jueves 25, abril 2024
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Nos dejó una insigne luchadora

Dado el racismo visceral con que la sociedad costarricense asume, consciente o inconscientemente, la lucha de los pueblos originarios por recuperar sus territorios, con la cual ejercen los derechos establecidos en la jurisdicción nacional e internacional, es muy posible que la muerte de doña Mariana Delgado Morales pase desapercibida, silenciada e invisibilizada.  Sirva este escrito para honrar su memoria y destacar su capacidad de resistencia frente a los múltiples atropellos de que fue víctima. 

Su lucha y su resistencia estuvieron siempre acompañadas, desdichadamente, por el dolor que le infringieron a ella y su comunidad quienes, al margen de la ley y de todo sentimiento noble, ocupan ilegalmente los territorios y actúan con toda clase de actos violentos como lo detalla el siguiente testimonio suyo de noviembre del año 2020.  Doña Mariana Delgado Morales era indígena Bribri del Clan Tubolwak del Territorio de Salitre.  A continuación, sus palabras:

La lucha de los pueblos indígenas y de las mujeres indígenas y, en especial en mi caso, se ha venido dando desde que nacimos, porque nuestras abuelas y nuestras madres eran luchadoras incansables, porque tuvieron que enfrentarse, en ese tiempo, a la misma situación de discriminación, de racismo, de violencia, de humillaciones contra ellas, al igual que nosotras ahorita estamos sintiendo aún en este siglo que deberíamos de entender que haya mejorado la situación de las mujeres en el mundo, pero no es así, menos para nosotras las mujeres indígenas.

Hoy, el 25 de noviembre se conmemora [el día internacional de la violencia contra las mujeres][1], pues yo siento que nosotras cada vez más, en vez de avanzar, cada vez más como que retrocedemos con lo que está haciendo el Estado en contra de nosotros porque, desde que iniciamos más fuertemente las luchas de recuperaciones, de reivindicación de nuestros derechos, el Gobierno no ha querido escucharnos y nos toca ver cómo sufre nuestro pueblo, cómo desangra nuestro pueblo, cómo nuestros hijos son agredidos y cómo nos matan a nuestros hermanos por levantar la voz para exigir justicia para nuestro pueblo.

Es una situación cada vez más lamentable para nosotras las mujeres indígenas que, en estos procesos de lucha, es […], es doloroso para nosotras´, porque vemos como sufren nuestros hijos.  En mi caso, ver a mi hijo sufrir con dos balas en su pierna y verlo todo joven, pero que aún está impedido, no puede ganarse su sustento diario solo, porque la salud no le permite, porque el dolor en su pierna es terrible y aún ver a sus hijos y sus hijas con muchas necesidades es algo muy, muy lamentable y doloroso para uno como madre y abuela.

Situaciones como esas de amenazas y de violencia hemos estado viviendo en mi territorio, en Salitre y ver que el Estado se hace de la vista gorda de todos los sufrimientos de nosotros lo indígenas, pues no tiene otra palabra: el Gobierno no se preocupa ni se ha preocupado nunca por nosotros.

En esta situación, quisiera compartir también que el Gobierno, después del asesinato de nuestro hermano Sergio, entró con toda su comisión del vice ministerio de la Presidencia, como la Corte Suprema de Justicia, ministerio de Seguridad, ministerio de Justicia y Paz y otros; después del  asesinato de Sergio nos reunimos, como consejo, con esta comisión en varias reuniones como para acordar acciones a seguir como monitoreo en el territorio y también nuevas recuperaciones que hubieron (sic) en ese tiempo.  Esos monitoreos se cumplieron en parte.  Se acordó que el Gobierno realizara el desalojo de los finqueros no indígenas que usurpan las tierras y esos desalojos tampoco se realizaron.

Se le solicitó al Gobierno avances en la investigación del asesinato de Sergio Rojas y el Gobierno nunca dio informes del avance en este caso.  También solicitamos al Gobierno que busque mecanismos para devolver las tierras directamente a los indígenas y no a través de la ADI y hasta el momento no han contestado.  Por esa razón, la relación con el Gobierno ha sido muy poca y nosotros no hemos estado anuentes a realizar más reuniones, ya que el Poder Ejecutivo no nos ha dicho cuáles son los pasos a seguir para la devolución de las tierras.  A nosotros lo que nos interesa es que el Gobierno agilice los procesos de recuperación y el Gobierno no ha mostrado ningún interés en seguir los pasos para la devolución de las tierras y que no sea a través de la ADI.  El Estado ha incurrido en retrasos injustificados para devolver las tierras a los indígenas, en vista de que ha transcurrido mucho tiempo desde la creación de la ley y el inicio de los procesos de recuperación.

