Roma, 25 May. (EUROPA PRESS) – Los ministros de Economía y Finanzas y los gobernadores de los bancos centrales del G7 han criticado duramente este sábado, al término de su encuentro en la ciudad italiana de Stresa, el rol de China en el sistema global de comercio tras una reunión concebida como una muestra de unidad acompañada de una amenaza de una mayor escalada.
En su comunicado final, los participantes del G7 acusan directamente a China de dañar las economías de sus socios comerciales a través de «políticas y prácticas no mercantiles que socavan a nuestros trabajadores, industrias y resiliencia económica».
Esas palabras de advertencia siguieron al anuncio de la Administración Biden a última hora del viernes de volver a imponer aranceles a cientos de bienes importados de China. La escalada de la retórica podría ser sólo el preludio de mayores tensiones si Donald Trump recupera la Casa Blanca en las elecciones estadounidenses de finales de este año.
Estados Unidos sigue siendo el protagonista clave en la presión a China, aunque a principios de semana, la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, destacó que los participantes del G7 de Alemania, Francia y la Unión Europea también albergaban quejas. El Ministro de Finanzas francés, Bruno Le Maire, fue uno de los participantes que presionó por un frente unido.
«La cuestión de los aranceles hacia China se basa en un hecho objetivo, no en una elección política», ha asegurado por su parte a los periodistas el ministro de Finanzas italiano, Giancarlo Giorgetti, presidente de la reunión, en una conferencia de prensa final.
«Cuando Estados Unidos, con su Ley de Reducción de la Inflación, inició este tipo de política, obligó a reflexionar, también dentro de la UE, sobre cómo comportarse en estas situaciones», ha añadido.
Washington permitirá que expiren las exclusiones arancelarias en aproximadamente la mitad de los 400 productos que se habían salvado, anunció el viernes la oficina del Representante Comercial de Estados Unidos. Otras 164 exclusiones se extenderán hasta mayo del próximo año.
A principios de semana, China señaló que está lista para aplicar aranceles de hasta el 25 por ciento a los autos importados con motores grandes, destacando cómo las disputas por los automóviles -una de las industrias más grandes de Europa- cobran gran importancia en la disputa actual.
El fabricante chino BYD Co., que superó a Tesla Inc. el año pasado como el mayor fabricante mundial de vehículos eléctricos, planea llevar su modelo Seagull a Europa el próximo año. Después de aranceles y modificaciones para cumplir con los estándares europeos, los ejecutivos esperan venderlo por menos de 20.000 euros en el continente.
El lenguaje del comunicado del G7 insinúa posibles medidas de represalia por parte del grupo en su conjunto.
«Trabajaremos para hacer que nuestras cadenas de suministro sean más resilientes, fiables, diversificadas y sostenibles, y para responder a las prácticas nocivas, salvaguardando al mismo tiempo las tecnologías críticas y emergentes», han aseverado los ministros.
«Consideraremos, cuando sea necesario, medidas apropiadas para promover la reducción de riesgos y la diversificación del suministro», avisan.
No obstante, sigue existiendo un espectro de opiniones dentro del G7 sobre hasta qué punto se debe elevar la temperatura en la esfera del comercio global. El Ministro de Hacienda de Reino Unido, Jeremy Hunt, por ejemplo, ha manifestado en una entrevista con Bloomberg Television que su país no se apresurará a imponer medidas.
«Es realmente importante que el mundo no vuelva involuntariamente al proteccionismo», ha afirmado. «Nuestro punto de partida es que realmente pensamos mucho antes de imponer aranceles o soluciones comerciales. Pero todavía estamos realizando el trabajo detallado necesario para llegar a una decisión».
El propio Giorgetti ha reconocido diversos grados de preocupación dentro del grupo. «Es innegable que existen diferentes puntos de vista sobre cómo manejar este tema, y tenemos que afrontarlo conscientes de las posibles represalias de China», ha afirmado.
El G7 baraja a partir de ahora la posibilidad de efectuar un estudio en profundidad de la amenaza percibida que representa China, una medida por la que Le Maire había presionado.
«Apoyamos el trabajo, en colaboración con otras vías relevantes, para evaluar el impacto macroeconómico de los subsidios y otras medidas de política industrial y comercial a nivel mundial», según los ministros, antes de «promover un diálogo con terceros países sobre cuestiones relacionadas con las políticas industriales, fragmentación, riesgos de concentración del mercado y exceso de capacidad».