viernes 29, marzo 2024
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La frágil memoria-desmemoria de algunos progres de la región

No dejo de sorprenderme, cada día que pasa, cuando veo y escucho a alguna gente que se dice de izquierda o que adhiere, al menos nominalmente a las así llamadas “izquierdas”, hablando todos los días contra los regímenes políticos de Venezuela y de Nicaragua, a los que al parecer tienen en la lista de “los que deben ser derrocados” o puestos en cuarentena. Es probable, sin embargo, que eso no sea siquiera lo más sorprendente: jamás he escuchado a estas personas poner la misma vehemencia ante la violencia homicida y cotidiana que prevalece en Colombia, al menos desde hace más de 75 años, cuando los godos o conservadores encabezados por Mariano Ospina y Laureano Gómez desplazaron del gobierno a los liberales, dando inicio a la matanza y liquidación de los liberales gaitanistas urbanos, después del asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, el 9 de abril de 1948, y casi obligando a los de la zona rural a alzarse en armas durante las décadas siguientes, conformando así las fuerzas guerrilleras con más larga historia en el continente. No se indignan de la represión y el terrorismo de estado del régimen  político colombiano: la dictadura sin rostro, esa que elije presidentes cada cuatro años y sigue siendo el país de la eterna guerra contra el pueblo.

No hay casi vehemencia alguna para denunciar las 86 masacres de dirigentes campesinos, indígenas y desmovilizados de las FARC, en lo que va de este año de 2021, en esa Colombia de pesadilla, tampoco de las víctimas de la represión a la protesta social de hace unos meses, si acaso se hace alguna alusión al tema en caso de que se los recuerden, en cambio pretenden obligarnos a aceptar sólo una de las versiones acerca de los hechos violentos ocurridos en Nicaragua, en el período que va entre abril y junio de 2018, donde al parecer habría habido muertos o víctimas de uno sólo de los bandos en pugna.

De Chile, donde en vísperas de unas elecciones generales, a celebrarse, el domingo 21 de noviembre, no se dice una sola palabra acerca de la suerte de los 600 presos políticos que el régimen de Sebastián Piñeira mantiene en prisión desde hace dos años, cuando ocurrió el estallido social del mes de octubre de 2019, ni siquiera la Convención Constituyente instalada hace unos meses logró hacer nada al respecto. La violencia y el estado de guerra contra el pueblo mapuche, siempre en defensa de la naturaleza y de sus tierras ancestrales prosiguen, como si no pasara nada, tampoco se hace mención alguna de estos hechos tan graves.

La violencia sistemática de los sucesivos gobiernos instalados en Honduras, a partir del golpe de estado de 2009, cuando los militares derrocaron al presidente Manuel Zelaya, no aparece en la agenda de estas gentes de la izquierda regional. Cuando faltan pocos días para las elecciones generales del domingo 28 de noviembre, los rumores de un nuevo fraude electoral en ese país centroamericano, ni siquiera son comentados. Los muertos y desaparecidos de la oposición desde 2009 parece que no cuentan, a lo mejor ni existieron según esta extraña visión de algunas gentes progres de la región.

Para algunas de estas gentes no hubo golpe de estado en Bolivia, en noviembre de 2019, dos años atrás, cuando una asonada reaccionaria culminó en una “invitación” de algunos jefes militares al presidente Evo Morales Ayma para que abandonara el Palacio Quemado de la ciudad de La Paz, cuando le faltaban dos meses para concluir su mandato, poniendo en peligro su vida, la que salvó con la decidida colaboración de los presidentes de México y Argentina. De nuevo la derecha fascista de Santa Cruz de la Sierra y de algunos sectores del altiplano ha iniciado otra asonada, sin que se produzcan reacciones, ahora buscar derrocar al presidente Luis Arce Catacora.

