sábado 20, abril 2024
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Colombia: Fin a la larga noche de terror oligárquico

En Colombia, después de 200 años de dominio oligárquico y de una esclavitud cuasi feudal para las grandes mayorías campesinas, indígenas y afrodescendientes, vamos a construir un capitalismo de verdad (ojalá democrático y no retrógrado y sanguinario), en una nación donde nunca terminó de llegar la modernidad, dijo Gustavo Petro el victorioso candidato presidencial de los sectores populares, a la cabeza del Pacto Histórico y la izquierda democrática. Lo vamos a hacer, no porque amemos al capitalismo, sino porque es hora de dar ir hacia una democracia verdadera y salir de la estrecha visión colonialista de unas cuantas familias que ven a Colombia como algo de su exclusiva propiedad. Por ahí, las voces de una derecha totalitaria andan diciendo toda clase de mentiras para hacernos creer que sin ellos, o si no nos sometemos a sus designios, el mundo se va a caer a pedazos, cuando son ellos los que se hundieron en el oprobio.

Los que nunca dijeron nada de las reiteradas masacres cometidas por la derecha uribista de Colombia en contra de los líderes sociales rurales y urbanos, campesinos, obreros, indígenas, estudiantes y afrodescendientes, a lo largo de las décadas más recientes, esos que actuaron como si Colombia no existiera, incluso algunos de los llamados “progres”, esos son los que ahora el grito se asombran ante el triunfo electoral del Pacto Electoral, con su fórmula, Gustavo Petro y Francia Márquez, que los condujo a ocupar el Palacio de Nariño, a partir del próximo 7 de agosto.

Alguna prensa, al servicio de los intereses más tenebrosos habla de Gustavo Petro como el exguerrillero hoy a punto de llegar a la presidencia de Colombia, con  una inocultable perversidad, como lo hace en su primera plana, del lunes 20 de junio de 2022, el diario La Nación de San José de Costa Rica. No dicen que eso ocurrió hace treinta y cinco años, cuando Petro militó en las filas del M 19, una organización político-militar disuelta en 1990, con raíces en la ANAPO, fundada por Gustavo Rojas Pinilla, después del asesinato de Carlos Pizarro su candidato presidencial para las elecciones de aquel año.

Desde entonces los del M19, nacido para luchar contra el fraude electoral de 1970, unas elecciones en las que los del Frente Nacional (la oligarquía liberal y conservadora que se repartieron el gobierno durante treinta años, a partir de 1958) le robaron el triunfo al general Gustavo Rojas Pinilla, han sido baluartes de una precaria democracia que siempre ha estado bajo la amenaza del paramilitarismo de la ultraderecha, los falsos positivos del uribismo y de sus reiteradas masacres entre las mayorías populares. Además, los del M19, como partido político tuvieron una participación decisiva en la constituyente de 1991, en cuya Asamblea obtuvieron un tercio de los representantes, entre ellos Gustavo Petro.

Lo más paradojal fue que, en 1953 frente al terror godo que sembraron los conservadores, con Laureano Gómez a la cabeza, entre los años de 1946 y  1953, acarreando la pérdida de cientos de miles de vidas, otro sector de la oligarquía liberal y conservadora le pidió al general Gustavo Rojas Pinilla dar un golpe de estado para detener el baño de sangre, cuatro años después lo sacaron ellos mismos para seguir jugando a una democracia que nunca fue. En resumen, según estos codiciosos oligarcas, el único dictador de Colombia, durante el siglo XX, fue el viejo general y ellos fueron los impolutos demócratas.

A la carga con Gaitan! Los valientes bogotanos gaitanistas lucharon en las calles junto con la policía liberal, y toda Colombia se alzó en armas aquel 9 de abril de 1948, cuando la vida de aquel hombre que fue Colombia y encarnó las esperanzas de todo un pueblo fue cegada por las balas de la oligarquía y el imperialismo. Se necesitaron casi 75 años para enderezar el camino de la revolución democrática colombiana. Lo más importante, en esta nueva etapa es el respeto e implementación de los acuerdos de paz firmados, en el año 2015, entre las FARC y el gobierno de Juan Manuel Santos, que antecedió al de Iván Duque.Es la hora de la paz y de una democracia para todo el pueblo de Colombia, el telón la mentira ha caído. La comedia è finita.

(*) Rogelio Cedeño Castro, sociólogo y escritor costarricense.

