Naciones Unidas, 2 jun (Prensa Latina) Especialistas de la ONU afirmaron hoy que las nuevas tecnologías, incluidos sistemas de vigilancia biométrica basados en inteligencia artificial, son utilizados cada vez más en contextos delicados, sin el conocimiento y consentimiento de las personas.
Los programas espías y de desinformación basados en inteligencia artificial van en aumento, por lo que urge regular este ámbito, advirtió el grupo de expertos independientes en derechos humanos designados por la mayor organización internacional.
«Se necesitan líneas rojas reglamentarias urgentes y estrictas para las tecnologías que pretenden realizar el reconocimiento de emociones o de género», afirmó la relatora especial sobre la promoción y protección de los derechos humanos en la lucha contra el terrorismo, Fionnuala Ní Aoláin,
Los integrantes del Consejo de Derechos Humanos condenaron el ya alarmante uso de los programas espías y las tecnologías de vigilancia contra defensores de los derechos humanos y periodistas, empleados bajo el pretexto de que constituyen medidas de seguridad nacional y antiterroristas.
También exigieron una regulación para frenar al vertiginoso desarrollo de la inteligencia artificial generativa, que permite la producción masiva de contenidos falsos en línea, promoviendo la desinformación y la incitación al odio.
En sus apreciaciones sobre el tema expresaron preocupación por el desarrollo de esa tecnología impulsada por empresas e inversores poderosos, sin que existan requisitos adecuados para la diligencia debida en materia de derechos humanos o la consulta con las personas y comunidades afectadas.
Además insistieron en un llamado a la cautela en el uso de la tecnología digital en el contexto de las crisis humanitarias, desde la recogida de datos a gran escala, incluida la recopilación de datos biométricos altamente sensibles, hasta el uso de tecnologías avanzadas de vigilancia selectiva.
Los expertos subrayaron la necesidad de garantizar soluciones técnicas, incluida una encriptación sólida de extremo a extremo y un acceso sin restricciones a las redes privadas virtuales, y asegurar y proteger a las comunicaciones digitales.
En tal sentido concluyeron que la próxima generación de estas tecnologías no debe reproducir ni reforzar los sistemas de exclusión, discriminación y pautas de opresión.
