lunes 9, diciembre 2024
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¿Cómo nos convertimos en la generación sándwich? Historia de las inequidades salariales en la UCR.

Las inequidades salariales en la Universidad de Costa Rica (UCR), han sido, en especial en la última década, una realidad reconocida pero no abiertamente discutida por la comunidad universitaria. Hoy día afecta principalmente al personal docente universitario menor de 50 años, que mes a mes vive las brechas salariales que la separan de sus pares mayores, a pesar de sus méritos académicos en las áreas sustantivas de la universidad: investigación, docencia y acción social.

¿Cómo llegó la UCR a este momento?

El anterior sistema salarial de la UCR debía ser reformado, pues enfatizaba en demasía los años de servicio en relación al mérito académico, generaba brechas salariales inaceptables entre el personal docente joven y el de mayor edad. Una situación empeorada por tres decisiones.

La primera fue el acuerdo del Consejo Universitario de julio del 2009, en sesión 5367, aboliendo el tope máximo de pago de 30 anualidades. Votaron a favor de la medida: M.L. Ivonne Robles, M.Sc. Mariana Chaves, Dr. Luis Bernardo Villalobos, Dr. Carlos Alberto Campos, Dr. Alberto Cortés, Lic. Héctor Monestel, Ing. Agr. Claudio Gamboa y M.Sc. Héctor González (Ocho votos); en contra: Ing. Fernando Silesky (Acta de la sesión N°. 5367). El motivo de este acuerdo fue una resolución de la Sala Constitucional que no tenía vinculación alguna con el sistema salarial de la Universidad de Costa Rica.

La segunda fue tomada por el Consejo Universitario en la sesión N° 5390, el 29 de setiembre de 2009, e incrementa el porcentaje por concepto de anualidad de un 3% a un 5,5% a partir del año 2010. Votaron a favor del incremento del 2,5% de anualidad para todos los funcionarios universitarios: M.L. Ivonne Robles, M.Sc. Mariana Chaves, Dr. Luis Bernardo Villalobos, Dr. Oldemar Rodríguez, Dr. Alberto Cortés, Ing. Agr. Claudio Gamboa, Ing. Fernando Silesky, Dr. Rafael González Ballar y la Dra. Libia Herrero (Nueve votos). En contra: Lic Héctor Monestel.

La decisión había sido tomada al amparo de un fallo judicial declarando que debía reconocerse al personal docente profesional en ciencias de la salud un 5,5% por concepto de incremento anual que se reconocía a sus pares hospitalarios. Sin embargo, la aplicación de los incentivos médicos a la población docente de la UCR es declarada sin base legal por la Sala Segunda en sentencia número 2011 – 655, del 12 de agosto de 2011, donde concluye que “para poder acceder a esa clase de pluses salariales es necesario que el profesional además de serlo en ciencias médicas realice sus labores en un ente dedicado a la prestación de servicios hospitalarios…”.

Ya desde antes, en el año 2009, la Contraloría Universitaria (OCU), en oficio OCU-R-229-2009, le había solicitado al entonces director del Consejo Universitario, el Dr. Oldemar Rodríguez, que el Órgano Colegiado “…adicione al acuerdo una condición de ejecución al crecimiento en la anualidad hasta que se garantice en mayor medida su sostenibilidad financiera en el largo plazo…”.

Las consecuencias de ambas decisiones son bien conocidas. En la partida de salarios, de lejos la más grande de la institución, el pago por anualidades pasó de representar el 29,2% en 2008 al 37,7% en 2017; al tiempo de que el pago por mérito académico pasó 9% a 8,1%.  El ya inadecuado sistema salarial anterior, fuertemente empeorado en el 2009 por tales decisiones, provocó que salarialmente se premiara cada vez más la antigüedad, y menos los méritos académicos.

Los estudios financieros solicitados por la OCU en 2009 como condicionante para implementar esos acuerdos se finalizaron en 2012, pero su puesta en marcha antes de que ello sucediera generó las consecuencias advertidas por la OCU. La masa salarial creció de forma desproporcionada, atentando contra la sostenibilidad financiera de la institución y generando una amplia crítica de diferentes sectores de la sociedad por lo que consideraban salario abusivos en la Universidad.

La situación solo empezó a revertirse en el 2017, cuando durante la negociación de la Convención Colectiva de Trabajo entre la Comisión Negociadora coordinada por el Dr. Carlos Araya Leandro como Vicerrector de Administración y el Sindicato de Empleados de la Universidad de Costa Rica, se acordó en al artículo 14 reducir el pago de la anualidad al 3,75%. No obstante, a partir del año 2020 se tuvo que asumir lo señalado en la Ley de fortalecimiento de las finanzas públicas (N.º 9635), que estableció la anualidad en un 1,96%.

Un tercer elemento lo encontramos en esta misma Ley Nº 9635 y en un fallo de la Sala Constitucional (sentencia 2019-6935) que llevó a la anulación del escalafón establecido en el artículo 11 del Reglamento de régimen salarial académico, a partir de una acción de inconstitucionalidad presentada por los entonces diputados Otto Guevara, Natalia Díaz y José Alberto Alfaro (2016). Como corresponde en el Estado de Derecho, la UCR debió someterse a esa sentencia.

En general, la aplicación de la Ley 9635 ha generado un congelamiento salarial, que ha venido a perpetuar las diferencias salariales entre  las nuevas generaciones de académicos y las personas con más antigüedad. Es importante señalar que por considerarla contraria al precepto constitucional de autonomía, los rectores de las universidades públicas presentaron, en 2019, una acción de inconstitucionalidad que está pendiente de resolución.

