viernes 19, abril 2024
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Kalonimus, Colom, Colón

SINOPSIS: Los reyes de los judíos en Europa Occidental, los Kalonimus, toman el control de los territorios hispanos, alemanes e italianos, una vez se ven amenazados por el giro geopolítico en Oriente, y en Francia. El jefe de los Kalonimus, transformado en Colón, recibe el apoyo de los judíos de Barcelona para financiar el proyecto de ir a América y, desde ahí, armarse con oro y plata para recuperar Tierra Santa, y el control del mundo. Crea un hospital para atender el coste que representa, el más importante de la Corona, que ahora se conoce como el Hospital de la Santa Cruz, y tiene por símbolo la cruz templaria. Y crea la Mesa de Cambio («Taula de Canvi», el primer banco público de Europa) con el dinero judío, que son los administradores reales. Con este dinero financia el descubrimiento de América, tal y como se constata en este artículo. Pero esta historia termina mal, y se acaba reescribiendo el pasado. Judíos, y catalanes, serán estigmatizados, y sobre su debacle se levantará un nuevo imperio, el de la Compañía de Jesús, que difunde el poder del nuevo Cristo, y del Papa de Roma, haciéndolos pastores universales. Uno en el Cielo y otro en la Tierra.

En el artículo “Colón, ¿un príncipe judío?” mostraba las razones de considerar al descubridor de América un linaje real judío. Concretamente, la figura de los Kalonimus, que la historia oficial hace desaparecer como reyes de los judíos a principios del siglo XIV, entre Aviñón y Catalunya, provenientes de Nápoles, entonces ocupado por los Anjou y con una reina catalana, Violante de Aragón. Detrás de esta reconstrucción se expresa un hecho controvertido, como lo es la neocronología, que según la línea X-185 hace de los hechos del inicio del siglo XIV -cuando caen los templarios y se rehace la orden bajo la imagen de Juan el Bautista- una realidad contemporánea a los del inicio equivalente al siglo XV. Y esto no es todo, también los envía a los hechos del descubrimiento de América. Las razones son múltiples, y se apoyan en la Nueva Cronología de Anatoly Fomenko y Gleb Nosovskiy. El hilo a seguir es la dilatada historia de las disputas entre los judíos y los cristianos, que tienen por epicentro la tierra sefardí. Los hay a principios del siglo XIII, muy especialmente en la segunda mitad del mismo siglo XIII, entre los años oficiales 1391 y 1417, y, claro, a partir de 1492, cuando son expulsados ​​definitivamente de España, y eso les impide (aparentemente) ser protagonistas del descubrimiento de América. Esta reconstrucción puede explorarse en el capítulo “De las disputas interreligiosas al Cristo mesiánico” del libro La vía cronológica, de 2020.

