viernes 19, abril 2024
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La nostalgia del aplauso

Estos han sido días fuera de lo común, aunque no soy fanático del fútbol por muchas razones (ninguna de importancia más que para mi), no puede dejarse de mirar lo que sucede en la mayor copa del mundo: La Copa Mundial de Fútbol. Claro que sé apreciar un buen partido, eso viene dentro de nuestros genes, uno lo trae aunque no lo practique porque es lo que vemos diario desde la niñez. El campeonato nacional de primera división, aunque no sufro si pierde Saprissa (mi equipo), preferiría verlo ganar.

En esta primera parte del Campeonato Mundial, hemos sido apabullados como nunca, es decir es el peor debut de los seis que hemos tenido, la goleada de la Selección de España seguirá ardiendo por muchos años, porque una cosa es perder, otra cosa es sufrir la humillación de una goleada, siete goles no es lo normal en un juego, no en equipos que ya han experimentado este tipo de competiciones.

Luego una Alemania irreconocible por mediocre, nos mete cuatro goles extra, aunque le metimos dos. Desde luego es menos humillante este último resultado.

¿Qué les sucedió? Escuché una señora sentada cerca de mi, comentó que qué les estaba sucediendo a nuestros jugadores: “andan como caminando en la cancha”.  Me gustó ese comentario porque yo aún no caía en la realidad, me parecía demasiado vergonzoso para ser verdad, con una respuesta cero de parte de nuestros jugadores, recordé aquellas mejengas en mi pueblo, donde abundaban los goles.

No me interesa la controversia, federativos, entrenador, cuerpo técnico, jugadores, no, es muy fácil criticar pero la realidad nos involucra a todos.

Es muy frecuente en estos días de la frivolidad, comparar a algunos jugadores de fútbol con estrellas de rock, rockeros, por el aplauso y en muchos casos los increíbles ingresos económicos. Si, se parecen mucho, no obstante hay que ser claros: un rockero o un futbolista, reciben el aplauso solo cuando están en el pináculo de la gloria no después de muertos, es normalmente efímera esa fama. Por desgracia nada provoca mayor adicción que ese “aplauso lisonjero”, causa un estado de ebriedad mental que opaca la racionalidad. Sucede frecuentemente lo del borrachito aquel que entre las diarias cuartas de guaro, dice a viva voz en la cantina: ¿recuerdan cuando golee al flaco Pérez?, solo él recuerda ese hecho aislado e insólito. Esa pregunta se repite todos los días en la cantina, siempre que alguien escuche, el borrachito seguirá gritándolo. Posiblemente la fama lo llevó a consumir más alcohol del normal y la ausencia de aplauso lo llevó a la ebriedad consuetudinaria, de fracaso en fracaso llegó al límite.

Me decía un amigo que Mick Jagger era un desfasado porque sigue brincando en los escenarios, le respondí que lo que era Jagger se podía considerar un ejemplo, con ochenta años y una actividad física increíble. El problema no es ser un futbolista o un rockero exitoso, no, el problema es el desfase emocional de muchos, después de romper una niñez con todo tipo de carencias se desubica cualquiera. Una amiga, psicóloga de un equipo me comentaba cuán difícil es lidiar con esas mentes, a ella le significaba muchas horas no pagadas tratando de convencer a algunos jóvenes, sobre la poca importancia real de la fama.

Me gustó un comentario de un jugador nuestro, quien decía que los hinchas eran malagradecidos, te aplauden y el siguiente minuto te chiflan (bueno utilizó una frase más fuerte en lenguaje vernáculo). Esa realidad la sabemos todos, es una factura de todos los días en los estadios. La masa enardecida actúa incoherentemente las más de las veces, si fueran coherentes no regresarían nunca a un estadio.

Nuestra selección dio un mal espectáculo en Qatar, sin duda, aunque uno la quiere porque es nuestra selección. Es el sexto encuentro mundial pero ha sido el peor de todos. Vi muchos muchachos jóvenes, son verdaderas promesas, pero solamente si se cambia “el medio”, caso contrario en cuatro años estaremos hablando lo mismo. Dejemos la nostalgia y enfrentemos nuestra realidad: necesitamos jugadores de fútbol muy técnicos pero, este pero es la base, que sean atletas a prueba de todo.

Ahora bien, se supone que la contratación de un técnico deberá estar ligada al desempeño, nadie paga la consulta o la operación por adelantado, entonces que alguien me explique. Si no se condiciona el contrato al resultado: ¿dónde estará la obligación de la excelencia?

(*) Dr. Rogelio Arce Barrantes es Médico

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