Hace poco más de dos años este medio publicó un artículo de mi autoría en el que se llamaba la atención al BCR SAFI acerca de la caída en los rendimientos de las inversiones, y sobre todo la ausencia de información hacia los inversionistas. Un año después se publicó un segundo artículo en el cual se mencionaban algunos factores adicionales a los argumentados por el BCR SAFI como causa de la caída de los rendimientos, cuando ya se había vuelto un tema de opinión pública el desastre de la administración de los fondos.
Han transcurrido casi dos años y medio desde la primera llamada de atención, y la situación ha empeorado considerablemente, en el sentido de que se han descubierto auténticos actos de supuesta corrupción en la compra de bienes inmuebles, creando una pérdida estimada en noventa millones de dólares. Ello se suma a la continua caída en picada de los rendimientos, y nada se menciona sobre el hecho de que los créditos otorgados por el BCR al SAFI para la adquisición de bienes inmuebles siempre fueron atendidos con puntualidad, hasta que, por fin, la SUGEF intervino con algunas medidas. (Le tomó a la SUGEF dos años largos para intervenir, aunque sea tan blandamente… muy a la tica).
Ahora resulta que se descubre que el actual gerente del BCR fungía como presidente de la comisión encargada de la adquisición de los bienes inmuebles involucrados en la supuesta estafa cometida, lo cual denuncia el propio sindicato de los empleados del Banco en un comunicado, en el cual exigen la destitución de dicho señor …. Y el propio Presidente de la República se ha referido en varias ocasiones al caso de la SAFI, incluyendo amenazas no tan veladas hacia la Junta directiva del BCR, recordándoles que el Consejo de Gobierno se constituye como la Junta de Accionistas del propio banco, y que podría tomar decisiones que afectar a la propia Junta Directiva del BCR.
Todo parece hasta ahora una telenovela de mal gusto y pésima factura, pero sus consecuencias son reales para los inversionistas, que han visto menguar sus rendimientos y perder valor en el mercado sus inversiones. Y como ahora se encuentra en la Fiscalía General de la República la investigación del caso, es muy probable que, como acostumbra, tome varios años llegar a una acusación afectiva, señalamiento de culpables e inicio de las acciones judiciales correspondientes si es que llega.
Mientras tanto, los inversionistas cargarán con el peso y las consecuencias de todo lo sucedido, y es muy poco probable que los burócratas involucrados en este desastre carguen con las terribles consecuencias de lo acontecido, y no sería extraño que el Poder Judicial deje correr el tiempo hasta que la causa prescriba.
Hace pues, más de dos años sonaba el río… y así me pareció entonces y se los hice saber, y ahora como que se van aclarando las causas de los sonidos para susto y espanto de todos, los afectados y los no afectados, porque nunca nos imaginamos que los actos de corrupción del pasado, generalmente relacionados con contratos y compras por parte de las organizaciones del Estado, se dieran de forma tan evidente en uno de los bancos estatales.
Dice la canción: cuando el río suena es porque agua trae, y si no trae agua piedra o palos trae…Y en esta ocasión el sonido es de noventa millones de dólares, o sea: bastante fuerte.
(*) Alfonso J.Palacios Echeverría