Tampoco han encontrado una forma ágil y oportuna para hacer efectiva la devolución de la tierra a los indígenas. [Recibimos] la visita del Gobierno, no oficial, para intercambiar algunas ideas.  Se entabló conversaciones, pero nada afirmativo, hasta este momento no han hecho alguna acción positiva por la llegada de la pandemia del covid 19 al país, más bien el Gobierno lo tomó para poner excusas, para no continuar con lo que les correspondía realizar en Salitre en temas de saneamiento territorial y seguridad. También el Poder Judicial tomó la pandemia como excusa para no aligerar los procesos judiciales. 

Además de eso, aumentó la violencia en el 2020 después del asesinato del líder bribri Sergio Rojas.  La falta de voluntad del Gobierno de sancionar a los culpables de ese asesinato motivó que el usurpador Heliodoro Figueroa Uva le dispara a Mainor Ortiz Delgado en su pierna derecha el día 9 de febrero del año 2020 cuando Mainor se encontraba trabajando en su finca con su familia.  El día 21 de agosto ese mismo agresor entró en casa de la indígena bribri Claudina Figueroa Rojas y Ana Patricia Calderón Figueroa, ambas del Clan Uniwack, sacó un arma que portaba en su cintura y un cuchillo que llevaba en su mano, amenazó a las compañeras y les dijo que las iba a agredir; luego de gritarles y ofenderlas, dijo que si no salían de esa tierra les iba a disparar, a lo que las mujeres resistieron a salir.  Ese agresor, en otra ocasión, ya había amenazado herir a la señora Claudina con un cuchillo, cuando ingresó en la propiedad de ella.  Ese día un vecino la defendió de que la hirieran con un cuchillo.

El 21 de marzo, en horas de la mañana, el usurpador Rodrigo Figueroa Uva amenazó golpear a Enrique Ortiz Figueroa del Clan Uniwack.  Le dijo que era mejor que se calle y no hable, porque él no sabe lo que le puede pasar, pues Enrique es testigo de Mainor Ortiz en una demanda de agresión con arma.

Quiero manifestar que el 24 de septiembre de 2020 nos enteramos la noticia de que el Poder Judicial tomó la decisión de desestimar el caso del asesinato de nuestro hermano y líder Sergio Rojas Ortiz. Noticia que recibimos con mucho dolor e indignación en el territorio de Salitre.  Decisión que tomó el Poder Judicial basándose, supuestamente, en la falta de pruebas y en la imposibilidad de realizar investigaciones judiciales. En esta situación, vemos que no tenemos apoyo de la justicia costarricense, ya que se nos está demostrando con el asesinato de Sergio Roja que no se vislumbra un esfuerzo por parte del Poder Judicial para encontrar a los culpables del asesinato y que sean castigados como debe ser.

Por otro lado, el Estado no ha devuelto las tierras a los indígenas que es la causa de toda violencia y asesinatos contra los indígenas.  Y la desestimación de este caso estimula a los usurpadores para que continúen con la violencia, ya que el Poder Judicial les da el respaldo y avala así a los no indígenas para que continúen con las amenazas de muerte a los defensores de derechos, a familias que recuperan tierras y aumenta la posibilidad de nuevos asesinatos de indígenas que defienden sus territorios, pues lo no indígenas observan que no le dan importancia a la investigación de un indígena asesinado, lo que provoca que los no indígenas intensifiquen todas formas de violencia en contra de los indígenas.  Esto sería muy peligroso, lamentable para el pueblo bribri de Salitre.

Esta es la situación actual de mi territorio en Salitre, lo estamos pasando, lo que hemos vivido y seguimos viviendo, ya que no hay respuesta, no hay apoyo de parte del Estado a esta situación de violencia que hemos estado viviendo.  Lamentable, como digo, porque vemos una situación muy crítica para nosotros.  No sabemos hasta cuándo.  (Delgado, 2020, m14s12)[2]

¿Cuándo le daremos en Costa Rica el lugar que merecen los pueblos originarios?

Siembran con sus luchas semillas de dignidad.

Isabel Ducca D.


[1] Los corchetes plantean una aclaración mía.

