Madrid, 27 Mar. (EUROPA PRESS) – Un nuevo estudio que examina la expresión genética de los microbios intestinales sugiere que los beneficios cardiosaludables de las nueces pueden estar relacionados con cambios beneficiosos en la mezcla de microbios que se encuentran en nuestro intestino. Los resultados podrían ayudar a identificar otros alimentos o suplementos con beneficios nutricionales similares.
Los investigadores dirigidos por Kristina S. Petersen, de la Universidad Tecnológica de Texas, en Estados Unidos, descubrieron que introducir nueces en la dieta de una persona puede alterar la mezcla de microbios del intestino -conocida como microbioma- de forma que aumente la producción corporal del aminoácido L-homoarginina. La deficiencia de homoarginina se ha relacionado con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares.
«Las investigaciones han demostrado que las nueces pueden tener efectos beneficiosos para el corazón, como reducir los niveles de colesterol y la presión arterial –explica Mansi Chandra, investigadora del Juniata College de Huntingdon–. Esto nos motivó a estudiar cómo beneficiaban las nueces al microbioma intestinal y si esos efectos conducían a los posibles efectos beneficiosos. Nuestros hallazgos representan un nuevo mecanismo a través del cual las nueces pueden reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares», destaca.
Los investigadores utilizaron un método conocido como metatranscriptómica para estudiar la expresión génica de los microbios intestinales. Esta tecnología de reciente desarrollo puede utilizarse para cuantificar los niveles de expresión génica y controlar cómo cambian en respuesta a diversas condiciones, como los cambios en la dieta.
«Hasta donde sabemos, éste es el primer estudio que utiliza el análisis metatranscriptómico para estudiar el impacto del consumo de nueces en la expresión génica de la microbiota intestinal –asegura Chandra–. Estos análisis exploratorios contribuyen a nuestra comprensión de la modulación del microbioma intestinal relacionada con la nuez, que podría ser muy impactante para aprender cómo la salud intestinal impacta en nuestra salud cardíaca en general».
El análisis metatranscriptómico utilizó muestras adquiridas en un estudio de alimentación controlada realizado previamente, en el que 35 participantes con alto riesgo cardiovascular fueron sometidos a una dieta occidental estándar de dos semanas y luego asignados aleatoriamente a una de las tres dietas del estudio. Los participantes en el estudio siguieron cada dieta durante seis semanas con un descanso entre cada una de ellas.
Las dietas incluían una que incorporaba nueces enteras, otra que incluía la misma cantidad de ácido graso omega-3 ácido alfa-linolénico, o ALA, y ácidos grasos poliinsaturados que la dieta de la nuez pero sin nueces, y otra que sustituía parcialmente otro ácido graso conocido como ácido oleico por la misma cantidad de ALA que se encuentra en las nueces pero sin consumo de ninguna nuez.
Las dietas se diseñaron para obtener información sobre cómo afectaban las nueces a la salud cardiovascular debido a sus compuestos bioactivos y a su contenido en ALA, y sobre si el ALA de las nueces es el mejor sustituto de las grasas saturadas de la dieta en comparación con el ácido oleico.
Para el nuevo trabajo, que se presenta en Discover BMB, la reunión anual de la Sociedad Americana de Bioquímica y Biología Molecular, los investigadores utilizaron la metatranscriptómica para analizar la expresión génica y las bacterias del tracto gastrointestinal a partir de muestras fecales recogidas poco antes de que los participantes terminaran la dieta de rodaje y cada una de las tres dietas del estudio.
El análisis reveló niveles más altos de bacterias Gordonibacter en el intestino de los participantes en la dieta de la nuez. Esta bacteria convierte los polifenoles vegetales elagitaninos y el ácido elágico en metabolitos que permiten su absorción por el organismo.
Los participantes que consumieron la dieta de la nuez también mostraron niveles más altos de expresión de varios genes que intervienen en importantes vías metabólicas y biosintéticas, incluidas las que aumentan la producción corporal del aminoácido L-homoarginina.
Aunque se necesitan más estudios para confirmar estas observaciones, la investigación podría ayudar a fundamentar intervenciones dietéticas basadas en las nueces. «Dado que muchas personas son alérgicas a las nueces, estos hallazgos también sugieren que otras sustancias pueden ser beneficiosas para la salud», señala Chandra.
A continuación, los investigadores quieren aplicar análisis metabolómicos y proteómicos para identificar los productos finales de los genes que mostraron mayores niveles de expresión, lo que les permitiría comprender mejor los mecanismos biológicos que intervienen.