Vladivostok (Rusia), 15 jul (Sputnik).- El buque de investigación ruso Akademik Oparin finalizó este lunes la misión para evaluar las aguas del Pacífico después de los vertidos japoneses de agua radiactiva de la averiada central nuclear de Fukushima.
«Este año inspeccionamos grandes áreas al este de Japón, desde el mar de Ojotsk hasta la zona sur de esta región, hasta los subtrópicos», dijo a Sputnik el responsable de la misión Viacheslav Lobánov, jefe de laboratorio del Instituto Víctor Ilichov de Oceanología del Pacífico.
Explicó que la expedición, que comenzó el pasado 4 de junio, fue organizada en conjunto con el prestigioso Instituto Kurchátov, ente rector en la investigación en materia de energía nuclear y física molecular, y la Universidad Estatal de Sajalín.
«El objetivo de la expedición era entender lo que ocurría en el Pacífico debido al vertido de las aguas almacenadas de la central nuclear de Fukushima que empezó el año pasado. Según la información oficial, esas aguas se sometieron a un tratamiento para eliminar todos los radionúclidos, excepto el tritio», indicó.
Lobánov subrayó que su equipo comenzó los trabajos el año pasado con expediciones a la zona de Kamchatka y las islas Kuriles.
El científico dijo que el análisis de las muestras de aguas del mar tomará tiempo antes de que se hagan conclusiones del nivel de radiactividad.
«De momento tenemos las muestras, filtramos unas 100 toneladas de agua del mar para discernir distintos isótopos. Hicimos mediciones directas con un espectrómetro de rayos gamma en el agua del mar», detalló.
Si bien, remarcó, las mediciones preliminares no mostraron una contaminación que ponga en peligro la seguridad de los alimentos o la vida humana, todavía está por evaluar la concentración de isótopos radiactivos como tritio, estroncio, cesio, berilio y radio en el agua.
Lobánov insistió en que el análisis de laboratorio de las muestras de agua tomará unos tres meses y después el equipo de investigación trazará la estrategia a seguir y se podría planificar una nueva expedición.
Japón, desde agosto de 2023, arroja al mar el agua que se usó para enfriar los reactores averiados de la central de Fukushima. La operación durará unos 30 años.
Las autoridades niponas afirman que el agua contaminada antes de ser descargada en el mar es tratada por un sistema que elimina las partículas radiactivas, excepto el tritio.
El 11 de marzo de 2011, varios reactores de la central nuclear de Fukushima explotaron al quedar fuera de servicio el sistema de refrigeración debido a un terremoto de magnitud 9,0 y un tsunami.
Toneladas de agua que se usaron para enfriar los reactores se almacenan actualmente en unos 1.000 tanques gigantescos de la planta.
Japón afirma que el agua vertida tiene un nivel de radiactividad por debajo del umbral fijado por la Organización Mundial de la Salud, y no supondría un peligro para la salud humana ni para el medio ambiente.
El plan suscita la preocupación de Rusia, China, las dos Coreas y de los habitantes de los municipios vecinos a Fukushima.
China y Rusia restringieron las importaciones de pescados y mariscos procedentes de Japón como medida de precaución.
Desde China, incluso, han sugerido a los que creen que el agua de Fukushima es segura que la beban si confían en que es apta para el consumo. (Sputnik)