jueves 25, abril 2024
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Cualquier sospecha daña

Si hay algo que puede dañar la imagen y consecuentemente la confianza en las organizaciones financieras es la aparición de una sospecha, fundada o infundada, acerca de su solidez, buena administración, solvencia o incluso de que esté ocultando alguna información a sus clientes. Sobre todo cuando ya han existido en nuestro país numerosos casos, algunos incluso recientes, de quiebra de este tipo de organizaciones, con enorme daño hacia sus clientes. Y en especial aquellos que confiaron en su buena administración y les entregaron a manera de depósito fondos propios.

En mi caso personal deposité los ahorros de toda mi vida (que no son muchos, por cierto) en el Fondo de Inversiones Inmobiliarias (FII) del Banco de Costa Rica, en donde los he mantenido durante muchos años, sintiéndome siempre satisfecho y hasta en cierta forma seguro de que no podría existir riesgo alguno en una institución estatal tan sólida como el BCR y que además cuenta con la garantía solidaria del Estado; aunque el FII no cuente con dicho respaldo estatal, por ser una empresa distinta, aunque sí de una aparente gran solidez y prestigio.

Pues bien, desde la aparición de la pandemia del COVID 19, los rendimientos de dichas inversiones han venido decreciendo rápidamente (incluso podríamos mencionar que más de 5 puntos porcentuales), y los inversionistas aceptamos ello como una consecuencia lógica, pues los rendimientos de dichas inversiones estaban constituídos por los alquileres de los bienes inmuebles propiedad del fondo de inversión, y como muchas empresas y negocios cerraron su actividad como consecuencia de los efectos de la pandemia en la economía del país, era esperable un decrecimiento de los rendimientos. Sobre todo si alquilaban en inmuebles del FII.

Por otro lado, como el Estado, en su desesperada necesidad de recursos para poder mantener funcionando su aparato institucional y hacer frente a la desastrosa deuda pública, emitió ingentes sumas de bonos que pagaban tasas de interés por encima de lo que razonablemente se obtendría en un mercado financiero sano, resulta que ahora las participaciones en el FII de BCR, si se vendieran en Bolsa de Valores, su valor sería menor al 50% de su valor facial. Porque nadie las compra, dado que es más rentable comprar deuda pública.

Lo interesante, en mi caso, es que nunca compré las participaciones en dicho fondo a través de la Bolsa de Valores, sino directamente al BCR, y estoy hablando de hace más de 20 años, y si quisiera deshacerme de dichas inversiones me obligan a transar su venta a través de su Puesto de Bolsa, (puesto de Bolsa del BCR) perdiendo mucho más de la mitad del valor de mis ahorros.  Lo lógico, en mi caso, sería que si deseara retirar los pocos fondos que poseo me los entregaran directamente del FII. Claro, no estoy vendiendo nada en este momento, pero esos fondos son la poca herencia que le dejaría a mis hijos en caso de mi fallecimiento, y ellos tendrían que asumir esta pérdida desastrosa.

Hasta el día de hoy nunca he recibido comunicación alguna por parte del FII del BCR que me diera alguna explicación de la situación anteriormente expuesta, lo cual debería ser lo mínimo que la organización debía haber hecho con sus clientes, sino que por mis conocimientos acerca de las finanzas en general y la observación del comportamiento mercado nacional aceptaba como un resultado esperado la baja en el rendimiento y el valor en bolsa.

Pero en los boletines que regularmente envían a sus clientes no hacen más que vanagloriarse de su solidez y de que representan más del 30% del total de este tipo de inversiones en el país. Y dan las buena noticias de que la economía nacional se encuentra recuperándose…  Sin embargo, los rendimientos siguen decreciendo mes a mes.

Lo más dramático de todo es que dichas participaciones poseían antes de la pandemia un superávit de valor en mercado que se perdió totalmente.

Tal como mencionaba otro cliente en una nota enviada al periódico La Nación el día 2 de Septiembre de este año, me pregunto si la SUGEF ha tomado conocimiento de esta situación, pues resulta contradictorio que por un lado se congratulan del mejoramiento del funcionamiento económico nacional y por el otro se presenten estos resultados tan magros. A no ser que tuvieran los bienes inmuebles desocupados en un altísimo porcentaje, pero en dichos boletines señalan que la ocupación es superior o igual al 80%, según sus propias palabras.

Todo esto es desconocido por el simple hecho de que las relaciones entre el BCR y su FII y sus clientes se deben mantener en la más absoluta confidencialidad, a no ser que una orden judicial lo permita o lo exija, y nadie le presta mucha atención a este tipo de actividades de inversión, ya que no es muy común. Pero, en mi opinión el silencio es la primera manifestación que genera la sospecha que destruye la confianza entre el cliente y la organización.

(*) Alfonso J. Palacios Echeverría

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2 COMENTARIOS

  1. Alfonso > Es muy comun lo que estas viviendo hoy dia.Cualquier inversionista alrededor del mundo lo esta viviendo.Hay un asunto que creo falta en Costa Rica y es la educacion financiera y el hecho de que precisamente en nuestro pais,nadie quiere tomar riesgos.Lo mas facil es siempre invertir en bonos del gobierno para financiarlo, a sabiendas que esas inversiones si bien te dan el rendimiento esperado sin mucho sobresalto,
    el cliente debe saber que su dinero en ese lapso perdio valor adquisitivo.De ahi que los intermediarios financieros buscan nuevos productos como las inversiones en bienes raices,precisamente para para tener respaldo en «cemento » de sus inversiones,sino tambien batallar la inflacion.Lo mismo con las inversiones en el exterior en dolares en empresas de primer orden.Por ello es importante la disciplina en las inversiones. En lugar de asustarse, son estos momentos en que para los fondos de pensiones que reciben miles de millones al mes,
    es oportunidad de comprar activos baratos y asi promediar el costo.Las inversiones siempre subiran y bajaran, creando un «zaran » o coladero, donde como en la jungla caen los no preparados.Es importante en el asunto de » conozca a su cliente » saber no solo de donde viene la plata, sino los plazos y el nivel de tolerancia al riesgo del cliente.Llegara el momento en que tu inversion vuelva a la normalidad, y veras el fruto de que tu inversion no sucumbio a la inflacion y a la devaluacion. Paciencia es una virtud del inversionista siempre y cuando como todo en la vida tus inversiones son de calidad.
    En cuanto a estado de cuenta se debe facilitar su comprension.

  2. La plata parqueada en un banco sólo le beneficia al banquero, desde hace mucho tiempo no es negocio tener cuenta bancaria, ya ni por «seguridad» se justifica, porque si estafan al cliente los famosos «call center de la reforma», o porque le clonaron la tarjeta, el banco no se hace responsable.
    Sale más barato a final de cuentas comprarse un revolver y dejar la plata debajo del colchón, los bancos perdieron su razón de ser y se convirtieron en parásitos de «sus clientes».

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