Hoy nuestro país necesita entendimiento, entereza, solidaridad, dialogo y sentido positivo de las cosas. Estas son características que siempre hemos tenido, pero qué, por alguna razón, se han estado desvaneciendo en algunos sectores de la sociedad. El primer paso para lograr el entendimiento es saber escuchar. Es atender a quien nos habla, colocando el pensamiento y la atención a lo que se nos expresa.
El diálogo no nace de respuestas rápidas, se produce cuando hay respuestas pensadas y formuladas de manera respetuosa y serena. La estabilidad nacional y el desarrollo de nuestro país depende del mutuo respeto y de escuchar bien con quienes debatimos ideas, para responder con inteligencia. Sí podemos encontrar entendimiento en momentos difíciles, así como nuestro país lo ha logrado en el pasado.
La segunda etapa, es saber que todos debemos ser escuchados en la sociedad costarricense. Esto de acuerdo con el artículo 28 de nuestra Constitución Política.
Cada uno tiene sus ideas y sus circunstancias, y sabe dónde le aprieta el zapato, de allí que es muy importante ponderar y escuchar antes de hablar. Sobre todo, en una situación como la que alberga hoy en día nuestro país.
Desde retos en seguridad, en educación, en materia fiscal o de salud. Nuestro país requiere tomar decisiones; y esto implica la negociación entre diferentes partes y actores.
Una buena escucha produce buenos resultados y eso es justo lo que necesita Costa Rica. Resultados, firmes y eficientes, que solventen los desafíos que como nación enfrentamos. Estas negociaciones deben ser reuniones intelectuales y de altura, en donde se pondere y evalúe lo que se plantea y se argumenta, y no arrancar en seco, con una crítica.
Estos diálogos resolutorios requieren de pensamiento, y de algo más importante: el respeto. Aunque hay personas que tienen ideas diferentes a las nuestras, no por ello debemos insultarlas, tenemos que evaluar y meditar sus pensamientos con amabilidad, encontrando puntos medios y acuerdos constructivos, en vez de enfocarnos en las discrepancias.
No es con un grito con el que encontraremos soluciones, es con el respeto cuidadoso con el que tenemos que negociar y debatir. El diálogo requiere de un lenguaje sencillo y honesto, en donde evitemos a toda costa las discusiones innecesarias y las trifulcas que nos retrasan.
Todo esto tiene que llevarnos a un mejor entendimiento nacional. En estas circunstancias, tenemos que lograr confianza en todos los sectores del país. Confianza que se logra con la atención y no con el enfrentamiento.
Para construir una nueva cultura de dialogo, tenemos que generar una cultura dirigida a un objetivo nacional: el cuál es, sacar a Costa Rica adelante. Nada ganamos con carbonear enfrentamientos innecesarios.
Costa Rica está llena de buenas ideas, escuchemos lo que nos proponen y sepamos escoger lo útil en cada momento decisivo para el desarrollo y la subsistencia de nuestro país.
El silencio de escuchar genera muchas posiciones positivas, muchas iniciativas valiosas, de allí es que lograremos un verdadero encuentro nacional, debemos tener la inteligencia de establecer un urgente diálogo que venga a unificar a todas las partes que deseen aportar de una manera constructiva a las soluciones que moldearan el futuro de Costa Rica.
(*) María Marta Padilla Bonilla, legisladora independiente
En resumen: hay que dialogar.
El arte de hablar paja y no dar soluciones… con razón es diputada!