A inicios del año 2023, se genera una ilusión cuando la Rectoría emite la Resolución R-81-2023, la cual establece la Escala de Salario Global Transitorio para el personal docente que ingresa a laborar en la Universidad de Costa Rica a partir de la vigencia de esa resolución (20 de abril, 2023). Es en este lapso de tiempo cuando aparece esa gran injusticia en la historia de la UCR: la Generación Sándwich, que no gozó ni de los incentivos salariales en el pasado ni la esperanza de la Escala de Salario Global Transitorio.

La Generación Sándwich está conformada mayoritariamente por docentes de 46 años de edad o menos, que realiza una gran parte de las labores académicas, las mismas que le permiten a la UCR mantener e incluso mejorar su posición en distintos rankings internacionales. La misma generación, que, a la falta de acciones afirmativas en igualdad de género, de apoyo al personal con responsabilidades de familiares cuido-dependientes, o que no pertenecen a unidades con disponibilidad de tiempos dedicados a la investigación, están llegando a un punto de desequilibrio emocional y de desigualdad en materia laboral.

Toda la comunidad universitaria fue testigo de las visitas a distintas unidades académicas de la comisión especial del Consejo Universitario encargada de construir el nuevo Régimen Salarial Académico (RSA), entre ellos el Sr. Pedro Méndez, Secretario Académico de la actual Rectoría. En la presentación realizada en mi facultad, el Sr. Méndez justificó con gran entusiasmo el nuevo régimen, y en la sesión donde se aprobó el RSA, fue quien informó el monto salarial de referencia (salario del decano) que se usaría. A pesar de lo anterior, y de la plena vigencia del RSA, la Rectoría ha venido presentando distintas trabas y justificaciones para no implementar el nuevo reglamento. Este accionar ha originado en la comunidad universitaria distintas explicaciones, se les atribuye a fines políticos, a la negativa de admitir un error en el estudio actuarial, pasando por la pura inoperancia o el deseo de dejarle la decisión al siguiente rector. Pero cualquiera que sea la causa, lo que esta situación demuestra es la falta de empatía y la ausencia de reconocimiento al esfuerzo y dedicación de toda una generación.

En momentos donde se dificulta la retención del talento humano, la HIPATIA del Programa del Estado de la Nación establece la necesidad de políticas de reinserción en el país de profesionales altamente capacitados con estudios de maestría y doctorado. En junio del 2024, El Financiero destaca, con base en HIPATIA, que el 41% de los científicos costarricenses radicados en el extranjero, en especial en ciencias médicas e ingeniería, descarta volver al país. En el caso particular de la UCR, varios docentes, incluso el propio Vicerrector de Docencia, renuncian o piden permiso sin goce salarial; es urgente que la administración atienda las necesidades de nuestra generación.

No interesa desgastarnos más discutiendo los grandes errores cometidos en el 2009. Interesa subsanarlos. Tras casi cuatro años sin avance ninguno en el tema salarial, es necesario que la actual administración de una vez por todas cumpla con su deber estatutario y proceda con la implementación del Reglamento del régimen salarial académico. Es hora de demostrar si seguimos siendo una universidad consecuente, humanista. Lejos del bloqueo y las escusas, la administración universitaria debe cumplir con la normativa vigente, pero sobre todo cumplir con una generación que no soporta más la ausencia de decisiones y el juego con su estabilidad emocional. La aplicación definitiva del RSA es un paso crucial en la lucha universitaria para disminuir las brechas e inequidades salariales y generacionales.

(*) Dra. Jessie Reyes Carmona – Docente Catedrática de la Facultad de Odontología, Universidad de Costa Rica.

Licenciada en Odontología, Especialista en Endodoncia, Máster Académico en Ciencias Orales, Doctorado Académico en Ciencias Orales: Énfasis Biología Molecular y Celular, Máster Académico en Gerencia en Proyectos de Desarrollo.

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6 COMENTARIOS

  1. Cuántos estudiantes de zonas urbano marginales y zonas rurales alcanzamos a becar al 100% con la totalidad de los salarios anuales del Consejo Universitario? Cuál es el porcentaje de deserción de la UCR en el primer año? Cuántos estudiantes matriculados en una carrera realmente terminan sus estudios y se graduan? Cualquier acción destinada a disminuir esos indicadores tiene contenido económico si eliminamos los privilegios.

  2. No soy el unico que paso por eso, mas de 30 años como interino teniendo las mismas funciones que otros compañeros que ganaban hasta 10 veces mas por el hecho de estar en propiedad.
    Pero las plazas no salian a concurso.
    Mas de un 80 % de los doxentes en la UCR no tienen plaza.

    • La UCR es muy injusta. Más aún con los interinos. La condición de interino es precaria. Yo recibía 68 mil Colones por dar un curso, mientras que mi compañero (catedrático) ganaba 12 veces más por el mismo esfuerzo. Cuando me llegó ese salario sentí que no valía nada, que mi trabajo valía cero, me deprimí y terminó donde el psicólogo. 68 mil es un salario de hambre . Conozco profesionales con 3 carreras, idiomas y otros méritos que ganan 700 mil en la UCR.

  3. Eso no es algo que pase solo en la UCR pasa en casi todas las entidades públicas y semiautonomas, ejemplo el caso del INS donde ahora hasta te piden estar colegiado, en cambio hay empleados viejos que no tienen ni tan siquiera estudios universitarios y garan hasta 3 veces más que los nuevos haciendo la misma lador,

  4. yo por eso me safe el tiro de terminar bretiando en la ucr…ahi solo una argollita de individuos son los que cogen la tajada grande…los interinos que se mueran de hambre, segun ellos. Que se jodan las vacas sagradas de la MIERDUCR!

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