jueves 18, abril 2024
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Una asquerosa campaña electoral

De cal y de arena

He vivido 17 campañas electorales. Algunas intensamente, cuando me involucré en las luchas por la elección de los candidatos que proponían los partidos afines a la inspiración social que cultivó con esmero el Dr. Calderón Guardia. Otras campañas las viví desde el ático correspondiente al ejercicio del periodismo, posición que también exige agudizar los sentidos.

Nunca, jamás viví una campaña tan sucia, tan soez, tan ruin como la que acaba de pasar. Ni siquiera las campañas en que todavía se dejaban sentir las pasiones legadas por el conflicto del ’48. Lo recién pasado relegó a terceros planos la exposición de ideas, los programas de trabajo, el cómo afrontar los ingentes problemas que sofocan al país y amenazan con hundir a la sociedad costarricense en una caótica confrontación. Todo lo importante imperdonablemente se marginó para dejar el espacio libre al grito destemplado, a la descalificación arbitraria, a la manipulación de la verdad, hasta la invasión de la vida privada. Todo en demérito del prestigio de la democracia más añosa de la América Latina, envidiada por los niveles de su cultura cívica.

Ese asqueroso pasaje de un punto a otro de la campaña se produjo a horcajadas de ese fenómeno de las comunicaciones sociales contemporáneas que son las redes y de algunas corporaciones periodísticas que no solo se prestaron a esa prostitución de la campaña electoral, también la aventaron con entusiasmo digno de mejor causa.

Cuando las redes sociales se convertían en un ring de boxeo –a veces hasta en una cloaca- no había rincón de la vida personal del candidato que escapase al golpe bajo. Al candidato José María Figueres le invadieron los más íntimos espacios de sus relaciones familiares en un bastardo esfuerzo por demeritar su candidatura. Probablemente construido sobre hechos inexistentes o deformados, impertinente e ilegítimo -en todo caso- fue un recurso de campaña que demeritó por completo lo que ha de ser una competencia cívica.

Como creo que de las redes sociales casi es ninguno el control cualitativo que se puede lograr, he de enfocar mis censuras sobre lo que protagonizaron empresas periodísticas grandes y poderosas, muy particularmente La Nación, Teletica Canal 7 y CRHoy, respecto al candidato del partido Progreso Social Democrático.  

El abordaje que le dieron a las notas relacionadas con el incidente que hubo entre Rodrigo Chaves y algunas compañeras de trabajo al servicio del Banco Mundial, no se caracterizó por el interés de poner en manos del electorado costarricense los contenidos veraces de aquel episodio. No les animó la difusión de la verdad sino su sesgada presentación en la que se filtraba la interpretación de los hechos a partir de una tendencia marcada en títulos y textos, suficiente para generar anticuerpos en torno a Chaves y debilitar así su potencial de votos, tanto que pudiere por esa vía posibilitar –he ahí el objetivo primordial- su derrota. Fue un manipuleo de la información sin tapujos, sin vergüenza, con irrespeto a principios fundamentales que alimentan la profesión periodística como la regla de la veracidad y el equilibrio.

La misma inspiración venenosa se puso en evidencia cuando los medios periodísticos abordaron el tema de las fuentes y mecanismos de financiación de la campaña de Chaves con la visible intención de devastar sus simpatías electorales. Una forma de hacer las cosas afín a una estrategia construida para que los poderosos intereses económicos que se escudan tras los cortinajes de los medios hagan sentir su peso sobre el poder político, Archivados los tiempos en que el Club Unión imponía las candidaturas (un recurso oratorio para dibujar una realidad), ahora se trata de advertir que si los empresarios dueños de los medios no pueden imponer candidaturas, sí pueden vetar nombres.

De esos manejos espurios viene el bien ganado collar de “prensa canalla”.

Esa cruda realidad es lo que el pensador francés Alain Minc ha denominado “la borrachera democrática” en la que la trinidad de la reconocida arquitectura del Estado (los tres poderes) es alterada por la insurgencia de un factor no invitado: los medios de comunicación utilizados como herramienta política. Ahí es donde se desploma la esencia de la política, dice Minc.

La maniobra contra Chaves no le funcionó a quienes la montaron. Aunque parece que sí tuvo impacto en una cantidad importante de electores que se abstuvo de votar o votó en blanco o nulo, una mayoría les dio la espalda y en una expresión de repudio al montaje, determinaron el triunfo del “apedreado” Rodrigo Chaves.

Afortunadamente no se cumplieron los temores del poeta y político español, Gaspar Núñez de Arce, al decir: “Cuando un pueblo olvida sus virtudes, lleva en sus propios vicios su tirano”.

Los empresarios y los periodistas que embarrialaron con boñiga la ruta de la política costarricense deberían tomar nota de lo que aquel brillante periodista cubano, director de la revista Bohemia, Miguel Ángel Quevedo, sentenció: “DE LA DESGRACIA DE CUBA FUIMOS CULPABLES TODOS, EN MAYOR O MENOR GRADO DE RESPONSABILIDAD”.

¡Veámonos en ese espejo!.

(*) Álvaro Madrigal es Abogado y Periodista

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5 COMENTARIOS

  1. La prensa canalla llenó de términos peyorativos a nuestro presidente y personalmente me sentía ofendida, he votado en varias ocasiones desde la época de 2 candidatos hasta actualmente llegar a veinticinco ( 25) pero la amargura que me producía la impotencia de no poder llevar frases de aliento a un candidato que sufría los embates de tantas ofendas ofrecí mis servicios a ser fiscal y lo hice con el mayor de los gustos…

  2. Se le ventilaron los chuicas sucios a ppillo, pues en descargo a la publicidad contra el hoy presidente electo, teniendo techo de vidrio.
    Creo que ese fue el resultado de insistir de las acusaciones contra Rodrigo Chaves.

  3. Tan asquerosa y detestable fue esta campaña electoral que muchos prefieren no darse por enterados del hecho, del Tribunal Supremo de Elecciones mejor ni hablar…sus magistrados han convertido en una burla y un fraude el proceso electoral en sí mismo…la prensa ha caído muy bajo sigue en picada.

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