Algunas gentes de esa izquierda, a veces de tradición estalinista y en otras trotskistizante, se admiran (y hasta lo felicitan) de que el nuevo presidente peruano Pedro Castillo o su canciller hayan reprendido a Daniel Ortega por la forma en que su partido o su gobierno organizaron las elecciones recientes, las que no reconoció, además de votar en su contra en la OEA. Lo curioso es que a Pedro Castillo, ya distanciado del partido Perú Libre, la izquierda que lo llevó a palacio, lo tienen entre la firma de una hoja de ruta para hacer lo que la oligarquía peruana ordena, tal y como pasó con los anteriores presidentes, (algunos en la cárcel, otros en fuga y uno que se suicidó hace ya dos años) o la vacancia o derrocamiento, con el decisivo concurso de un parlamento y una prensa profundamente hostiles, las que lo atacan las 24 horas del día, sin darle tregua alguna, ni el beneficio de la duda…terruco y terrorista nomás le dicen los fujimoristas.

Al margen de lo que pensemos del gobierno de Nicaragua, tengo la impresión de que aquí hay algo que no calza. Exijo una explicación, como decía el personaje de caricatura chileno, el famoso Condorito o tal vez su alter ego Condorotto nos la pueden dar.

(*) Rogelio Cedeño Castro, sociólogo y escritor costarricense.

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10 COMENTARIOS

  1. La respuesta me la dan las madres nicaragüenses que dejan tierra, casa, familia e hijos alla para partir a España, Estados Unidos, y mas aquí donde cotiidianamente las vemos buscando chamba en servicio domestico o bien ultimamente con carteles en los altos y semaforos de nuestras calles…medio siglo de «revolucion sandista» para terminar en un pais pobre, masacrado por un maleante y su mujer y que si opina en contra va pa la chorpa, no hace falta ser escrutor o catedratico universitario para entender.

  2. Su manifiesta imposibilidad para ver el conjunto de la región donde suceden las mismas cosas de que usted habla lo lleva a sacar conclusiones falsas, a la falacias por generalización: los hondureños, guatemaltecos, salvadoreños, ecuatorianos y hasta haitianos emigran mucho más que nuestros vecinos del Norte. Ni siquiera estoy seguro de que todo eso sea responsabilidad del actual gobierno de Nicaragua, durante los 16 años de Violeta de Chamorro, Arnoldo Alemán y el ingeniero Bolaños se produjo un saqueo de muchas empresas del país, vendieron el ferrocarril de Granada a Corinto y dejaron de invertir en los servicios básicos como la salud, las carreteras y la electricidad. En Managua y otras ciudades habían apagones constantes, pues la empresa española Unión Fenosa no hacía nada para mejorar el servicio eléctrico. Ni siquiera hay que ser nicaragüense para reconocer estos hechos, nos movemos entre mentiras y verdades a medias. Veo que para usted ni Colombia ni Honduras existen.

      • Vendieron hasta el último clavo y el último riel, además de los travesaños del histórico ferrocarril Granada-Corinto. ¿Quiénes lo hicieron? pues la presidente Violeta Barrios de Chamorro que gobernó entre 1990 y 1997, su yerno que era ministro de gobierno o de la presidencia se encargó de ejecutar el business ¿se habrá llevado alguna tajadita?

  3. «Al margen de lo que pensemos del gobierno de Nicaragua…….. » Ese es el todo que debe preocuparnos a nosotros los costarricenses,que sentimos y vivimos a diario la migracion Nicaraguense.De los demas que Dios se apiade de ellos y que logren liberarse de esas izquierdas que buscan poder y riqueza para sus lideres y prision y pobreza para sus pueblos.

  4. Este artículo es la cotorrea de los seguidores del Régimen de Ortega (porqué ni si quiera es Sandinista). Una dictadura de derecha como usas de referencia a Honduras y otros países tomados por la ultraderecha como Colombia, jamás es la justificación para una dictadura de izquierda. Para mi dictadura de izquierda o derecha es la misma cosa; dictadura es dictadura.

