martes 23, abril 2024
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La COP26 no ha respondido a la emergencia climática

Este artículo fue escrito antes del cierre de la COP26. Ha confirmado en gran parte mi sospecha. Le faltó a los representes de la Tierra osadía para, efectivamente, evitar los cambios climáticos trágicos hasta el 2030. La propuesta de “la eliminación gradual” de uso del carbón, bajo la presión especialmente de India se puso “disminución gradual”, es decir, sigue su utilización con fuerte emisión de CO2.   Fue una cobardía de los países ricos de aplazar la creación de un fondo para reparar los daños en los países pobres, amenazados por los climas cambiados. Además ninguna decisión es vinculante, lo que permite que países como Brasil entre otros poco o nada hacen para minorar la emisión de gases de efecto invernadero. Todo se quedó muy vago en función de se conseguir un consenso mínimo entre los 197 países  ahí representados. El problema es global y grave y demanda urgencia y un consenso adecuado  alrededor de situaciones-límite frente a las cuales no nos es concedido esperar.

Con el deshielo de los cascos polares y del permafrost, el metano liberado, 80 veces más dañino que el CO2, ha agravado fuertemente los trastornos climáticos al sumarse a los otros gases de efecto invernadero: el CO2, el ozono (O3) y el óxido nitroso (N2O). Por tanto, no estamos yendo al encuentro del calentamiento climático. Estamos inmersos en él. El Acuerdo de París de 2015 sobre la reducción de los gases de efecto invernadero que daba alguna esperanza, no fue cumplido. Al contrario, la emisión creció un 60%. China es el mayor emisor con un 30,3%, seguida de Estados Unidos con 14,4, y los europeos con un 6,8%. El deterioro fue generalizado.

Científicos y estudiosos del clima ya han declarado una emergencia climática. En las duras palabras de Patricia Espinosa, Secretaria Ejecutiva de la ONU sobre Cambio Climático en la apertura de la COP26: “Estamos a camino de un aumento de la temperatura global de 2,7 grados centígrados cuando deberíamos alcanzar la meta de 1,5 grados”. Sabemos que, con este nivel de calentamiento, gran parte de las especies no conseguirán adaptarse y desparecerán. Millones de seres humanos pobres y vulnerables estarán en grave peligro. De cara a todo este el Papa Francisco en un mensaje final a la COP26 dijo acertadamente: ”Hemos recibido un jardín y estamos entregando a nuestros hijos y nietos un desierto”.

¿Cuál es la causa? Datos de la comunidad científica enviados a la COP26 para ayudar en las decisiones acertadas, dan una respuesta: “el cambio climático está causado por el carácter del desarrollo social y económico, producido por la naturaleza de la sociedad capitalista, que se muestra insostenible”. Por tanto, el problema no es el clima sino el capitalismo que no reconoce una ecología ambiental ni político-social.

Ante la gravedad de la alarma ecológica, los resultados de la COP26 han sido insuficientes hasta frustrantes. Sólo se han hecho recomendaciones en el sentido de reducir gradualmente los gases y el uso del carbón hasta 2030. Debería ser a la mitad, pero nadie asumió esa meta. Muchos, vagamente, presionados por las críticas en sus países, como Brasil, hicieron promesas, pero sin ninguna vinculación. China y la India, decisivos para la mitigación y adaptación, guardaron silencio. Solamente en el último momento se hice un acuerdo entre China y USA para tener una política más benigna frente al uso del carbón.

Podemos entenderlo: en las Conferencias de las Partes (COP) están los representantes de gobiernos, prácticamente todos de régimen capitalista. Este, por su dinámica interna, no está nada interesado en los cambios, pues sería contradictorio. Ellos están apoyados por las megacorporaciones del carbón, del petróleo, del gas, que se han opuesto siempre a los cambios para no perder sus ganancias. Han estado presentes siempre en todas las COPs presionando fuertemente a los participantes en un sentido negacionista. Se ha discutido ampliamente sobre el carbón y el paso a una energía limpia, pero solamente trece países pequeños asumieron un compromiso. Como referí arriba, China y  Estados Unidos acordaran trabajar para minorar gradualmente el uso del carbón.