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12 COMENTARIOS

  1. Los datos del genocidio colombiano 1958-2016 expuestos por primera vez:
    700.000 muertos, 75% jóvenes, campesinos y civiles. Solo el 1.5% murieron en combates.
    110.000 desaparecidos. Más que todas las dictaduras del Cono Sur juntas.
    Estos son los capos con los que CR andaba haciendo campañas regionales de «democracia y derechos humanos», además de orquestando golpes de estado y provocaciones de todo tipo, hasta hace pocos días. Esa es la gente que forma a nuestros policías…
    Aquí traían Arias y Chinchilla a Álvaro Uribe a dar cátedra sobre democracia y progreso en TEDx-CR. Y CR lo aplaudía.
    En Colombia hubo un genocidio premeditado y la comunidad internacional colaboró para ocultarlo!
    El genocidio más brutal del continente y uno de los más brutales del mundo.

  2. Todos conocemos tu tendencia Rogelio. Te acordas cuando Fidel iba a liberar a los cubanos de la oligarquia ?
    o la Revolucion Sandinista acabar con las desigualdades en Nicaragua, y quien mas que el caudillo y Comandante Galactico Chaves en Venezuela?Te menciono esos los mas conocidos.Por ahi andan por el mundo rodando sus ciudadanos.
    Esta bien tener fe y esperanza,pero pretender que Petro va a cambiar para bien Colombia es ser un iluso.
    Lo que viene en estos años a Colombia no ,por favor ,no se lo desee a Costa Rica.Veras como los primeros afectados son los pensionados,como vos,donde cada dia su peso valga menos.

  3. Bogotá, 4 jul (Sputnik).- El director del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (INDEPAZ), Camilo González, denunció este lunes en medios locales que en Colombia se han registrado 49 masacres en lo que va del año, la más reciente ocurrida en la víspera en el municipio de Tumaco, Nariño, (suroeste) donde murieron tres indígenas awá.

    «Este año se han presentado 49 masacres (…) hoy ya son 96 líderes asesinados. Estamos teniendo una alta frecuencia de masacres como la que se dio en el año 2012. La JEP (Jurisdicción Especial para la Paz, tribunal) ha hablado de más de 4.000 masacres entre los años 1985 y 2018, es una práctica de control territorial», afirmó González en entrevista con Caracol Radio.

    Añadió que «esto no puede seguir, llegó la hora de superar la página del horror».

    De acuerdo con la denuncia de los líderes del resguardo Awá, los tres indígenas se encontraban en una reunión cuando un grupo de paramilitares armados llegó y comenzó a disparar contra los presentes.

    La Fiscalía General de la Nación inició una investigación para capturar a los responsables de los asesinatos.

    «Fiscalía dispuso un equipo de fiscales, investigadores y criminalísticos para adelantar investigación por homicidio del gobernador suplente Orlando Moreano y dos escoltas de UNP, así como otros miembros de comunidad Awá que resultaron heridos en resguardo Inda Sabaleta, Nariño», informó la entidad en un comunicado.

    Según datos de INDEPAZ, al menos 1.323 líderes sociales han sido asesinados desde la firma del acuerdo de paz de 2016 entre el Gobierno de ese entonces y la extinta guerrilla Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) que puso fin a décadas de un conflicto interno con miles de muertos. (Sputnik),

  4. Mi tendencia, eso me da risa, cuanta obsesión sobre los mismos temas. Si hay alguna tendencia en mi proceder y en mi pensamiento esa es la de la búsqueda de la paz y la justicia social, sin la segunda es imposible la primera. En cuanto a las comparaciones de Colombia con otros países, nada más absurdo, cada país es una singularidad histórica, geográfica, política y cultural. Colombia solo hay una, como Venezuela que tiene una historia y una identidad muy distintas a la de Colombia o a la de una Cuba congelada en el tiempo histórico, en gran parte porque no ha podido sacudirse del asedio imperial de su vecino que está a 90 millas. El lobby anticastrista mayamero el que le impide a los EEUU salir de ese anacronismo y descongelar todo este sentido del embargo comercial para que los isleños se sometan a sus designios. En cuanto a Colombia, lo reitero, está es la hora de la paz después de 75 años de conflicto armado.

