miércoles 24, abril 2024
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Los telenoticiarios: morbosos agresores

Creo que sobre este tema debería caber un recurso de amparo por cuanto los telenoticiarios de la hora del desayuno, del almuerzo y de la cena hacen algo horrible y que yo considero morboso y dañino para la salud física y mental.  Algo de lo que no queremos más quienes tenemos interés en las noticias. 

Por una parte quienes los presentan viven de eso y lo que les interesa es tener toda la mayor audiencia posible.  Pero lo malévolo y morboso está en que al mismo tiempo nos agreden y nos quitan el gusto, la tranquilidad, la salud, una vez que nos tienen ya allí cautivos con toda la curiosidad.

¿Qué no queremos ver o escuchar más?  Ya voy a explicarlo.  Los momentos más valiosos hablándose de amor de la familia, reunión de los miembros de la familia, el placer de comer juntos y de sentir la solidaridad humana son el desayuno, el almuerzo y la cena en casa. ¿Cuál podría ser una expresión que sintetice lo que se siente en esas ocasiones?  “¡Qué rico!”  Y es en esos momentos clave de humanidad cuando nos presentan los noticiarios.  ¡Muy inteligente de su parte!  Nos cogen atrapados en los momentos en que casi de seguro estaremos ahí todos y con un abundante apetito.  Eso por sí solo no está mal y puede continuar así.  Lo que está mal es que necesitándonos, siendo nosotros su soporte, nos torturen innecesariamente si de dar noticias se trata.  Para mí eso es morbosidad de la más refinada.

Cuando estamos apenas llevándonos a la boca una cucharada de caldo, una rebanada de tomate, un pan o un postre, con apetito y gozo, es que nos atacan morbosamente.  Es en ese momento que nos muestran series de imágenes que son repetitivas, innecesarias y repulsivas de enfermos con virus del mono, manos poniendo vacunas, máquinas y manos contando dólares que no terminan nunca, víctimas con horribles deformaciones e impedimentos, condiciones paupérrimas de una familia o de individuos que viven en un ambiente de porquería, animales atropellados o heridos de un machetazo, anuncios repugnantes sobre el pie de atleta, los malos olores del sudor, hongos, la acidez y la indigestión y otras cosas más que nos quitan el apetito de inmediato.  En materia de narración no basta con informar que hay un muerto (cosa que ya es el final de la noticia);  ¡No!  Hay que recalcar que no fue posible reconocerlo por su “avanzado estado de descomposición”;  porque estaba totalmente calcinado.  ¿A quién le interesan esos detalles?  Solo a los de la medicatura forense.  Al pueblo le basta con que hubo un muerto y al noticiario también.  Por eso acuso que son morbosos, agresores, acosadores quienes conciben esas “notas” (esos “reportajes” como se llaman en castellano clásico).

A la profesión médica, a los de la salud pregunto si no estoy en lo cierto.  Si esas presentaciones no son dañinas para nuestra salud mental y al quitarnos el apetito y provocarnos asco en esos momentos se puede decir sagrados de la comida en que muchos damos gracias por tenerla, no lo son también para nuestra salud física.  Para mi son impedimentos violatorios de la paz y del amor en familia, de la armonía, a las horas clave de su convivencia.  En los momentos más significativos de la especie humana y emblemáticos de la subsistencia misma. 

A la gente de la salud y a la de las leyes pido que nos defiendan, que nos protejan a quienes no tenemos poder alguno, de esto que yo señalo como acoso y agresión contra nuestra salud mental y física.   Desde un punto de vista médico y jurídico estoy seguro de que cabría una acción de protección de esas horas del alimento, siendo además que el alimento ha costado sangre a mucha gente y que ni siquiera puede tenerlo en la cantidad suficiente como para que le provoquen repulsión a la hora de tomarlo.  Y es que también esa morbosidad igual que el amarillismo, hace germinar gradualmente en personas pacíficas y equilibradas una curiosidad y una morbosidad enfermizas que al final les hacen adictas a buscar las imágenes de lo horrrendo de la existencia.  Un caso que quedó para mí grabado es el de un compañerito cuando teníamos unos nueve años en la escuela;  traía fotos de horrores cometidos por los nazis en los campos de concentración mostrando todo lo peor y a escondidas me las mostraba y siempre muerto de risa.  Le “hacían gracia” los detalles inenarrables que se veían en esas imágenes ¡ya desde los nueve años!  ¡Por algo lo recuerdo cual si lo hubiese vivido ayer!