  5. No hay ninguna explicación que exigirles Don Rogelio, no les interesa dársela ni se la van a dar a nadie. Esa gente de la que usted habla son, en su mayoría, una estirpe de intelectuales pequeño burgueses o ya burgueses del todo a los que esto de Nicaragua les ha caído de perlas para quitarse todo compromiso de izquierda real de encima-si es que alguna vez fueron realmente de izquierda-y quedar bien con el Poder. En los hechos, no reconocen la existencia del imperialismo, hablan en neutro, hablan de dictaduras de izquierda y derecha, que pobrecitos aquellos tomados por la ultraderecha, que puedo hacer yo por ellos, yo me preocupo por Nicaragua y por eso apoyo al fascista brutal de Marco Rubio y sus sanciones contra Ortega porque me duele el alma por Nicaragua y su pueblo y me vale un pepino que a Venezuela le pongan sanciones criminales que le reducen los ingresos por exportaciones en un 99% y que fundaciones dirigidas por economistas de la talla de Joseph Stiglitz advierten desde hace 2 años que esas sanciones causarían la muerte de hasta 100.000 personas en Venezuela al año.
    Me importa un pepino el bloqueo absoluto a Cuba (claro, dictadura es dictadura, según ellos, y Cuba está llena de traidores), pero Colombia tiene 8 bases militares gringas desde hace 20 años y sigue siendo el principal exportador mundial de droga. Esas bases fueron instaladas durante el gobierno del homicida Álvaro Uribe (quien de verdad cometió crímenes de lesa humanidad); el principal exportador mundial de droga no es Venezuela, pero el acusado por narcotráfico es Nicolás Maduro y esos intelectuales quieren que se caiga ese presidente y ese gobierno y creen, en los hechos, que el gobierno de Colombia es democrático. Venezuela es un país absolutamente bloqueado; Colombia recibe ayuda militar de Estados Unidos y tiene todo tipo de colaboración de ese país como de la Unión Europea así como TLC casi con todo el planeta, pero fue en este último país en donde se dio un estallido social porque millones de personas de personas de seres humanos viven en la pobreza, en la marginación y no saben qué es la democracia. Mataron a muchas personas en esas protestas, pero nadie le impuso sanciones, todo sigue igual o mejor, y siguen asesinando al menos un dirigente social por semana, como sucede desde hace años.
    En el 2009 al expresidente de Honduras, Manuel Zelaya, lo montaron en un avión y lo mandaron en piyama a Costa Rica. Lo recibió Arias, quién le dio los buenos días y después lo mandaron a vivir a otro lado. Se declaró presidente Porfirio Lobo y luego ¨ganó¨ 2 veces las elecciones Luis Orlando Hernández, quien hace poco fue acusado por narcotráfico. Esa gente del Partido Nacional se la pasa en una pura matazinga contra todo aquel que reclame. ¿Adónde están las sanciones de la UE y de EEUU? ¿Adónde está el Parlamento Europeo rasgándose las vestiduras por el pueblo y la democracia en Honduras? ¿Adónde están Marco Rubio y Bob Menéndez hablando del pueblo hondureño gritando por la libertad? Sin embargo, el legislador cubano de Florida del Partido Demócrata, Bob Menéndez, dijo que el proyecto de sanciones contra el gobierno de los Ortega era porque ¨ellos escuchaban el grito desesperado de libertad del pueblo de Nicaragua¨; como dice el galán: gracias a Dios, gracias a Dios…).
    ¿Y Guatemala? ¿Y la destitución de Dilma? ¿Y el encarcelamiento de Lula? . Antes les gustaba mucho a los ¨progres¨ el proyecto de Lula en contraste con el de el incómodo de Maduro porque les parecía ¨diferente, moderado¨; claro, no pensaron que los fascistas iban a darle un golpe de estado a Dilma y a encarcelarlo de forma vil y cobarde. Hoy en día, Bolsonaro es tácitamente y a veces abiertamente apoyado tanto por Estados Unidos como por la Unión Europea porque de lo contrario, tal y como es fácilmente comprobable, podrían tomar muchas medidas para castigar a ese gobierno. Y como muy bien decía Don Rogelio, Bolivia, el caso tan duro de Bolivia, el descaro de los burgueses de Santa Cruz, que con el apoyo de Estado Unidos y La Unión Europea no aceptan que el Movimiento al Socialismo es mayoría absoluta en el país andino.