El hilo neocronológico dice que los hechos se han dilatado en el tiempo para reconstruir el pasado a medida de otra historia, que hace de los judíos un poder menor, y del descubrimiento de América una empresa eminentemente católica y bien cristiana. Pero esa línea tiene un problema. Cuanto más se explora la historia oficial más evidente es que el proyecto de los Reyes Católicos es, esencialmente, una empresa de judíos conversos asociados a un linaje, el de los Benveniste, que son todos desposeídos posteriormente de sus poderes y privilegios. Un linaje cuyo poder proviene de los Kalonimus de Narbona, que a su vez proviene de David Bustanai de Babilonia, el gran exiliarca judío descendiente del rey David que, siglos atrás, lidera la reconstrucción del pueblo judío. Y de eso la historia oficial no habla. Detrás hay una gran familia judía arraigada con los Benvenist, que provienen del poder exiliarca judío de Babilonia y de Narbona, aunque la historia oficial también se ha ocupado de crear una historia paralela, cristiana, que pretende borrar su rastro. La reconstrucción es, pese a la consternación que representa pensarlo, monumental. Así, según las búsquedas de Arthur Zuckerman, de Aryeh Graboïs y, más recientemente, de Josep Bastardas, citadas en el artículo anterior, se encuentra la evidencia sólida de que detrás de los poderes de Narbona, Toulouse y Montpellier, y también de Barcelona, ​​por no decir de Toledo, hay poderes judíos que se han integrado en la alta nobleza de estas tierras, y en las monarquías europeas, de primer nivel. Todos serían descendientes del rey David, y la familia de referencia serían los Kalonimus. Los Benvenist son sus descendientes directos, como también lo son los Saltell (o Shaltiel), y otros. El primer Kalonimus sería el hijo del exiliarca de Babilonia Makir, conocidos, por la historia cristiana, como Guillermo de Gelona (o de Toulouse) y Teodorico de Autun, del siglo VIII. Por tanto, es familia directa de Carlos Martel y Carlomagno que después da pie a la casa condal catalana (y europea). Y el primer Benvenist bien documentado es hijo de Abraham “Cavaller” bar Shaltiel, del siglo XI, hijo del príncipe judío de Toledo, y nieto de Mar Solomon Shaltiel, príncipe judío proveniente de Babilonia (exiliarca, también, como Makir), que casa con una hija del rey Kalonimus de Narbona y se convierte en príncipe judío de Barcelona. El primer Benvenist se convierte en el primer “caballero”, que da pie a los “La Cavalleria”. Esta distinción es dada a esta familia por parte de los caballeros de la Orden del Templo de Salomón, porque administraban su hacienda y eran, por tanto, una pieza primordial en su ordenamiento. Pero esta historia, como otras muchas, pese a ser evidentemente relevante, ha pasado al cajón de los olvidos de la siempre débil capacidad de los historiadores oficiales a la hora de hacerse preguntas pertinentes cuando hay muestras de manipulación.

Es decir, los Kalonimus, los Saltell (o Shaltiel), los Benvenist, los La Cavalleria y todos los poderes que promueven el descubrimiento de América son de la misma “casa”, que es también imperial y se convierte en cristiana, resultado de la criba de la reconstrucción histórica.

Los Benvenist, tal y como nos lo recuerda Sfarad.es, liderados por Vidal y su hermano Abraham, negocian con el rey de Portugal la estancia de 120.000 judíos exiliados de España en 1492. Ésta fue su última gran obra documentada, en la historia de la defensa judía de este linaje. Y se llamaban Benveniste de la Cavalleria, como los La Cavalleria que impulsan el descubrimiento de América desde la corte de Fernando el Católico. Antes, siglos atrás (si nos creemos la cronología oficial) recordar que un Isaac Benvenist, en el 1215 oficial, conocido como príncipe (“nasi”), convoca a todos los delegados de las comunidades judías de la actual sur de Francia (donde se hablaba la lengua de Oc, catalán antiguo), liderados por Moisés de Narbona, para frustrar toda pretensión del papa Inocencio III contra los judíos, en plena cruzada contra los cátaros. «Nasi», para quienes no lo sepan, significa «príncipe». Poco después, otro Benvenist, de nombre Vidal Benvenist ça Porta, fue el hermano de Bonastruc ça Porta, el líder judío que defendió el judaísmo en las Disputas de Barcelona de 1263, frente a Ramon de Penyafort, en la corte del rey Jaime I. Bonastruc fue el tesorero de Barcelona, ​​Gerona y Lérida. De nombre hebreo Moixé Nahman, más conocido como Nahmánides (que es como se le conoce internacionalmente), actualmente tiene sepulcro en la sagrada ciudad de Hebrón, donde se dice yace Abraham y sus hijos. Fue filósofo, médico, cabalista y comentarista bíblico. Pero hay muchos más Benvenist relevantes. Complementariamente, recordar que otro Vidal Benvenist (de la Cavalleria) fue escogido por las comunidades judías de Aragón como orador ante el Papa en las Disputas de Tortosa, en 1412. Según diversas fuentes, el linaje de los La Cavalleria del siglo XV fue iniciado por el mismo Vidal Benvenist localizado en Tortosa, como se indica en “El libro verde de Aragón” explorado por Manuel Serrano y Sanz, que documenta que pasó a llamarse Gonzalo de la Cavalleria. Por si fuera poco, un La Cavalleria (un tal Alonso) promueve el matrimonio entre los futuros reyes Fernando e Isabel, los protagonistas del descubrimiento de América. Y aún hay más vínculos, como el hecho de que la mujer de Joan de Coloma, el secretario del rey que, en 1492, en Barcelona, ​​firma las Capitulaciones de Santa Fe, del almirante Cristóbal Colón, era una La Cavalleria; y Lluís de Santàngel, otro impulsor del descubrimiento de América, también casa con una La Cavalleria. Espectacular. Es decir, los Benvenist, como Vidal y como La Cavalleria, están presentes en todos los desafíos para con los judíos, y esto denota su condición evidente (incontestable) de liderazgo. Un liderazgo capaz de organizar el descubrimiento (o toma de posesión) de todo un continente, y de medio mundo. Recordémoslo, ellos tenían el dinero. Y lo tienen hasta 1492.

