El día de hoy quiero referirme a la deuda que como país estamos teniendo para con nuestros jóvenes y por ende para nuestro futuro como sociedad.
Esto violentando nuestro contrato social, al debilitar con el pasar de los años la educación costarricense.
Con la educación se espera que las personas desplieguen individualmente todas sus capacidades cognitivas y emocionales, para así escoger la vida que valoran, y al mismo tiempo conformar una robusta capa de ciudadanos que aporten al desarrollo económico, social, ambiental y democrático; mediante un conjunto de habilidades, actitudes, valores y competencias a lo largo de sus vidas.
Así como lo dijo la ex presidenta de Finlandia, la señora Tarja Halonen, en una entrevista, el éxito de su país en diferentes índices de desarrollo, economía e inclusive felicidad, radica en tres principios “Educación, Educación y Educación”.
Aunque los resultados de la educación se ven a largo plazo, esto no ha sido impedimento para que se le reconozca como uno de los principales bienes públicos que una nación puede y debe potenciar.
En más de 139 países, los economistas han calculado que cada año adicional de educación para una persona significa un retorno promedio del 10 % anual en sus ingresos.
Además, a esto hay que sumarle el beneficio que como país se obtiene al tener una población educada. Los índices de violencia, criminalidad, pobreza, desigualdad e inclusive la atención en centros de salud disminuyen.
Costa Rica fue un país que de manera temprana supo entender la importancia de la educación para sus habitantes y apostar por ella con recursos fiscales y humanos.
Una apuesta que a lo largo del tiempo rindió frutos en lo económico, lo social y lo político.
Por eso, debemos de prestar especial atención a presupuestar el 8% de nuestro PIB anual, como nos lo manda nuestra Constitución Política en su numeral 78, en vez del escueto 5.7% del último año.
(*) María Marta Padilla Bonilla, Legisladora Independiente.
El verdadero reto es incrementar el PIB, es decir producir más como país, no es lo mismo el 8% de 1000, que el 8% de 100.
La señora enfoca la educación de Costa Rica sin considerar las funestas influencias que hemos recibido del exterior. Desde la apoteósica migración de cientos de miles, pasando por el entramado, conexión familiar jerárquica, hasta los progres y sus tendencias pedófilas, aberraciones donde el irrespeto a los principios, valores y moralidad de la mafia política ha calado las entrañas del habitante. Qué futuro puede haber a nuestros infantes y ciudadanos, ante semejantes influencias cuando la democracia está viciada, y los poderes e independencia se entremezclan, creando la presente ingobernabilidad. Los políticos tradicionales han bloqueado a su favor, la evolución del costarricense, recetándose asquerosos privilegio con cucharón grande. Que todos seamos iguales ante la Constitución es un buco. Más derechos tienen los foráneos y jerarcas que nuestros pobladores. Existen las instancias que podemos recurrir, pero está previamente calculado para siempre fracasar, como quiere la mafia con las abiertas consultas populares, ante una Suiza y otros países, quienes han hecho cientos de consultas a la fecha, utilizando la democracia ejemplarmente. Toma nota Sra. Diputada. Estamos nadando contra corriente, prensados, aplastados por el poder.