martes 23, abril 2024
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Inmerso en la chiricanidad y el tiempo de la larga duración histórica

Estas líneas, a la invaluable memoria de mi querido tío Francisco Cedeño Castro (1919-2010), quien nunca pudo escapar de su chiricanidad latente, hijo de un chiricano neogranadino y casado con una, mi tía política Gladys Guerra Gutiérrez, aunque hechura de los Salesianos de Cartago, donde devino en un genial mecánico, con un gusto musical singular, además de un oído especial para deleitarse con la música clásica, según me contó mi primo Humberto y con el gran don de gentes que siempre lo caracterizó. Buena obra hicieron esos frailes, lo dice un agnóstico impenitente como yo, a quien no van a convencer con eso de «la palabra», teniendo en cuenta que el discurso es una parte esencial de lo mío. RC.

 

En estos días lluviosos de mayo en los que se conmemoran y se celebran, casi de manera simultánea, la creación de la provincia de Chiriquí que fue segregada de la de Veraguas, a partir del año de 1849, un día 26 de mayo, a petición del senador José de  Obaldía, originario de Dolega, Chiriquí por decisión del Senado Colombiano, en tiempos en que todavía el istmo no se había separado de Colombia, como un hecho que ha coincidido con la celebración del día de la persona chiricana en Costa Rica, en la misma fecha, cuyo epicentro sigue siendo la localidad de Potrero Grande, en el cantón de Buenos Aires de la provincia de Puntarenas, un pueblo fundado por emigrantes chiricanos a finales del siglo XIX, sucede que me he sumergido- por así decirlo- dentro de la chiricanidad, también a partir de un hecho de que acudió a mi memoria: mi abuelo Manuel María Cedeño Quintero(1879-1955), quien nació como colombiano en Alanje, un pequeño pueblo cerca de David, que tuvo cierta importancia histórica en aquellos lejanos tiempos.

 

Además, me acordé que don Manuel peleó en la última guerra civil acaecida en la Colombia del siglo XIX, la llamada guerra de los mil días (1899-1902), en las filas de los godos que fueron derrotados en el istmo a diferencia del resto del país, razón por la que debió emigrar hacia Costa Rica donde llegó a ser un importante empresario en la industria de la jabonería en el Puerto de Puntarenas, durante las décadas de 1920 y 1930. Tengo la impresión que fue de los nunca aceptaron la separación (o rapto imperial) de Panamá de Colombia, razón por la que nunca regresó a su chiricana tierra natal.

 

Los medios audiovisuales me han facilitado la tarea y he podido apreciar las expresiones más diversas de la cultura chiricana, desde la cumbia chiricana en toda su especificidad regional hasta las salomas o gritos montunos de sus montañeses agricultores y ganaderos, las que me dan la impresión de ser también algo muy singular dentro del territorio  de la nación panameña. En algunos casos, la cumbia aparece como un baile lento aunque cadencioso donde quienes danzan imitan los movimientos del buey en la molienda de la caña, vestidos con unos trajes muy sencillos, tanto los hombres como las mujeres, lo que me parece muy hermoso y es digno de admirar.

 

El racismo y el genocidio del colonialismo europeo se expresó en la exterminio de numerosos grupos étnicos como los dolegas y gualacas, entre otros pueblos originarios a los que dieron el nombre genérico de guaymíes. Por fortuna, algunos de ellos han reclamado su propia autodenomínación en los actuales territorios de Chiriqui y el sur de Costa Rica, tal es el caso de los ngäbe buglés y los brorán, uno de cuyos líderes, Jehry Rivera, fue asesinado en el cantón de Buenos Aires. La lucha de los pueblos originarios de esta parte del mundo ha sido tan tortuosa y sangrienta como en el resto del continente.

