sábado 25, enero 2025
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Justicia ciega, o justicia con los ojos bien abiertos

Desde siempre nos hemos representado a la Justicia, Diosa Temis, con una representación de una venda en sus ojos, manifestación popular de que la justicia es ciega.

Cuando decimos que la justicia, con una venda en sus ojos , es ciega, pensamos entonces que la justicia se debe impartir sin mirar a quién,  sin distinguir a nadie por su sexo, raza, proveniencia, condición económica, es decir sin discriminación alguna.

Por ello, ha sido símbolo de los Edificios de Tribunales de Justicia, Escuelas de Derecho, Despachos de Abogados esa representación, misma que podemos atribuir a la primera representación que al respecto se dio con la estatua de Hans Giengen de 1543 en el Gerechtigkeitsbrunnen (Fuente de la Justicia) en Berna.

Encontramos ello, en Edificios de los Tribunales de Justicia en San José y otros circuitos judiciales y la vemos en la Facultad de derecho de la Universidad de Costa Rica, y otras Universidades a nivel nacional. Casi todos los abogados y abogadas, tienen una imagen en sus despachos. Sin embargo, no en todo lugar esta imagen la encontramos con venda en los ojos, es así como  la Corte de Old Bailey en Londres la estatua no la tiene. Tampoco en algunas ciudades de Japón ni en la República Checa.

Como indicamos esa venda en los ojos, es símbolo de la imparcialidad al resolver controversias, hechos o casos.

Pero nos cuestionamos, si hoy día, se corresponden esas vendas en los ojos de la justicia, con las condiciones en las cuales se dio su origen. Antiguamente la administración de la justicia se hacía con la supremacía de la ley como fuente principal del derecho. De la ley surge la fórmula de que todos somos iguales ante la ley.  Sin embargo es nuestra consideración que esta última formula está en plena crisis, toda vez que no es cierto que la ley es igual para todos. Sentimiento que hoy día perdura con especial énfasis en los procesos penales, donde incluso se dice, que el que tiene dinero, no va a prisión y que en  las prisiones quien esta es el pobre.  Además de ello, se habla de poblaciones en condición de vulnerabilidad, a quienes se les pide un acceso a la justicia, considerando si situación vulnerable.

Quien Juzga, con independencia del conflicto a resolver, consideramos que hoy día,

no puede guiarse con los ojos vendados de nuestra diosa Temis ni mucho menos aplicar el aforismo legal de que la ley es igual para todos.

Ahora más que nunca, ante la evolución de no solo de los hechos delictivos, sino de la tecnología en general,  en armas y estrategias, quienes imparten justicia y tienen en sus manos el procurar la justicia,  tienen  que estar con los ojos bien abiertos para que no ser sorprendidos. Bien abiertos ante argucias, mentiras y trampas que pretenden evadir o engañar a las  autoridades. Ese simbolismo de una justicia ciega, no puede seguir siendo el mismo, de ahí la instancia a que lejos de ser una justicia ciega, sea una justicia sin los ojos vendados, con los ojos abiertos, que permitan ver todo el entorno de cada conflicto, para con ello dar la solución que más se acerque a esa verdad que siempre se busca.

Corresponde entonces a quienes imparten justicia, estar alertas y para estar más alerta necesita de todos los sentidos, siendo la vista clave.

En estos tiempos, la justicia ya no debe ni puede ser ciega. La venda dejó de tener representación de imparcialidad, siendo fundamental saber por dónde vamos, donde estamos, poder observar todos los detalles, ser meticuloso y sobre todo poder discernir con claridad, dando a quien lo que se merece.

(*) Lic. Rafael A. Rodríguez Salazar, abogado y notario

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