A partir de este planteamiento, con toda la investigación de la Nueva Cronología y en especial con las aportaciones de la línea X-185, se pone sobre la mesa la hipótesis de que los Colón fueran el poder de la realeza judía de Europa Occidental -los Kalonimus- que toma conciencia de su centralidad histórica cuando, en Oriente, caen Egipto, Tierra Santa y Constantinopla, con Trebisonda, a manos de los turcos otomanos. Esta historia lleva a Occidente a tomar decisiones, como buscar el apoyo del Preste Juan de las Indias, hasta entonces el máximo poder simbólico del mundo, que está en Etiopía y custodia el Arca de la Alianza de Salomón. Y esto es historia oficial, aunque no es popular. Todo comienza con el famoso viaje organizado en Portugal en 1486 por parte del rey Juan II, en el que se envía una expedición por mar para rodear África y llegar hasta el Preste Juan. De este viaje aparece, en los mapas, el Cabo de Buena Esperanza. Sin embargo, resultado de una serie de factores que se han borrado de la memoria humana, no se habla más del Preste. En su sitio, se crea un nuevo poder, máximamente poderoso, el del Papa de Roma, que hace suyos los símbolos y la identidad espiritual del Preste a los ojos del mundo. Sí, el Papa, u obispo de Roma, muta, como lo hace el Vaticano. Pero no se realiza una transición honesta. Se manipula la historia y se crea un Mesías sobre la figura de Cristo, que pretende crear un nuevo poder que descanse sobre el Papa y reordene la conciencia humana. Hasta entonces, Cristo es un símbolo imperial, pero el Imperio griego, o bizantino, ha quebrado.

Se diseña la colonización del mundo, y nace el catolicismo, pero el judaísmo no quiere renunciar del todo a sus raíces, simbólicas también, que las unen al poder hasta entonces acumulado y a una historia por ellos sagrada. Así, son objeto de una lucha enconada que conduce a una guerra civil europea, y simbólica, en la que se acaba imponiendo un nuevo poder, más poderoso, pero aún más manipulado, el cristiano.

Esta tesis, aquí planteada como una hipótesis argumentada, requiere, por tanto, hacer un esfuerzo nada habitual. Tiene ante sí probablemente la más fuerte de las murallas, el mapa histórico-cronológico oficial edificado sobre una historia sagrada enviada al pasado. Pero esto no es motivo suficiente para devaluarla. Todo lo contrario, la Nueva Cronología hace de la reconstrucción de este mapa global su principal trabajo.

Respecto al episodio de Colón, ahora se dispone de una nueva información. Los Colom de Barcelona, ​​de origen incierto, como se recuerda en el artículo anterior, se vinculan con los Benvenist por varios vínculos, y con el descubridor de América, oficialmente. Basta recordar a Pere Bertran Margarit, quien fuera transformado en Pedro Margarite (se lo castellaniza), es el primer gobernador de las indias y viaja con Colón en su segundo viaje, que se planifica y finanza desde Barcelona. Ahora no hay discusión de que se trata del primo de los Colom Bertran de Barcelona. Además, tal como se informa en el artículo anterior referido al inicio del texto, el descubridor de América se llamaba Colom, no Colón o Columbus porque así lo dice su carta epistolar que se publica cuando apenas llega de América; porque también así se autodenominan sus descendientes; y porque así le llama en cronista Gonzalo Fernández de Oviedo (no Bartolomé de Las Casas).