 

Chiriquí o Valle de La Luna y sus gentes es, sin lugar a dudas, una identidad muy fuerte dentro de Panamá que irradia hacia el exterior, en particular hacia los territorios del sur de Costa Rica partiendo desde el oeste panameño o incluso del oriente de la actual Chiriquí, allá en Remedios y Tolé. Podría decirse, que esa fuerza identitaria se roza con la cultura de la guanacastequidad a través del vértice puntarenense, entre ambas hay una inmensa frontera cultural de pueblos mestizos mesoamericanos, afrodescendientes, europeos, asiáticos o provenientes del sur chibcha, la que se remonta, al menos, a la segunda mitad del siglo XIX, con la activa presencia chiricana, tanto en Paquera como en Lepanto y en toda la península de Nicoya, como algo que parece ser un eco lejano de mi  propia historia familiar.

 

(*) Rogelio Cedeño Castro, sociólogo y escritor costarricense.

 

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11 COMENTARIOS

  1. Régimen de Pensiones administrado por JUPEMA acumula más de ¢4 billones
    JUPEMA incursionará en los mercados internacionales para buscar un mayor rendimiento

    Modelo de negocio es un ejemplo para otros regímenes de pensiones que buscan sostenibilidad
    Martes 31 mayo, 2022
    Carlos Arias Alvarado
    “El alcanzar un crecimiento del 14,4% pese a la pandemia es un logro grande de JUPEMA durante el 2021”, aseguró Carlos Arias Alvarado, director ejecutivo de JUPEMA. Archivo/LA REPÚBLICA.

    Alcanzar un mayor rendimiento en su portafolio de inversión colocando en los mercados internacionales es el área de acción que buscará la Junta de Pensiones y Jubilaciones del Magisterio Nacional (JUPEMA) durante el 2022.

    También, espera sentar las bases para valorar invertir en obra pública y privada para mantener una sostenibilidad financiera, aunque sin duda, estas oportunidades se abrirán hasta el 2023.

    “Hablar de un modelo de negocio en un régimen es resumirlo en gestión del fondo que lo sustenta, y dentro de esa gestión es muy importante en qué se invierten los recursos para lograr el crecimiento y con ello la sustentación de las pensiones actuales y futuras. Uno de los mejores indicadores económicos de un país es el dinamismo de la construcción, y aquí es donde los fondos de pensión pueden aportar muchísimo, siempre y cuando se cuide el riesgo y la sostenibilidad”, destacó Carlos Arias Alvarado, director ejecutivo de JUPEMA.

    Agregó que el futuro de las pensiones está en invertir en infraestructura, pues los rendimientos son mayores y así cumplimos también con contribuir con el desarrollo y la reactivación económica del país, tan esperaba por años y agravada luego de la crisis económica que se vivió con la Covid-19.

    JUPEMA administra el Régimen de Capitalización Colectiva del Magisterio Nacional (RCC) de manera eficiente, pues un 50% corresponde a aportes y el otro 50% a rendimientos, con lo que su fondo acumula, a hoy, ¢4 billones y es por eso, que ese modelo sirve de ejemplo para muchos regímenes de pensiones que actualmente no cuentan con sostenibilidad financiera.

    Desde setiembre del año pasado, con la aprobación de la ley 10.078, JUPEMA tiene más posibilidades para la diversificación de su portafolio, con lo que no solo podrá invertir en el mercado costarricense, sino en mercados mucho más profundos como los externos y por eso, buscará plazos más largos en instrumentos más ajustados a sus necesidades y rentas más variables que en el largo plazo aumentan el rendimiento.

    “El mercado costarricense es muy poco profundo, sus alternativas de inversión son muy escasas no solo para diversificar en emisores y clase, sino también en plazos y rendimientos ajustados al riesgo”, explicó.

    La entidad se encuentra haciendo estudios y revisando políticas de diversificación para encontrar la mejor forma de incursionar en nuevos mercados.

