Puerto Príncipe, 5 feb (Prensa Latina) En las montañas de Jacmel, al sudeste de la capital de Haití, una serie de cuencas naturales de agua turquesa recibe a los intrépidos visitantes tras un sinuoso y accidentado camino.
Se trata de Bassin Bleu, cuatro pozos excavados naturalmente en el centro de un bosque tropical, todo un contraste con la agitada, bulliciosa y congestionada capital, a poco más de dos horas en auto.
Cuentan los lugareños que en sus aguas cristalinas habitan sirenas que en las noches atraen a las muchachas jóvenes y enamoradas, pero nadie tiene constancia.
El paraje lo forman las piscinas naturales Cheval, Yes, Palmiste y Clair. La primera de ellas apenas aparece en las guías de viaje debido a su poca profundidad, solo 2,7 metros. Le siguen Yes y luego Palmiste, de 4,6 y 17,4 metros, respectivamente, adornadas con una serie de mesas y asientos de hormigón diseñados para fusionarse y complementar el entorno.
Clair es la más espectacular, con casi 23 metros de profundidad, rodeada por rocas y vegetación, además de un desnivel de al menos 10 metros que sirve de trampolín improvisado para los más aventureros.Una mezcla inusual de minerales mantiene a flote a los bañistas, mientras otros practican buceo.
Bassin Bleu solía ser uno de los sitios turísticos más frecuentados de Haití, antes que la crisis política, sanitaria y de inseguridad golpeara la industria, sin que haya tenido tiempo de reponerse.
En 2017, la nación caribeña recibió 467 mil visitantes que aportaron unos 485 millones de dólares a la economía, cerca de 5,7 por ciento del producto interno bruto; pero las cifras fueron en picada tras las masivas protestas de 2018 y 2019, mientras que el magnicidio en julio último dejó los números prácticamente en cero.
El Ministerio de Turismo incluso inició una arriesgada campaña el pasado año que desliga a Puerto Príncipe del resto del país, para así atraer a los excursionistas.
Mientras tanto, Bassin Bleu espera recuperar su gloria, protegido por imponentes formaciones rocosas y a solo 12 kilómetros de Jacmel, la primera ciudad del Caribe con acceso a la luz eléctrica.