viernes 19, abril 2024
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Bucha, My Lai y Moura

Protesto con todo con todo mi vigor la masacre cometida en Bucha y cuya responsabilidad apunta a Moscú. No lo hago influenciado por los altavoces propagandísticos de Washington o de la OTAN. Con detenimiento he leído los reportajes de periodistas valientes e independientes, comprometidos con la verdad, que sobre el terreno han documentado esta atrocidad.

El deleznable hecho debe ser investigado por la ONU a través de países como México, Sudáfrica, Chile, India, Noruega, entre otros, asunto que debe excluir a  Estados Unidos por su lamentable prontuario en materia de derechos humanos cuando crea e interviene en sus guerras. En estos menesteres, Washington carece de toda estatura moral. No se olviden los masivos bombardeos de la OTAN en lo que fue Yugoslavia, ni el atroz desmembramiento de Libia, ni los crímenes americanos en Irak. Porque conservar la memoria sirve para considerar los hechos del presente.  Y, por lo mismo, no se debe callar ante esta criminal tragedia que señala, por lo pronto, a Rusia como responsable.

Ciertamente la crueldad tiene precio; hay crímenes de guerra honorables y otros que no lo son, y hay otros que son invisibles, según los criterios del poder. Hace tan solo 2 semanas, en Mali, en el poblado de Moura, 300 civiles desarmados -incluidos niños, mujeres y ancianos- fueron masacrados por los militares de dicho país. Y para el mundo es como si nada hubiese ocurrido. Prácticamente el silencio es total en los medios de desinformación y en las redes sociales. Se debe a organizaciones como Human Rights Watch o Amnistía Internacional, tan necesarias, que estos horrores salen a flote.

Recuerdo, en 1969, cuando leí en la prensa acerca de la masacre de My Lai, ocurrida en Vietnam del Sur en 1968. Las fotografías publicadas eran escalofriantes. Fue algo tan sanguinario como lo de Bucha.  Entre 347 y 504 civiles vietnamitas desarmados fueron asesinados por soldados del Ejército estadounidense, la fuerza militar invasora. Hombres, mujeres, niños y bebés, sucumbieron ante la mano criminal y extranjera. 

Estados Unidos, como Estado, nunca se responsabilizó de sus atrocidades. Solo un soldado -uno solo- fue condenado por esta bestialidad y dicho teniente (un tal William Calley Jr.) sentenciado a cadena perpetua. Luego, poco después, fue perdonado por Nixon. Y las responsabilidades quedaron en nada.

Debemos agradecer al periodista, Seymour Hersh, la valentía por haber destapado estos actos de barbarie en su condición de periodista independiente. El mundo necesita de reporteros y periodistas resueltos, comprometidos, a cualquier precio, con la verdad. No quedan muchos. La entereza reside, también, cuando se entiende que los crímenes de guerra son crímenes  y que no procede, moralmente, catalogarlos con simpatías políticas. Recordemos: las “medias verdades” son frecuentes y son “medias” más por lo que no se dice o se oculta.

(*) Allen Pérez es Abogado

 

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4 COMENTARIOS

  1. Disculpe señor Allen Perez, pero aún no se ha hecho ninguna investigación seria y honesta respecto a quién es culpable de lo sucedido en Bucha. Como es común ambas partes culpan a la otra. Y ahora el señor Biden dice que la verdad no es importante.
    Estamos en una fase histórica lamentable y vergonzosa de la humanidad.
    Hay una élite que busca el poder global a cualquier costo, hay que prepararse, comenzando con desenmascararles

    • Lo que no hay que permitir y empezando por ahí es que un país poderoso invada a un país que tiene un gobierno elegido por el voto popular en segunda ronda y que no es narco mafioso ni nazi. El único nazi en esta historia es Vladimir Putin. Recuerdan la invasion a Polonia? Si es anti Yankee al menos vea la posición de muchos países europeos que en carne propia han sufrido 2 grandes guerras.

    • Don Antonio, desde mi perspectiva hay aquí dos elementos que he considerado y que conviene diferenciar: uno, el “oficial”, referido a la constitución de una comisión investigadora internacional, apoyada por la ONU, que sea imparcial y objetiva; dos, el trabajo documental y testimonial que realizan periodistas y comunicadores comprometidos con la verdad material de los hechos, que los hay sobre el terreno, material que hasta apunta directamente a los soldados rusos. Es improbable que los soldados ucranianos hayan plantado falsos positivos y, por el contrario, la historia ha demostrado que las fuerzas invasoras, cuando se frustran y desesperan, cometen inimaginables abusos contra los civiles, como en My Lai y ahora en Bucha. Ningún país tiene el monopolio de la criminalidad política y militar, especialmente las potencias, pues ninguna de estas tiene sus manos limpias. Los ciudadanos estamos maniatados, unos, la mayoría, porque carecen del tiempo y de las habilidades críticas para ejercer con propiedad una opinión y, los mejor informados, porque enfrentan obstáculos empinados en busca de los hechos y sus causas. Le agradezco su respetuoso comentario.

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