    Agregó que todas las decisiones deben mirarse con cautela y con tranquilidad, porque se está hablando de recursos de seguridad social, pero si se hace de la manera correcta ese ahorro se puede destinar al desarrollo económico del país en favor de la seguridad social.

    El año pasado, lograron un crecimiento del 14,4% y esto se logró porque al velar por la seguridad social a través del otorgamiento de créditos, también han logrado ayudar a sus afiliados y los familiares de ellos que perdieron sus trabajos o vieron reducidas sus jornadas, por ello JUPEMA redujo las tasas de interés de sus créditos y mejoró sus condiciones de acceso.

    Si bien es cierto, muchos de los trabajadores de la educación y de los pensionados no reportaron cambios en sus ingresos, lo cierto es que sus familias si se vieron afectados y JUPEMA les ayudó, lo que les permitió aumentar también la cartera de crédito en beneficio del fondo de pensiones del RCC.

    La visión de seguridad social incorpora también que todos sus afiliados cuenten con un techo digno y es por eso, que cuentan con créditos de vivienda con tasas de interés fijas del 8% durante los primeros años y, además, sin costo de avalúo y gastos legales.

    Se ofrece a los trabajadores de la educación condiciones competitivas que les permitan, no únicamente obtener una casa propia, sino que también puedan reparar, ampliar, pagar hipoteca o bien adquirir lote y construir.

    La entidad cuenta, además, con líneas de crédito en salud, servicios funerarios, personal y refundición de deudas.

    “El alcanzar un crecimiento del 14,4% pese a la pandemia, es un logro muy positivo que se consiguió gracias a un esquema de gestión que empezamos en JUPEMA meses antes de la pandemia y eso hizo que no nos tomara desprevenidos, ya que contábamos con esquemas de teletrabajo y acciones para la virtualidad que permitieron atender a los afiliados, lo que permitió agilidad en los trámites digitales y en la programación de citas”, destacó Arias.

    Pero la visión de buscar la mejor calidad de vida de las personas es la que hace que JUPEMA quiera como organización, que el régimen de IVM sea lo más sólido posible en un mediano plazo.

    “Esto permitiría un mayor alcance de la seguridad social, ya que la mayoría de los cotizantes del país están afiliados al IVM de la Caja y por eso, podríamos colaborar explicándoles el esquema de gobernanza que tenemos, en el cual, tanto el cuerpo colegiado como la alta gerencia, somos los que tomamos las decisiones estratégicas y todos los debates giran alrededor de fortalecer el régimen que se tiene, el RCC”, concluyó Arias

    • Es para que vea que Chiricanos y Troskistas tambien invierten en la Bolsa de Nueva York.Me parecio muy curioso y actualizado, ya que usted siempre nos comenta de los «poderosos grupos financieros » y le he llamado la atencion de su poder economico,el de los trabajadores, a traves de JUPEMA. Yo asumo que usted ,por su filososfia, no esta de acuerdo con que se invierta en el exterior.Lo hacen por defenderle su pension,pasarse a dolares,para no perder valor adquisitivo con el colon. Claro,tambien conlleva riesgos.Lo malo, es que por esa misma filosofia de izquierda no invierten en empresas nacionales existosas,que en vez de criticarlas,con el poder economico de Jupema harian de ellas emporios.
      En todo caso don Rogelio, una cosa es la realidad y otra la teoria.Le saluda,su fiel seguidora , Flora.

