoritarismo.

“La democracia –escribió el ex presidente Oscar Arias- necesita no solo una prensa libre, también una prensa independiente; e independiente no solo frente al poder político sino también –y acaso sobre todo- frente al poder económico… Despleguemos la desconfianza del genuino pensador liberal frente a toda forma de concentración excesiva de poder y no únicamente frente a aquella que ejerce el Estado.”

Emprendido el camino de la elección del presidente de la República y de los diputados a la Asamblea Legislativa con una multitud de actores sin precedentes, la calidad de la información que le llegue al ciudadano para pulir de la mejor manera su decisión en las urnas, fácilmente puede estar comprometida. Es que además del poder económico que está en juego atrás de uno o más partidos jugando sus cartas, también está el poder de los “cacicazgos cantonales” que posiblemente no pongan tanta atención  a la forja de una determinada concepción de lo que tiene que ser y hacer el Estado, como sí al objetivo de satisfacer un apetito personal que bien puede identificarse con un afán de riqueza o con la pasión por imponer el reino de un apellido.

Tantos partidos improvisados, tantos candidatos sin la menor identificación histórica con una bandera que le cayó del cielo y que abrazan sin sonrojo, tantos más en la liza simplemente por efecto de un resentimiento, tantas y tantas papeletas inscritas solo por obra de una formalidad, tantos ciudadanos sin la menor idea de lo que es asumir la gestión del Gobierno de la República, tantos de ellos –por consecuencia- de una penosa formación cívica…. veremos cómo manejan los periódicos y los periodistas este concurso de vedettes a partir de la definición de los contenidos deontológicos de la profesión.

Cuidado si no más de un periodista se atribuye la misión de moldear el criterio político de los ciudadanos por la vía de formar y no de informar. Ya han aparecido estas desviaciones de la profesión.

Temo más que por los hechos del proceso electoral de aquí a febrero (probablemente a abril de 2022), por lo que esta zambumbia vaya a significar para la sociedad costarricense del futuro cercano.

 (*) Álvaro Madrigal es Abogado y Periodista

 

 

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1 COMENTARIO

  1. Hasta pereza me da salir a votar estas elecciones, y ese cuento de «por lo menos puede votar», o «es su deber cívico» es la excusa del mediocre, es un chiste en lo que se ha convertido nuestra «democracia», ningún partido político ni candidato presidencial o de diputado me representa ni de lejos.
    Esto dejó de ser una democracia, y se convirtió en una elección de verdugo, dar el consentimiento al que nos va a seguir robando, eso significa ir a votar estas elecciones.

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