[2] Para consultar el documento completo: Audiovisuales UNED. (2020, noviembre 25). Las recuperaciones indígenas del territorio: la experiencia desde los pueblos /Foro [Vídeo]

https://www.facebook.com/watch/live/?v=166727131833053&ref=watch_permalink

 

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1 COMENTARIO

  1. Mariana
    (Autor: Luis Paulino Vargas Solís)
    Murió el papa Benedicto XVI y también el “Rey” Pelé. Permítanme decirles que también falleció Mariana, de apellidos Delgado Morales. Ella no fue una superestrella del fútbol, ni la jefa de una poderosa organización de alcances mundiales como lo es la Iglesia Católica. Mucho más importante que eso, ella fue una mujer indígena bribri, del territorio de Salitre, que luchó por los derechos de su pueblo y, en especial, por el derecho a disponer de sus tierras, esas mismas tierras que le han sido usurpadas bajo la mirada cómplice del Estado costarricense. Pero, en especial, Mariana fue mi amiga personal, mi compañera en el Centro de Investigación en Cultura y Desarrollo (CICDE) de la UNED y uno de los más bellos, dulces y nobles seres humanos que he conocido en mi vida.
    No preciso exactamente cuándo, pero presumo que ella entró a trabajar con nosotros hace unos 6 o 7 años. Tiempo antes, por ahí, creo, de 2012, y con el total apoyo de nuestro rector, don Luis Guillermo Carpio, habíamos logrado algo que nunca nadie había hecho en ninguna universidad pública (y posiblemente en ninguna otra institución pública): crear una categoría laboral especial, que permitiría contratar a personas indígenas carentes de títulos académicos, pero portadoras de un rico conocimiento de las tradiciones y de la cultura indígena, el cual resultaba de invaluable importancia para el trabajo de investigación que realizábamos desde el CICDE.
    La cuestión es que, empezando aproximadamente en 2011, un equipo nuestro, liderado entonces por doña Xinia María Zúñiga Muñoz, había empezado a desarrollar una línea de investigación que se alejaba del énfasis tradicional en las expresiones culturales de los pueblos indígenas, para mirarlos y visibilizarlos en su faceta como actores sociopolíticos autónomos, beligerantes en la reivindicación de sus derechos y actuantes en el escenario político nacional e internacional.
    Mariana se incorporó a ese equipo. Yo, que fui director del CICDE desde el 1° de septiembre de 2010 hasta finales de mayo de 2022, tuve el honor de ser quien, atendiendo la recomendación de doña Xinia, decidió su incorporación a nuestro equipo, a la par de otro gran luchador y líder indígena, mi amigo Pablo Sibar Sibar, indígena brörán del territorio de Térraba.
    De hablar suave y pausado, doña Mariana tenía un aura de timidez y ternura que escondía un espíritu indómito y luchador. A lo largo del tiempo la vi crecer y empoderarse, y sin perder jamás esa forma siempre tersa y dulce de hablar y de comportarse, presencié como se levantaba con firmeza y coraje para reivindicar los derechos de su pueblo, en general, y los de las mujeres indígenas en particular.
    Muchas veces me contó de la zozobra cotidiana de su comunidad y de su familia, bajo el acoso permanente de los finqueros blancos, con sus sucias tretas intimidatorias y sus amenazas reiteradas. Imposible olvidar cuando, con ojos aguados por el doloroso recuerdo, me contó la forma como uno de sus hijos fue brutalmente apaleado por los matones a sueldo de los finqueros.
    Hay algo que guardo en mi corazón y que jamás podré olvidar: el cariño que doña Mariana me profesaba y los abrazos que me regaló. Cuántas veces me dijo: “don Luis, lo admiro mucho por sus luchas”. Yo la admiraba muchísimo más a ella por las suyas. Y las veces que me agradeció estar en el equipo del CICDE, cuando, en realidad, el agradecimiento estaba de sobra, porque sus merecimientos eran infinitamente más grandes y, en todo caso, de haber algún merito, éste correspondía a la UNED, no a mí.
    Descansa en paz, querida amiga, la luz del amor que regalabas a cada paso que dabas, y tu ejemplo de lucha y perseverancia, te mantendrán viva por siempre, en la memoria de tu pueblo y el corazón de quienes te conocimos.
    #PueblosIndígenas #derechosindígenas #DerechosHumanos #racismo #CICDE #UNED

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