4 COMENTARIOS

  1. La humanidad, la gran mayoría de esos ocho mil millones de personas prefieren guardar silencio mientras marchan hacia el fin de la existencia de nuestra especie sobre el planeta. La codicia y el mercantilismo son más poderosos que el mero instinto de conservación, mientras pasan los días prefieren sumergirse en esa sociedad de consumo que acabará con todo…Los cortesanos permanecen en silencio, un silencio temible a diferencia de los silencios en la música, la literatura y la poesía misma que pueden ser, incluso fascinantes. ¿será que ya no queda ningún modo, mi querido doctor Rogelio Arce?

  2. Hoy, durante unos momentos angustiantes, miré morir un ternero recién nacido, al parecer por un trauma craneal que le propinó inadvertidamente la madre. Ese rato fue angustiante, porque el anima del animal (nosotros también tenemos ánima que nos anima) no deseaba dejar el cuerpo. Al fin murió y una persona muy querida al lado me dijo: ya pagó su deuda kármica. Así es, nuestra especie, de la cual en realidad muy poco sabemos, no lo que diga la antropología o la paleontología o cualquier disciplina, que como dijo Sabato: arman un dinosaurio a partir de un molar! Sabemos poco y a veces pienso que hemos sido una especie de transición, pero no se hacia donde. Don Rogelio, estamos en plena tormenta, sin reversa.

  3. El deseo de los súper, súper ricos, no los ricos usuales en el mundo es la exterminación paulatina de esos 8 mil millones de almas. Y no es una ficción de este arremedo de comentarista, por cuanto si observamos la historia y el caos pasado, decenas de millones han desaparecido, gracias a las «inversiones e invenciones» de los poderosos. Fabricar hoy, con experimentación virus, vacunas y contagios, enfermar y sembrar zozobra a la mente del ser humano es parte de las compañías farmacéuticas, quienes lucran con el miedo, desosiego y llenar los hospitales de clientes. El cáncer, sida, hipertensión, males del corazón y otros, como el covid han abultado la cliente a la disimulada cremación. Aunado a ello, cientos de millones mueren de hambre, frío y sed en cada minuto, y tras ello, los alimentos, el gas natural y el agua son bienes para lucrar a lo bestia. La industria militar es complemento. Todo esto, con el condimento de drogas, alcohol y costumbres innaturales de los progres, aportan su cuota de aniquilación. Pero la situación urge y ahora estamos a punto de caramelo. Las famosas ojivas nucleares (6000), con la ayuda tecnológica podrían dar satisfacción a aquellos poderosísimos. Borrar de un tajo la mitad de la población mundial, ojalá sean negros, latinos, chinos, hindúes y hasta comunistas es el cálculo. Pero esas maromas o ruleta rusa podrían explosionar en sus narices, cuando con los 2 polacos, muertos por un misil sería la chispa que buscaba el irresponsable Zelensky y desapareceríamos en minutos de la galaxia. Que una decena de sobre poderosos tengan cabida en bunkers o en una lejana Marte, Luna y vivir sus últimos días es su etéreo sueño de opio. Pero esta amasada realidad a los seres vivos es una charada experimental fracasada. ¿Así nos quieren? Ciudadanos del mundo: la humanidad no ocupa irse a los infiernos, con tales expectativas. Merecemos todos vivir en paz y con Dios, con otra inmediata prioridad.

  4. Vivir en la luna, menos aún en Marte, es imposible para la especie humana. Eso lo saben los muy millonarios, que son perversos pero no son tontos. Nunca podremos salir de los alrededores de la Tierra.
    El motor de plasma de Chang Díaz, es un negocio propio de él. Jamás lograrían sobrevivir a esa soledad desértica pasmosa. Nunca. Eso es como un amigo mío que me decía que el ser humano llegaría a alimentarse con pastillas. Pobre ignorante. La guerra nuclear no llegará, los líderes mundiales nucleares, incluido cara de mango el de Corea del Norte, no renunciaría al bonvivant. No nos engañemos, las generaciones venideras verán las masacres entre humanos por el agua y la comida.

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