Buenos Aires, 15 jul (Sputnik).- «Sacame una foto», pide Gustavo Herrera, y levanta los brazos en alto frente a los fuegos artificiales que bañan de ruido y color el centro de Buenos Aires, adonde miles de personas seguían acercándose en la madrugada, en un reguero interminable para festejar el triunfo de la selección argentina frente a Colombia en la final de la Copa América.
«¿Me mandás la foto por Facebook?», pide ahora Gustavo, que sostiene en cada mano una pulsera con los colores de Argentina. Ha salido a venderlas para volver con algo a su casa, donde lo espera su hijo de 9 años. Vive en Villa Caraza, una urbanización precaria del partido de Lanús, al sur de la provincia de Buenos Aires (este). «Está al lado de Villa Fiorito, donde creció Maradona», aclara.
Gustavo se quiere asegurar de que tendrá su foto de los festejos que han llevado a Argentina a celebrar en pleno invierno, y en la madrugada de un lunes, que es bicampeona de la Copa América.
«El partido lo vi de acá para allá, nos echaron de un par de restaurantes, pero lo vimos y gritamos el gol con todo. Imagínate que en una nos querían robar la heladera, porque trajimos cerveza para vender. Pero yo prefiere vender esto», agrega, y señala las pulseras.
El joven vuelve a mencionar Villa Caraza, donde se practica el fútbol de potrero, como se conoce al juego informal, improvisado y callejero que rezuma en los barrios periféricos de Buenos Aires. «Ahí está la Sub 21. Esos son del barrio, de Caraza», presume este vendedor ambulante. «No llegaron (a lo más alto) por una vida marginal, entonces juegan en la villa por plata, es fútbol nocturno».
Ha sido desgastante el partido que le ha otorgado a Argentina su cuarta copa consecutiva –tras la Copa América de 2021, la Finalissima que disputó en 2022 contra la Italia, ganadora de la Eurocopa, y la Copa del Mundo ese mismo año–, pero la fiesta continúa en la capital argentina, donde los bocinazos de los automóviles acompañan la algarabía y el pulular por doquier de banderas argentinas pese a que son altas horas de la madrugada.
Los argentinos celebran a su Albiceleste ocupando varias manzanas de la Avenida Corrientes y de la Avenida 9 de Julio que confluyen en el Obelisco. Es el cuarto título de la nación sudamericana con Lionel Scaloni como entrenador y con Lionel Messi como ídolo, héroe popular que se lesionó durante el segundo tiempo y tuvo que retirarse al banco de relevos, donde quedó con su tobillo izquierdo inflamado y cargado de llanto y rabia.
Con esta victoria, el astro se convirtió en el futbolista con más títulos en la historia, 45 desde que consiguiera el primero hace casi 20 años con el Fútbol Club Barcelona.
Vivencia sin igual
Abrumadora experiencia ha sido para dos docentes de la provincia de Mendoza (centro-oeste) visitar Buenos Aires en un momento tan especial con su hija de 4 años. De vacaciones por el receso invernal de dos semanas que comienza esta semana en Argentina, la familia se fue hasta los pies del Obelisco, emblemático monumento representativo de la ciudad tantas veces vista por los canales de televisión, para vivir la victoria en su plenitud.
«Fuimos a reservar un lugar para poder mirar el partido y nos tocó vivir esta experiencia que para nosotros es muchísimo, porque hace mucho que yo no venía a Buenos Aires, para él es la primera vez y nos hacía ilusión que Oreana también conociera», cuenta Laura orgullosa de llevar la camiseta argentina.
Cristian, su pareja, reconoce que en el restaurante donde presenciaron la final estaban todos nerviosos. «Messi quería seguir jugando, no salir así. Y para Ángel Di María fue el último partido», recuerda en referencia a este delantero que anotó 31 goles en 144 presentaciones y se despide con dos Copas América, la Copa de Campeones Conmebol-UEFA, una medalla dorada en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008 y el Mundial de Catar 2022.
La Albiceleste se ha consagrado como la selección con más títulos en todo el mundo: 23 en total, con tres mundiales y 16 Copas Américas. Un equipo excepcional la ha coronado de gloria. Un momento de regocijo para atesorar. (Sputnik)