A quienes conciben esas presentaciones invito a que pregunten a sus cónyuges, hijos, padres, abuelos si les parece bien que mientras están desayunando, almorzando, cenando, les muestren esas series de imágenes de enfermos de la viruela del mono y les comenten sobre cuerpos en avanzado estado de descomposición.  Tan solo eso.  Muy fácil. 

Y a quienes me harían la recomendación de apagar el aparato y no ver yo diría:  ¿a cuenta de qué? ¿No pagamos para tener el aparato y la electricidad?  ¿Y entonces no tenemos derecho a ver noticias? Me han dicho también que apague uno mientras están con esas imágenes solamente, pero ¿cómo sabe uno cuándo volver a encender?  No, no, además son impredecibles.  En el momento menos esperado atacan con anuncios o avances o la noticia con esas horribles imágenes y sugerencias y no es posible estar listo a apagar en uno de esos momentos. 

¡A ver, comunidad médica y de la ley!

(*) Orlando García Valverde, Traductor-intérprete Oficial

 

 

 

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8 COMENTARIOS

  1. Aunque es cierto lo que dice, nadie lo obliga a ver esos telenoticiarios a esas horas de comer, es más nadie lo obliga encender el bendito televisor, y también hay muchos canales, en cable, en internet. Usted infantilmente le achaca a los noticieros la responsabilidad de lo que usted ve, no sea cuerudo eso le toca a usted.
    Usted se autoagrede, no sea infantil, echarle la culpa a los demás a estas alturas es muy inmaduro.
    Lo más sano es no prender el tv a esas horas, si realmente quiere mantener al grupo familiar unido.
    Otra cosa considere el poder de veto que tiene en sus manos. Yo particularmente desde el horrible atropello a las libertades del año 2007, dejé de ver esos telenoticieros.

  2. Excelente su comentario; el periodismo hoy en día es amarillista, populista y falta de análisis dialéctico. Los redactores, por falta de conocimiento y lectura, emplean palabras que ni ellos mismos saben lo que significan, y además emplean un vocabulario “inclusivo”; repudiado por la misma Real Academia de la Lengua, ente rector del idioma Castellano. Para darle un ejemplo sencillo, utilizan la terminología de “sociedad civil”, ignorando, me parece adrede, o para que suene bonito; que nuestra Constitución no incorpora ningún fuero que ampare esta barbaridad. Este término se emplea en países que tienen ejército y este está amparado en su constitución a un fuero totalmente independiente, en su organización tanto legal como económicamente. Dichosamente aquí todos somos juzgados por un mismo código civil y penal; desde el presidente de la República, ministros, diputados y la misma ciudadanía.
    Señores periodistas ustedes son formadores, cumplan su función social.

  3. Déjeme ver si entiendo: no quiere ver las noticias que no le gustan, pero tampoco quiere apagar el televisor porque es su derecho tenerlo encendido cuando quiera porque para eso para la electricidad y el cable, y, según dice en el mismo texto, quiere ver las noticias mientras come. En términos simples, lo que realmente quiere es que los noticieros se adapten a usted (algo francamente risible). Si no le gusta el estilo, la forma, los modales, simplemente ejerza su derecho a no verlos, y punto, como hace cualquier ser humano normal. Nadie le quita el derecho de cambiar de canal, o de buscar otra programación diferente, si no lo hace, la culpa es únicamente suya y de absolutamente nadie mas. No es por nada pero Ud. suena como un masoquista que quiere echarle la culpa de su gusto por el sufrimiento a un tercero.

    • Totalmente de acuerdo con usted, y la respuesta que le he dado a este infantil comentarista es similar a lo que usted expresa . No puedo imaginarme los telenoticieros complaciendo a todo el mundo. Si no me gusta no lo veo, y me dejo de berrinches.

  4. Tienen razón todos los comentarios. Pero nadie expuso la solución: apague la pantalla y encienda radio Universidad de Costa Rica y escuche música clásica a bajo volumen. Una sinfonía de Rachmaninov sería ideal.

  5. Si los noticieros insisten en mostrar anuncios que le causan «asquillo» es porque ellos saben muy bien que eso es lo que vende. En consecuencia, los morbosos son los espectadores que piden por esos contenidos.

    No sea un morboso más, no se espere que las autoridades le «resuelvan el problema»… Apague el tele y ya!

    PD: no es nada saludable comer con el tele encendido.

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