  2. Extraña paradoja la que nos presenta u ofrece, ese intento suyo de mezclar locaciones o asuntos culturales o regionales (el territorio de Chiriquí, sus habitantes, expresiones culturales e incluso una vieja historia familiar que a, casi nadie, excepto al autor, le interesa todavía), con otras de naturaleza ideológica e histórica (como sucede con el caso de los así llamados trotskistas o trotskistizantes, seguidores de una corriente marxista del siglo anterior (León Trotsky, dixit) y herederos de una disputa anacrónica con los así llamados estalinistas entre la familia de los “socialistas” o comunistas”), conste que también los hay de derechas, como dicen don Luis Mata Guillén cuando habla del estalinismo neoliberal, en el que al igual que en el de izquierdas (si el término retiene alguna validez, todavía) no tenga ningún espacio o posibilidad para una disidencia que ponga en duda su credo, resultando que sus seguidores dicen ser los fieles practicantes de la secular religión del mercado, del libre mercado no monopólico, la que no observan a cabalidad, dado que aplican restricciones como se dice en el lenguaje comercial. Más divertido aún resulta eso de entrecruzar temas de finanzas e inversiones de fondos de pensiones con las simbolizaciones, cantos, danzas u otras expresiones estéticas propias de una o varias fronteras culturales, ecológicas o entre estados nacionales que se entrecruzan, en medio de las más diversas manifestaciones culturales, entre las gentes de Chiriquí, Guanacaste y Puntarenas. Le prometo que buscaré la manera de abordar el tema que usted ha planteado, aunque sigo pensando que escogió el peor escenario. Saludos.

    • Se que le sera dificil abordar el tema.Es el bolsillo, la realidad,la inflacion,la perdida del colon y rendimientos. A ese mejunje le agrega esa ideologia suya que lo ha tenido atrapado toda una vida.Una gran contradiccion.A la espera de como aboradara el tema.Lo saco de su burbuja academica y escenario pero es la unica manera.Veremos como con su astucia de buen escribiente se sale por la tangente.Ojala que no !

  3. Existe una tensión entre las manifestaciones culturales y el entorno en que estas se manifiestan, lo que da lugar a vivos contrastes porque mientras una parte de la población se identifica con ellas, las vivifica, se las apropia y las renueva constantemente, otra se avergüenza, las rechaza o asume una actitud indiferente frente ciertos rasgos que le llegan a parecer extraños, es ahí donde una cultura muere. La pérdida prolongada de contacto con lo que podríamos llamar “la cultura madre” puede provocar la indiferencia y hasta el rechazo entre las generaciones más jóvenes. Me pregunto, a veces, si las nuevas generaciones chiricanas o guanacastecas se sienten parte de la tradición? Al respecto les deseo éxito a las gentes de Potrero Grande (Buenos Aires de Puntarenas) en ese viaje hacia la semilla, como en la novela de Alejo Carpentier, en fin en el significado más profundo de esta celebración del día de la persona chiricana en Costa Rica, del 26 de mayo recién pasado, la que fue promovida como decreto oficial por el antropólogo costarricense José Luis Amador.

  4. Esa vieja casona, cuya imagen ilustra este artículo está en el corazón del antiguo Barrio Bolívar de la ciudad de David, constituye un baluarte de la cultura chiricana.