Los Colom de Barcelona eran poderosos, ya que dan los terrenos donde se realiza el mayor hospital de la Corona, en Barcelona, ​​en 1401, y, en 1402, son los primeros administradores, y co-fundadores, de la Mesa de Cambio de Barcelona, ​​considerada el primer banco público de Europa. Y esto es relevante. Parece que no tiene que ver con el descubrimiento de América, que ocurre casi un siglo después, pero si se sigue la línea neocronológica sí que tiene que ver. El año 1401 sería el equivalente de 1476. La tesis que se sustenta es que este banco se crea para financiar, precisamente, el descubrimiento de América. Y lo pagan los judíos. Así, la nueva información nos la da el historiador Xavier Pons Casacuberta, en su tesis doctoral de 2015, si bien el trabajo de interés ya se publica en 2009, en el artículo “La comisión creada por el rey Juan I y la reina Violante a partir de los pogromos contra los judíos de 1391. Expoliación del capital y patrimonio de los judíos y conversos”, del número 30 de la revista Acta historica et archaelogica mediaevalia, páginas 119-152. Su información es importante, si bien el autor no la relaciona con los Colom Bertran ni con el descubrimiento de América. Trata de una historia muy curiosa, de la raíz del dinero de Colom, antes de unirse con los Bertran, y deja documentado que los Bertran, de la misma familia, eran judíos conversos. La raíz citada es que Colom se hace con los derechos de las rentas de los censos del Call judío de Barcelona, ​​con la autorización del rey. Es decir, son un poder que aparece de la nada en Barcelona y se convierte en administrador de la riqueza judía, con la que promueve la Mesa de Cambio de Barcelona y crea el mayor hospital de la ciudad. En su trabajo resalta, como buen investigador, que esta fuente está ya documentada por Marina Mitjà en 1947, y por Jaume Riera i Sans en 1997 y 2002, después de que la profesora Teresa Vinyoles haya encontrado un libro de censos de Jaume Colom en el archivo de la Catedral de Barcelona.

Pons Casacuberta nos habla de Guillem Colom, padre de Jaume, contemporáneos a los Colom Bertran, que se hacen con los censos judíos en la década de 1390, y se da el caso de que Guillem Colom que está detrás de la Mesa de Cambio y del Hospital de Santa Cruz también tenía un hijo de nombre Jaume, que casa con una (o dos) mujeres de la familia Bertran. Y nos habla de unos Bertran, donde destaca Joan Bertran, antes llamado Samuel Benvenist, que dice es familia de Andreu Bertran, obispo de Barcelona, ​​y lo hace su padre. Es decir, los Bertran eran judíos conversos. Y esta familia, donde se encuentra Andreu Bertran, es la misma de los Colom Bertran según la reconstrucción genealógica oficial. Curiosamente, si bien no se conoce ningún vínculo por ahora, un Samuel Benvenist es también padre del rabino jefe de la corte de Castilla, hasta 1454, oficialmente, y administra el patrimonio real del reino junto con Yosef Nasi (“príncipe”). Pero esto, como se ha dicho, de momento es casualidad, y en todo caso conviene tenerlo presente, como una anotación, no sea que más adelante se pueda encontrar un hilo que los una. Es decir, otro Benvenist poderoso en el zurrón de los ya citados, que la historia oficial (cristiana) nunca ha querido explorar debidamente. Sí se conoce, por otra parte, que este Andreu Bertran participa junto a los intereses del papado de Aviñón y es partícipe principal de las Disputas de Tortosa del inicio de la década de 1410, en la que se convoca a los rabinos para convencerlos de que ha llegado el Mesías. Y por cierto, todos los que lo defienden son, básicamente, judíos conversos.

