lunes 15, abril 2024
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Irlandeses

Hace más de dos décadas cuando por vez primera sentí el aire salino de Boston, en una de  esas orillas que quedan mirando al Atlántico frío, muy al norte, tuve que encontrarme con lo inevitable: las memorias irlandesas. Hablan estas de muchas cosas porque de odisea ha sido su navegar. Supe de sus éxodos y tradiciones, de su pan y de su música, de su diáspora, en fin, de sus dolores como los que impone el vasallaje y el abuso colonial.

Fue entonces, estando en un pub bebiendo cerveza, cuando inocente deposité unos dólares en el sombrero de un desconocido pensando que era para la banda de música celta, cuando era en verdad para Sinn Fein. ¡Claro, ni jota sabía de gaélico irlandés!  “Brits out of Ireland” decía mi camiseta favorita  de aquella época que recogía miradas amables. Rápido transcurren los años y hoy aquella guerra ya no lo es, porque las guerras si bien incendian, también se apagan.

En el condado donde actualmente vivo, el de Middlesex en Massachusetts, se reconoce por concentrar el mayor número de descendientes irlandeses en Estados Unidos.  En 1847 cerca de 35 mil afligidas almas con sus desafiados cuerpos llegaron a Boston huyendo de la Gran Hambruna y la opresión colonial inglesa.  Por mucho tiempo ser irlandés fue motivo de desprecio y costó generaciones para que se asentaran con aceptación en esta porción de tierra americana. Resumir el orgullo de esta gente no es difícil. Todavía dicen “sobrevivimos y triunfamos”. De ahí se comprenderá la relevancia simbólica que Kennedy tuvo pues era uno de ellos, el primero que juraba como católico y presidente.

Cada 17 de marzo, en el día de San Patricio de Irlanda (quien cristianizó la isla), se desatan fiestas al mejor estilo verde, un color que simboliza rebelión, según se recuerda. Como todo el mundo, me he de  perder la algarabía de esta fecha que no sucede desde hace 2 años y que también motiva el ánimo risueño de quienes no llevamos la heredad irlandesa. Pero no me privaré de recordarla -digamos que a mi manera-  compartiendo ahora, en tono breve, 2 historias mezcladas de irlandés y latinoamericano.

La  primera tiene que ver con  Pedro Albizu Campos, apóstol y mártir de la causa independentista  de Puerto Rico, quien vivió en Boston y estudió leyes en Harvard.  Fue un hombre dotado de una exquisita cultura, de una sensibilidad extraordinaria y de una prodigiosa oratoria. Cuento que en 1919, en Cambridge, fue anfitrión político de Eamon de Valera, otro prócer pero de Irlanda, que pisó las calles por donde a veces camino. Albizu Campos hizo propio el sentimiento libertario del pueblo irlandés, entendimiento que le permitió solidificar sus convicciones independentistas para Puerto Rico y la isla europea. El joven caribeño ya había fundado en Harvard  y en Boston College los consejos estudiantiles por la independencia de Irlanda. De Valera tuvo en alto su amistad, tanto que al puertorriqueño le consultó sobre un borrador de constitución política para Irlanda. El ir y venir fue recíproco, pues los anhelos de Borinquen llegaron a los patriotas de Dublín.

La otra historia es la del Batallón San Patricio. Este fue conformado principalmente por inmigrantes irlandeses católicos mal pagados y de precaria vida social  -la mayoría sin ciudadanía- contratados para pelear en la guerra estadounidense contra México (1846-48). Los había de Boston y otras localidades de Massachusetts. No mucho después de iniciada la beligerancia, este destacamento militar al mando del teniente John O’Reilly, decidió abrazar la causa mexicana y combatir a las órdenes del general Antonio López de Santa Anna. Los “san patricios” resentían el racismo de los anglos y la odiosa estigmatización de los católicos, por lo que encontraron una identidad moral con el pueblo mexicano, nacida de sus propios padecimientos causados por la monarquía  inglesa. Irlanda era católica, pobre y colonia.  El destacamento rebelde combatió con valor en batallas como la ocurrida  en La Angostura y  en Churubusco.  Existen placas conmemorativas de esta gallardía en México y en la República de Irlanda.  La bandera de los memorables  artilleros era verde y su fondo contenía un arpa, tréboles y una inscripción: “Erin go Bragh” que significa “Irlanda para siempre”.

Reflexiono al compartir estas estampas, que no hay tierra -sea donde fuere- que no tenga un poco de irlandés, pues ningún pueblo tiene patria sin memoria, ni dolor, ni aventura; tampoco hay nación que no libe inmodestia en sus faustos y bravías añoranzas. Tan parecidos somos los humanos que  al narrar historias comunes es cuando descubrimos lo pequeña que es la casa de todos, sea en la luz o en la oscuridad.

(*) Allen Pérez es Abogado

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4 COMENTARIOS

  1. Gracias por el comentario D. Allen.
    Un sobrino se graduo en derecho en una universidad de Boston. He visitado Boston (y su acento muy peculiar al hablar) en multiples ocaciones. Nos encanta Boston, por cierto tienen un equipo de beisbol muy bueno y la gente es maravillosa.
    Volviendo al tema, Hoy algunos paises alrededor del mundo celebran, st. patrick’s day parade. Ojala, que algun dia lo puedan celebrar en C. R., para activar la economia del pais, especialmente en las areas donde mas se necesita.
    Shalom

  2. Muy bonita reflexion.
    Dice «el viejo tico», que le gustaria celebrar St Patricks en CR. Vamos poco a poco,empezamos con Thanksgiving Day, aprobado ya en nuestra Asamblea.
    Quien diria !!
    Le da un infarto a don Rogelio Cedeño y su cuadrilla.

  3. Un hermoso texto, con imágenes llenas de colorido y hasta de cierta ternura acerca del heroísmo un pueblo gaelico (su lengua ancestral) o celta si se quiere decir, de gentes valientes (braves) y generosas, capaces de los más grandes sacrificios. Esa solidaridad entre México e Irlanda fue ejemplar, un acto de libertad digno de admiración por los siglos de los siglos ubi et orbi…esa anécdota del Pub cuando colaboraste con el Sin Fein sin saberlo es de antología,.. toda una escuela de patriotismo y abnegación sin límites fue esa organización, más allá de lo que podamos opinar de sus propósitos, ideología y maneras de actuar. Buena manera de celebrar el día de San Patricio.

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