  5. De Mario Solera UNIVERSIDAD DE COSTA RICA: La región de Chiriquí, ubicada en el noroeste del territorio panameño y li-mítrofe con Costa Rica, estuvo originalmente habitada por poblaciones indígenas, entre las cuales se encuentran los dolega, bugaba, doraces, caribó y buricas. A partir de 1589 los españoles inician la fundación de pueblos en ruta de las caravanas que mantenían el comercio entre Panamá y América Central. Estos pueblos recién fun-dados se caracterizaban por una variedad étnica y cultural, contaban con gente ne-gra, mulata, zamba, indígena y blanca, quienes vivían de forma dispersa y con poco apego a preceptos religiosos. De acuerdo a esta diversidad, los pueblos variaban de uno a otro, dependiendo de su mayoría étnica (Amador, 2008).Para Amador (2008), las principales razones de la migración chiricana a Costa Rica son: la necesidad de expandir la actividad ganadera y de proveer al ganado de mejores pastos —los cuales se encontraban en las llanuras colindantes con la frontera actual entre ambas naciones—; la desestructuración de los pueblos indígenas; el despojo de tierras a los campesinos por parte del Estado o a manos de los terratenientes; el aumento en las cargas tributarias; el agotamiento de los suelos aptos tanto para el cultivo como para el pasto; el incremento de la población; y los conflictos bélicos que conducían a alistamientos forzosos. De acuerdo con este autor, las migraciones se dieron según tres rutas. La primera, conocida como Ruta de Cañas Gordas, que comunicaba con Paso Real, sirvió para la colonización de Las Vueltas, Sabalito, Cañas, Potrero Grande, Té-rraba, Buenos Aires y Volcán. La segunda, la Ruta de la Cuesta, unía a David, Divalá, Concepción y Alanje con Puerto Nuevo, Golfito y el actual Puerto Jimé-nez. Y la tercera, la Ruta Marítima, contribuyó a colonizar Punta Burica, cabo Drake y el litoral pacífico hacia el norte. El proceso colonizador de la población chiricana ocurrió en la segunda mitad del siglo XIX y terminó con la delimitación de la frontera en 1941 (Amador, 2008). De esta manera, este autor señaló que los asentamientos chiricanos en el sur de la provincia de Puntarenas, desde 1848 hasta 1920, se dieron en las localidades de Golfito, Puerto Jiménez, Rincón, Potrero Grande, San Andrés, Cortés, Pilas, Hato Viejo, Volcán, Río Barú y Hatillo Nuevo.Tamborito chiricano. Para Zárate (1985) esta danza inició su práctica en la época colonial. Como documento más antiguo en el que se hace referencia al tamborito chiricano, presenta las cartas que cruzaron el Rey de España y el Gobernador de Cartagena en el año 1769, cuando Su Majestad solicitó al Gobernador informes sobre la moralidad de los Bundes. La respuesta del Gobernador describe la forma característica de la danza del tamborito. Por otra parte, esta misma autora, y con base en lo dicho por Durán, afirmó que esta danza ya era popular a principios del siglo XVII,

  6. De Dagoberto Núñez: «A propósito de tu reciente escrito sobre tus raíces chiricanas: Qué buena puesta en comunión de esas tus raíces. Surge el recuerdo de hace muchos años compartiendo actividades de DDHH en la zona sur limítrofe de Bocas del Toro me di cuenta de toda esta riqueza cultural que nos lega la chiricanidad de que nos hablas. Es cuestión profunda y que se hunde en las raíces del tiempo. A través tuyo algunos hemos aprendido hasta qué punto esa diversidad se materializa en compromiso y celebración. Me llamó especial atención el vínculo salesiano de tu recordado pariente y me uno a ese reconocimiento que en Palmares ha dejado huella puesto que en el Rincón de Zaragoza por décadas estuvo un Seminario Menor Salesiano y no son pocas personas (hombres y mujeres) quienes se unieron a esa tradición tan original que legó Don Bosco; mezcla rara de saber cotidiano con destreza ingenieril de alcance suficiente para aprender a vivir desde lo local, con sentido global.

  7. Mi hiciste recordar una afirmación del escritor chileno Jorge Edwards quien una vez destacó una frase del escritor ruso Turgeniev: PINTA TU ALDEA Y SERÁS UNIVERSAL. Dicho de otra manera, esa síntesis de dos polos de la que hablas en el caso de Palmares.

  8. Siempre había creído que mi abuelo Manuel María Cedeño Quintero, chiricano y colombiano había nacido en 1879. Hoy una publicación me muestra con precisión que ese y otros datos eran erróneos o, al menos insuficientes: «Brief Life History of Manuel Maria
    Manuel Maria Cedeño Quintero was born in 1882, in Chiriquí, Panama as the son of Marcelino Cedeño and Santos Quintero. He married Otilia Castro Espinoza on 7 January 1911, in Puntarenas, Costa Rica. They were the parents of at least 4 sons and 4 daughters. He died on 10 November 1955, in Guadalupe, Goicoechea, San José, Costa Rica, at the age of 73.

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