Sigamos, asimismo, con el hilo de los Bertran y los Colom. Pons Casacuberta nos dice que también hay unos Marimon que fueron judíos conversos, y hay que recordar que la primera esposa de Guillem Colom, la madre de Jaume Colom, es Marimon. Es decir, son más evidencias de la raíz judía de este linaje. Sin embargo, a pesar de la relevancia de los Colom Bertran (y Marimon), en la historia de la Mesa de Cambio y del Hospital de la Santa Cruz, cabe resaltar que Xavier Pons no los vincula en su tesis doctoral. No deja de ser relevante, en la medida en que es evidente que el vínculo es muy razonable, y a día de hoy no se conocía la raíz del poder y la riqueza de los Colom, ni de los Bertran. Y claro, esto es importante. Lo es porque los Colom heredan los censos del Call de Barcelona por dispensa real, se hacen ricos y eso les hace poderosos, pero han borrado ese episodio, por alguna razón. Y lo es porque los Bertran son poder Benvenist, principal, y eso también se ha borrado. A día de hoy, lamentablemente, nadie se ha atrevido a preguntar públicamente qué autoridad tenían, y explorar el hilo judío. ¿Por qué el rey les hace ricos vitalicios y poderosos ante los judíos, conversos? Misterio. Los misterios forman parte del alimento de la imaginación espontánea, y la realidad, cuando es incómoda, suele esconderse en el miedo. En cualquier caso, a pesar de acercarse, conscientemente o no, Xavier Pons no lo resuelve. Probablemente, eran poder judío, pero en la tesis, basándose en las fuentes, hace de los Colom poder cristiano. Así se deja vía libre a la tesis que hace de los cristianos el poder superior.

Siendo lógicos, con las gafas neocronológicas, si este episodio de la historia se ha encontrado en la Catedral de Barcelona, ​​está claro que es un documento manipulado. ¿A qué me refiero? Pues que la historia de la venta y desposesión del Call judío de Barcelona, ​​en 1391, puede ser otra. Es decir, la historia oficial dice que la población atacó la judería, ésta y todos los principales de España, y desde entonces los judíos lo perdieron todo, salvo que se convirtieran. Así todo encaja con el estigma judío, creado por el cristianismo, y todo el mundo lo ve normal. Pero la Nueva Cronología es poderosa, y tiene la capacidad de ayudarnos a ver la trampa.

Otra forma de entender esta gran historia es esta: los Kalonimus, los reyes de los judíos de Europa Occidental, toman el control de los territorios hispanos, alemanes e italianos, una vez se ven amenazados por el giro geopolítico en Oriente, y por las pretensiones del rey de Francia, que obliga a desmantelar la Orden del Templo de Salomón. Recordar que, oficialmente, los Kalonimus se expanden desde Narbona, luego desde la Toscana, y luego desde Alemania. Todo tiene que ver con la construcción de un nuevo ejército, que cambia de emblema, y ​​pasa a ser reconocido como Orden de San Juan Bautista de Jerusalén, entonces llamada también Orden de Rodas, y después de Malta. Los Kalonimus están detrás del cambio de linaje en las coronas de Castilla y Aragón, que son ocupadas por los Trastámara, y de la alianza con el Reino de Portugal. Los Trastámara son un linaje bizantino, que lucha por hacerse fuerte en Occidente, y la historia oficial lo ha adulterado. Defienden la construcción de un nuevo poder, que terminará en Roma, aunque la historia oficial diga que fue el resultado de un pleito entre Roma y Aviñón. Italia, como Alemania, será una aliada, y Roma también, y por eso el primer papa todo poderoso de la iglesia unificada será un Colonna, que como se dice en la línea neocronológica X-185 es un Kalonimus, y un Colom. Por esta razón, los Kalonimus, ahora transformados en Colom (Colón), reciben el apoyo de los judíos de Barcelona, ​​para financiar el proyecto de ir a América y, desde allí, armarse con oro y plata para recuperar Tierra Santa, y el control del mundo. América se conoce, la Orden del Templo de Salomón extrae oro y plata, y ahora se puede ocupar su lugar. Paralelamente, se crea un hospital para atender el coste que representa, como la Orden de la Merced, que ostenta la cruz de la Orden del Temple, que es la misma que la del Hospital de la Santa Cruz. Aquí, cabe recordar que la hazaña del retorno del descubrimiento se realiza en Barcelona, ​​oficialmente. Se dice que es casualidad, ya que los Reyes Católicos estaban allí, y por eso Colom (Colón) se dirige a Barcelona, pero esta reconstrucción y otras muchas razones (en la línea que lo hace el Institut Nova Història) apuntan a que, en realidad, vuelve a Barcelona, ​​de donde sale la idea y el proyecto. La Mesa de Cambio que resulta financia el descubrimiento de América, gracias al dinero de los judíos administrados por Colom (Colón). Pero esta historia termina mal, y se acaba reescribiendo el pasado. El recelo francés pone en crisis a la empresa colonial, y Europa termina en guerra, en unos hechos que hay que entender -con las gafas neocronológicas- en los siglos XVII y XVIII, hasta que todo cambia de manos, y los Anjou, como Borbón, pasan a ocupar el trono de las Españas. Cae Catalunya, y los Colom (Colón) acaban definitivamente despojados de sus aspiraciones, y obligados a camuflarse en una nueva identidad. La principal: los Colonna, príncipes perpetuos de Roma desde el siglo XVIII. Y se reescribe la historia. Al hacerlo, se dilata el pasado, y se crea un pasado inconexo, lleno de simbolismo. Aquí, la Nueva Cronología de Fomenko y Nosovskiy crea el nuevo esqueleto cronológico, que ordena ese episodio. Judíos, y catalanes, serán estigmatizados, y sobre su debacle se levantará un nuevo imperio, el de la Compañía de Jesús, y la historia adulterada de Jesús, El Salvador, que lleva el mismo Cristóbal, Colom (Colón). Por esta razón un nuevo «príncipe», de nombre Ignacio (de Loyola), concibe esta Compañía en Catalunya, la edifica en el Monte de Marte (Montmartre) de París y lo oficializa en Roma.

