martes 23, abril 2024
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El arte y la vida

Fui educado en un ambiente provinciano, hasta los diez y siete años, luego me fui a los Estados Unidos, en realidad me fui de paseo y me quedé mucho tiempo; era un joven ávido de aventura y vivir. Me funcionó por el idioma inglés, que me sería tan importante en la carrera de medicina y en la especialización. Estudié medicina en Guadalajara, una preciosa e inmensa ciudad, pero siempre campesina provinciana, desde luego era un foco cultural importante, muchos escritores de rancia estirpe nacieron ahí y algunos muralistas connotados.

Mi gran pasión: la poesía, en realidad me considero un poeta, bueno o malo pero poeta al fin, aunque aún no publico mi obra es larga. Leer y leer, ese ha sido mi vivir, en realidad ignoro si es por deseo de saber o porque busco aturdirme (como decía Flaubert), pero igual leo. Escribo cuentos y novelitas cortas, pero me siento poeta porque mi mayor facilidad creativa literaria es la poesía. Ha habido épocas de aridez, quizá marcadas por la falta de musa o por un desencanto ignorado. Hace ya varios años regresé a la poesía pero de manera indisciplinada, no publico por pereza o quizá porque mis poemas son como hijos míos y no quiero que me los quiten: una vez escrito y publicado, pertenece a los lectores, de todas maneras la poesía es para mí como la frase de Goethe plasmada en su libro: Poesía y Verdad.

No imagino un poema “mentido”, porque un poema nace desde las profundidades del alma, o de la mente o del espíritu. Hace pocos siglos, los científicos creían que el alma y el pensamiento residían en el corazón, Descartes mismo creía que el cerebro era el encargado de moderar la temperatura de la circulación de la sangre. Pueden creer que cuento esto por lucirme, en realidad no porque ya estoy muy viejo. Lo cuento porque muchos jóvenes necesitan saber que el arte existe en todo lugar y en toda persona, de una u otra manera, salvo excepciones, todos tenemos la capacidad creadora y lo malo es no creerlo.

Hace dos años, en plena pandemia, mi esposa y una hija me regalaron un set para pintar al óleo. Nunca fui de pintar, aunque me gustaba la plumilla para dibujar y como siempre fui de pluma fuente (aprendí a escribir con manguillo y tintero) me gustaba garabatear caras o figuras en papel mientras daba consulta. Resultó que si pude hacer algo de arte en acrílico, luego me entusiasmó la acuarela. Hoy por hoy, no me considero un artista, pero hago bastantes cosas bonitas y divertidas, pero lo más importante fueron dos cosas, ayudar a soportar la Pandemia y darme cuenta que el arte viene dentro de uno, solamente tenemos que dejarlo salir. La poesía sigue dentro de mi, es en realidad lo que considero más innato en mi, es como respirar, no requiere esfuerzo para mi, simplemente lo escribo y punto.

Pintar o dibujar son totalmente relajantes, se puede pintar poniendo la mente “en modo avión”, nos olvidamos de todo y las sensaciones nos trasladan a otros mundos. Hay que probar con el arte, es la única esperanza que le queda al mundo.

(*) Dr. Rogelio Arce Barrantes es Médico

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