  5. Este articulo debería llamarse Colombia: Fin a la larga noche de terror oligárquico y bienvenida a una semana de horror socialista…Es decir, el nuevo presidente ni ha tocado el poder y ya este autor asume que todo va ser maravilloso y se va a llegar a una justicia y paz social…lo que este autor no sabe (si lo sabe, pero no le gusta recordarlo) es que ese presidente llego allí subido en los hombros de alguno que otro grupo poderoso, que va a reclamar su parte tarde o temprano. Pero claro, es tan fácil opinar desde la tranquilidad de su sofá con tu cómoda pensión mal habida de casi el doble de lo que cualquier costarricense puede aspirar (luego de deducciones claro esta, sino seria mas del triple) acerca de los «valientes» gobiernos venezolano y cubano, sin haber vivido jamas en esos países y sufrido lo que esos pueblos han sufrido por culpa de sus gobernantes. Es como esos narradores de fútbol que insultan a los jugadores porque no hacen lo que ellos quieren, y hablan de estrategias fallidas o de como un seleccionador nacional lo hace bien o lo hace mal…olvidando que ellos jamas en su vida pusieron un pie en una cancha para jugar (es un reto, busque cuantos de nuestros gloriosos narradores de fútbol alguna vez jugo fútbol profesional por un periodo razonable, y compárelo con la cantidad total).

    • Ve don Requena, por estar escribiendo de lo que no sabe en su celular, no oyò la pitoreta y le pasò el tren por encima, para la pròxima mejor escriba con su corazòn o su cerebro, ya deje de estar escribiendo con el hìgado, eso es cosa del pasado.

    • Requena: insultando no se llega a ninguna. Usted carece de consistencia porque no exhibió ningún argumento de peso o sin peso. Su crítica no es crítica solo improperio y sobrado denuesto. Al final usted dijo nada.

  6. Es digna de encomio su persistencia en el error, ni siquiera leyó el texto o no lo entendió, lo que dijo Gustavo Petro, es ni más ni menos, que en Colombia si acaso se está hablando de la construcción de un capitalismo de verdad, el que permitiría dejar de ser un país del que se creen dueñas unas cuantas familias, una economía de libre mercado, etc. y usted sigue hablando de un socialismo que sólo existe dentro de su cabeza, cuide su salud. También. resulta notorio su odio hacia quienes dedicamos muchas décadas de nuestra vida al trabajo académico, a la lectura y a la investigación para abordar con seriedad los temas y los desafíos de nuestros países. Es rencor de Requena es directamente proporcional a su pérdida de contacto con la realidad. En cuanto lo «mal habido» en nuestras vidas, eso podía ventilarse en los tribunales (a pesar de la corrupción en el Poder Judicial) para ver quien sale mejor parado. Tanto odio hacia los catedráticos universitarios y otros trabajadores que cotizamos mucho más, durante décadas, sólo demuestra su ceguera y falta de honestidad. Por si acaso, los fondos del IVM de la caja vienen siendo saqueados desde hace casi medio siglo, de ahí las bajas pensiones en ese régimen, los nuestros del magisterio, en especial los de reparto fueron desaparecidos en el agujero negro de Hacienda por los políticos y usted sigue ahí callado o mirando para otra parte. Seguiré escribiendo, estudiando y leyendo sobre Colombia y cualquier otro tema hasta el fin de mis días. Sus bravatas y su rencor de Requena me tienen sin cuidado, la ignorancia es audaz y la suya colosal.

