miércoles 24, abril 2024
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La hipertrofia de la burocracia privada

Si ha existido un mal mayor, este sin duda alguna es la burocracia estatal. Hija de los caprichos de los políticos al paso de los años, es el único reino intocable dentro de cada estado, sin importar la ideología, la burocracia únicamente conoce el lema “somos más y juntos somos invencibles”. No existe receta eficaz para combatirla, únicamente aprender a soportarla. No es un mal necesario, es un mal. Veamos como su incremento en las últimas dos décadas ha bastado para empoderarlas, ya los mismos políticos de alto vuelo que deben todo lo que tienen a ella, tienen que caer deshechos de hinojos a sus pies, mediante convenciones colectivas y todo tipo de prebendas. La CCSS, única institución verdaderamente necesaria para el bienestar general, tenía hace cuatro décadas un Gerente y dos Sub gerentes, administrativo y médico. Mutó a presidencia ejecutiva y luego se ha incrementado en el número de gerentes. Las jefaturas son muchísimas y víctimas de la misma burocracia, que las consume y hace mostrar su ineficiencia. No obstante esa Medusa estatal se puede (y debe) tolerar, de una u otra manera uno aprende a tolerarla, a sufrirla en silencio kafkianamente.

Hoy, hay entre nosotros otra plaga peor, la burocracia privada. Este si es un verdadero monstruo que está en todos lados, son los empleados que en nombre de la empresa, tratan mal a quienes la ocupamos. Es verdad que uno de los peores males del mundo es la falta de educación y la irreverencia, pero la “megaburocracia privada” si es imposible de evadir. Uno se aproxima a xxxxx y este lo atiende sin mucha educación (mayoritariamente), al solicitarle determinada cosa, frecuentemente nos responde: “no tenemos”-“está descontinuado”-“ya no lo traemos”, etc etc  Cuando cándidamente le preguntamos, ¿y no sabe dónde puedo conseguirlo?, la mejor respuesta es “No”, aunque frecuentemente la respuesta es “en tal lado”. Un día, en una ferretería me mandaron a otro comercio, en la respuesta estaba la poca convicción del burócrata privado, le pregunté sin darle vuelta: ¿efectivamente ahí se consigue o usted simplemente quiere deshacerse de mi? Miró cómo lo hace el burócrata, evasivamente, dándome miradas furtivas, luego un “en realidad no lo se”. Di las gracias (uno no debe abandonar las buenas costumbres porque otras personas no tengan esa educación, no, con mayor razón hay que se educado.

Ese mal está por doquier, únicamente refugiarse tras los muros del hogar consigue cierta paz. Pero que no se te vaya la luz, inmediatamente al consultar por el daño, una voz mecánica y metálica con acento mexicano o salvadoreño, nos dice que “estamos trabajando en eso”, no hay otro recurso, las multinacionales han sabido metamorfosearse de mil maneras, creando esos monstruos de “call center” donde mediante salarios de hambre consiguen evadir al consumidor. Si la computadora nueva tiene un daño, esa misma voz metálica y mecánica, con acento salvadoreño o mexicano, nos receta “resetearla”, luego probar y si no funciona llamar nuevamente, para que una voz de un hombre asexuada nos diga: “todos nuestros operadores están ocupados, manténgase en línea” y escuchamos a Litz o a Wagner. Las empresas emisoras de tarjetas de crédito, utilizan esa metodología cruel, a la que se suman las amenazas por doquier.

Lo único que medio ayuda, si es que lo hace, es saber que el “egocéntrico burócrata público” tiene que comerse esas dosis cada vez peores. Causa una mezcla de tristeza y enojo, no queda más que disminuir el consumo hasta la náusea.

Hace poco conversando con una vendedora de carros, me decía que a raíz de la pandemia, las fábricas estaban trabajando a media máquina o cero máquina, entonces mandando unidades con cuenta gotas, sin importa si ese modelo se vende o no, eso si a precios altísimos para “sacarse el clavo”, por otro lado al depender la mayoría de las fábricas de carros, de piezas chinas, estos en la ebriedad del poder económico, las mandan más lentamente para entorpecer las cadenas de producción.

Uno se pregunta (porque uno todavía piensa, a pesar de tantos dispositivos electrónicos), ¿qué esperanza podrán tener nuestros jóvenes? ¿Se acostumbrarán a ese canibalismo inhumano?

(*) Dr. Rogelio Arce Barrantes

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2 COMENTARIOS

  1. El ICE es de los empleados, ah y funciona con call center, la gente de San Carlos, Heredia y Cartago usan electricidad privada, entonces yo si entendí el artículo.

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