Colom (Colón) fue un líder judío Kalonimus, de un gran linaje, hasta que dejó de serlo por poderosas razones. Por esta razón pacta con los reyes el virreinato vitalicio de toda América.

A modo de curiosidad, tal y como documenta Pons Casacuberta, hay una calle relevante en el Call judío de Barcelona que, hasta el siglo XVII oficial, se llama Volta d’en Colom, que lleva a la sinagoga principal. Allí, junto a la sinagoga, tenía casa a Guillem Colom. Al igual que un cura con la rectoría, junto al templo. Pero desde entonces, el siglo XVII oficial, pasa a llamarse Arc de Sant Ramon, en honor a Ramon de Penyafort. ¿Quién fue Ramon de Penyafort? pues el líder cristiano que vence en Bonastruc ça Porta en las Disputas de Barcelona de 1263, de nombre hebreo Moixé Nahman, que lo hace más conocido como Nahmànides, antes citado. Esto es importante, ya que como destaca el Boletín del Centre Excursionista de Catalunya de noviembre de 1931, número 438, los Colom tenían el patronato de la Capilla de San Ramon de Penyafort, en el monasterio de Santa Caterina, junto a la Catedral de Barcelona, ​​y allí mismo, en esta capilla, tenían sepultura los Colom. Actualmente todo está destruido. Con unas gafas neocronológicas, el vínculo entre Colom, Penyafort y Benvenist indica que son el mismo poder que transfigura la historia y los símbolos y acaba por iniciar el proyecto colonizador, que acaba siendo un poder mutado.

Así, una vez urge imponer un nuevo relato histórico, para dar continuidad al proyecto mesiánico, se crea un pasado lamentable para los judíos, y se los estigmatiza, como también se hace con los catalanes. Pero la iglesia, incapaz de religarlo todo, comete el paso en falso de dejar información de la historia del Call judío de Barcelona, ​​y crea la documentación, manipulada, que dice que los judíos son despojados de sus bienes bajo la administración de los Colom, en 1391. Así han dejado una pista de su poder. Asimismo, todos estos hechos, con las gafas neocronológicos, son más recientes. Estos hechos ocurren mucho más adelante, probablemente en el XVIII, y esconden un cambio de manos pactado entre familias que aceptan el cambio de identidad para sobrevivir, y persistir. En 1391, que debería reubicarse a mediados del siglo XVII, el Call no se destruye ni se ataca, sino que se refuerza y ​​se hace poderoso con los Kalonimus.

(*) Dr. Andreu Marfull Pujadas, Profesor en Planificación y Geografía Urbana a la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, México.

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