  7. Cuando un lector no tan desaprensivo, y con una cierta dosis de agresividad indisimulada me dice, con respecto a algunas afirmaciones mías, que formulé hace poco tiempo, acerca del desdichado caso de Colombia, una nación donde el valor de la vida humana no existe o no tiene el relieve que debería tener, que si yo he vivido en ese país (o si lo he visitado alguna vez) para hacer las afirmaciones que hice o cualesquiera otras me digo a mí mismo, sólo me queda responderle por reducción al absurdo que, por mi parte he conocido a innumerables gentes que han vivido buena parte de su vida en el territorio colombiano, las que de manera paradójica se caracterizan por un desconocimiento oceánico acerca de lo que ocurre en ese país en los órdenes de lo social, político, económico y cultural. Es más, ni siquiera han abierto un libro referido a la historia reciente de dicha nación, o al menos sobre algunos aspectos de la increíble geografía de un inmenso país atravesado de norte a sur o viceversa por tres ramas de la cordillera de los Andes, entre las cuales corren dos gigantescos ríos: el Cauca y el Magdalena que se unen ya en las tierras bajas para formar un inmenso caudal de aguas que va a desembocar en el Mar Caribe, a un costado de la populosa ciudad de Santa Marta, y con un inmenso puente que permite atravesarlo de oeste a este y viceversa…”por el puente Pumarejo, tu nunca te pones viejo… Río Magdalena, de mi Colombia querida” como dice una canción popular del Caribe colombiano, esa exuberante tierra de “corronchos”, alegres y parranderos, bailadores y bebedores de anisados. En mi caso, mi interés por ese país es ya muy viejo, no diré cuanto, pero es anterior a mi primera llegada a Bogotá, hace ya más de cincuenta años, la que no he dejado de visitar en distintas épocas, desde entonces no he dejado de leer, conversar y preguntar (y preguntarme) sobre los más diversos temas que atañen a ese país y a sus gentes, lo que tal vez hubiera hecho aún sin haber puesto nunca un pie en esa urbe que parece una enredadera pegada al brazo oriental de la cordillera de los Andes, ese donde todavía en tiempos del libertador Bolívar caía nieve, y algunos autores afirman que tenía en sus cumbres un glaciar que desapareció ¿cosas del calentamiento global acaso?. El conocer sobre un país, una sociedad y sus gentes no incluye como condición sine qua non el haber vivido en sus tierras, ni sólo entre cachacos, no importa si rolos, santanderianos, boyacenses o paisas… como así, mis amigos… ¿O será que mi interés inconsciente viene de haber sabido, durante mi niñez, que mi abuelo chiricano peleó en la guerra colombiana de los mil días (1899-1902), en las filas del Partido Conservador o sea el bando equivocado para mí, cuando era un joven campesino, y fue instigado por los curas y los terratenientes para que expusiera su vida para defender sus intereses?, para después una vez derrotados los godos, atravesar la frontera hacia el oeste, o más bien sur costarricense, y no regresar jamás a esa tierra raptada por el imperio norteamericano para hacer un canal, la que después pasó a llamarse Panamá, una nación hija en principio de un despojo a Colombia, y una oscura negociación entre franceses y estadounidenses.

  8. Hoy en política me guío por convicciones morales y por el análisis ético de nuestra herencia cristiana. Mis lealtades tienen que ver con la justicia, la paz, la transparencia, la libertad y la compasión. Y a los conservadores les parece que ser consecuente con estas máximas moral significa ser comunista o ser de izquierda. Pero no necesariamente esto es cierto. La prueba es la victoria reciente del Pacto Histórico en Colombia que coaligó agendas nobles de la más diversa procedencia y que pactaron un programa de gobierno. La victoria de Petro-Márquez suscitó en mí una alegría que al poco tiempo me advirtió también de otro sentimiento: este triunfo es relativo, incompleto, pues se adjudicó solo la toma del poder ejecutivo. El liderazgo Petro-Márquez ha de ser uno de equilibrista en una cuerda floja de gran altura. No tiene poder, solo las riendas del gobierno, hecho que es todo un milagro. Los enemigos de la transformación social con justicia no son pocos y son muy poderosos. No solamente ha de hablarse de la impúdica oligarquía o del crimen organizado, sino también del Ejército y de la ocupación militar estadounidense de la propia Colombia a través de odiosas bases y radares y de macabras enseñanzas de tortura y represión. El corazón me dice que Petro será un presidente hábil y sabio. Por muchas razones sigo saludando esta histórica victoria. Una es por la paz que pasa por la normalización de las relaciones diplomáticas entre Colombia y Venezuela y que debe estabilizar los puntos fronterizos comunes; a lo interno, me entusiasma la apuesta por institucionalizar en la práctica los derechos humanos y la construcción de una paz verdadera. Implica, tambien, un apoyo a los desplazados por la guerra y una justa distribución de tierras productivas entre los campesinos. Vendrán tiempos difíciles y habrá que prepararse para defender el proyecto liberador de Colombia, hoy hecho icónico con la dupla Petro-Márquez. Petro no es un creyente de iglesia, sino un cristiano (católico) practicante de principios morales universales hoy tan venidos a menos. Describe a un hombre muy culto y muy sensible, atributos de los que pocos gobernantes gozan. Quizá ello explique el porqué apeló al amor en la noche de su victoria. América Latina y el Caribe necesitan de fe y esperanza en esta larga faena por su definitiva liberación. En esta lucha estamos y es lo noble a heredar.

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