Otro escenario es la COP26 paralela que se realiza en la calle con miles de representantes de todos los pueblos del mundo. Allí se dice la verdad que los gobernantes no quieren oír: tenemos poco tiempo, tenemos que cambiar de rumbo si queremos salvar la vida y nuestra civilización. Muchos carteles decían: “nos están robando el futuro, queremos una Tierra viva”. De ahí se entienden las palabras del Papa Francisco, y otros religiosos, en un mensaje enviado a la COP26: “Hemos recibido un jardín y no podemos dejar a nuestros hijos un desierto”.

En este contexto, fue importante el quinto Tribunal Internacional de los Derechos de la Naturaleza y de la Amazonia. Estaban presentes los representantes de los nueve países que componen la Amazonia, entre otros defensores. Se reafirmó el hecho de que la naturaleza y la Tierra son sujetos de derechos, como aparece ya en las constituciones de Ecuador y de Bolivia y es cada vez más un nuevo dato de la conciencia colectiva. 

La Amazonia con cerca de 6 millones de km cuadrados y habitada por cerca de 500 pueblos diferentes recibió una atención especial. El lema básico era: “La Amazonia: una entidad viva amenazada”. Vinieron indígenas con sus distintas organizaciones, dando testimonio de su resistencia, de los asesinatos de sus líderes, de la invasión de sus territorios, trajeron vídeos de sus culturas, danzas, expresiones de su remota ancestralidad.

De lo profundo de la selva se oyó un grito de otra forma de vivir y de confraternizar con la naturaleza, probando que se puede vivir bien sin destruir. Los pueblos originarios son nuestros maestros, pues sienten la naturaleza como prolongación de su cuerpo, razón por la que la cuidan y la aman como a sí mismos. 

Después de una minuciosa fundamentación científica que sirvió de sustrato para las discusiones, bien presenciales o virtuales, se llegó a este veredicto: 

“El Tribunal condena por los crímenes de ecocodio, etnocidio y genocidio de la Amazonia y de sus pueblos, a los directamente responsables, a saber: bancos, financiadores de los megaproyectos; empresas internacionales: empresas mineras y privadas, empresas de agronegocios. Y finalmente, a los Estados por permitir las acciones criminales contra la Amazonia… por la violencia estructural, avalando las acciones de organizaciones criminales que invaden los territorios de los pueblos tradicionales y son actores impunes de asesinatos, secuestros de líderes indígenas, y de defensores de los derechos humanos y de los derechos de la naturaleza”.

El veredicto detalla varias medidas a tomar principalmente en favor de los pueblos indígenas, como defensores naturales de la Amazonia, el reconocimiento de la Amazonia como sujeto de derechos, la reparación y restauración de su integridad y la desmercantilización de la naturaleza. Se creó la expresión: tenemos que «amazonizarnos» para regular los climas y garantizar el futuro de la biodiversidad.

Se decidió hacer en julio de 2022 un Foro Social Panamazónico, en Belém do Pará, en la Amazonia brasilera. Tratará sobre las alianzas entre todos los pueblos originarios, con presencia masiva de mujeres, en la convicción de que la floresta panamazónica es fundamental para regular los climas de la Tierra y para garantizar la perpetuidad de la vida en el planeta. La vida humana podrá eventualmente desaparecer y la Tierra seguirá girando alrededor del Sol, pero sin nosotros. Esto puede ser evitado si hay una alianza global de los humanos en favor de la vida en toda su diversidad. Tenemos medios, ciencia y técnica. Nos falta solo la voluntad política y el lazo afectivo con la naturaleza y con la grande y generosa Madre Tierra. 

(*) Leonardo Boff es miembro de la Iniciativa Internacional de la Carta de la Tierra y ha sido participante del Quinto Tribunal Internacional del Derecho de la Naturaleza y de la Amazonia, realizado híbridamente, presencial y virtual, en Glasgow durante la COP26.

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1 COMENTARIO

  1. Muchas gracias Leonardo por este mensaje. Se prometen cambios para levantar cortinas de humo que no nos dejan ver lo que está ocurriendo. Estamos destruyendo los hábitats para alimentar mercados que den plusvalías. Para seguir acumulando capital -especulando- y así crear «oxígeno» (venenoso) , llamado PLUSVALÍA.l, para que siga respirando un MONSTRUO.

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