    De mí parte quiero dejar una cosa en claro. Es claro que antes de las elecciones encarcelaron a medio mundo como parte de una estrategia de represión para favorecer los intereses del FSLN. A mí parecer, las elecciones en Nicaragua no son muy democráticas que digamos. Es claro que los Ortega mandan en Nicaragua y que son gente muy corrupta. Es claro que hay mucha oposición-no se cuanta-, pero también que hay mucho apoyo-no se cuanto-.
    Asimismo, es necesario señalar que durante los gobiernos de los Ortega han predominado los períodos de prosperidad y crecimiento económico como lo puede comprobar cualquiera basándose en las cifras de crecimiento del FMI. Asimismo, los datos sociales de Nicaragua han mejorado muchísimo desde que Ortega llegó al poder, pues desde que los sandinistas perdieron el poder en 1990 los indicadores sociales se deterioraron de forma radical. Eso no significó en ningún momento que dejara de haber inmigración a Costa Rica pues esto va a dejar de suceder en el momento en que Nicaragua alcance un nivel de riqueza tal que el venir a nuestro país deje de ser atractivo.
    La corrupción durante los gobiernos neoliberales desde Violeta Chamorro hasta el Gordo Alemán y Bolaños fue igual de altos quilates. Solo Arnoldo Alemán se levantó más de $100 millones.
    Ahora bien, la democracia no existe, existe el sistema capitalista con un sistema político específico, pero pretender que la democracia existe y que se pueden establecer modelos de democracia a seguir y/o unirse al bando de la derecha y hasta de la ultraderecha por discrepancias y condenas para con un gobierno específico, discrepancias, condenas y hasta oposiciones totalmente válidas son, en mí opinión, bastante cobardes. Descontextualizarlo todo, ¨hacerme el loco¨ es muy fácil.

  6. Valga rechazar -sin distingo ideológico- cualquier crueldad que desde el capital, el poder y el Estado se imponga al ciudadano. Tan insoportable es el terror en democracia de la dupla Duque/Uribe como la del dúo Ortega/Murillo, como el de otros casos que Estados Unidos y Rusia alientan. No digamos menos de las crueldades que desde el sector empresarial transnacional se imponen al mundo; léase, por ejemplo, JP Morgan, Exxon Mobile Nestlé o Lockheed Martin. Ejemplos sobran. Ni siquiera en sociedades con una larga tradición de libertades públicas, el Estado se exime de haber reprimido con mano brutal, si bien ocasionalmente, las expresiones de manifestantes pacíficos como hace poco sucedieron en Berlín, París y Londres.

    Desde la perspectiva de la fuerza o del monopolio de la violencia, cualquier Estado debe ser visto con aprensión y recelo, recordando que para los neoliberales deja de ser válido cuando ellos gobiernan. Son derechas y centros políticos hipócritas. Desde hace algún tiempo acá, estas voces siguen empeñadas en resucitar un muerto, -el fantasma del comunismo- con tal de justificar ellas una narrativa falsa, una “lógica” fantasiosa, y un lenguaje distorsionado y desfigurado, que permita seducir a las masas para que avalen la agresión, en todos los frentes, contra los trabajadores y los inmigrantes. Una cicuta dulzona es lo que al pueblo ofrecen. Produce euforia y mata.

    Preocupa, además, de que este obsoleto abecedario sea un caballo de Troya al servicio del neofascismo y del neoliberalismo corporativo, popular y religioso. Daniel Ortega no es, precisamente, un adversario principista de estas pústulas, sino tan solo ocasional, mientras le sigan disparando a mansalva. Ortega no es ni ha sido nunca un comunista, pero para defenderse ha hecho acopio de la vieja retórica que el estalinismo exhibió durante la Guerra Fría y de un FSLN que ya no existe. Esta es la razón por la que gente honesta de izquierda se desubica frente a esta tiranía.

    Por otro lado, las derechas -fascistas o no- se dedican a colorear la narrativa sobre un hombre a todas luces cruel, pero lo hacen cuidadosamente, coreografiando un hilo con muchos presupuestos y conclusiones falsas que encajan, -a la corta y a la larga- con un esquema global hegemónico del capital transnacional y de su poder represivo, asunto auspiciado y amparado por la democracia imperial estadounidense.

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