domingo 16, febrero 2025
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La división del CONARE es la peor ruta que pueden seguir los rectores

Columna Poliédrica

El Fondo Especial para la Educación Superior (FEES) es el resultado de un proceso histórico. Antes de los años setenta no había en nuestro país más institución de educación superior que la Universidad de Costa Rica, sin embargo, con posterioridad se crearon las otras universidades estatales y ello significó pensar en cómo financiar estas instituciones de cultura superior; en otras palabras, se temía que en Costa Rica se diera un proceso similar al Mayo 68 en Francia o al de Tlatelolco en México 68, razón por la cual se optó por hacer lo mismo que hicieron en Francia con la Universidad de París.

La división de la educación superior en un país pequeño como Costa Rica no tiene sentido desde la perspectiva económica y desde el discurso neoliberal. Lo lógico sería que se fusionaran todas las universidades públicas alrededor de la UCR y con ello se podría destinar de manera más eficiente, los recursos económicos del Estado; dicho de otro modo, en lugar de cinco instituciones, se tendría solo una universidad encargada de realizar las actividades de Acción Social, Docencia e Investigación.

El discurso económico y financiero del gobierno, así como de los grupos de interés es contradictorio desde esta perspectiva. Un discurso coherente implicaría plantear la reestructuración de la Educación Superior, es decir, proponer que haya menos  universidades y aprovechar a la universidad más robusta que, en este caso, es la UCR; no obstante, esto no se propone porque priva el interés económico y también el político, razón por la cual se procura la división a lo interno de Consejo Nacional de Rectores (CONARE).

El Partido Liberación Nacional (PLN) tiene vínculos políticos con el Instituto Tecnológico de Costa Rica (ITCR) y con la Universidad Técnica Nacional (UTN). Obviamente no estamos hablando del PLN socialdemócrata que estaba relacionado con la Universidad Nacional (UNA), sino del PLN neoliberal que comenzó a surgir desde finales del siglo pasado y que tenía cuadros académicos militando en ese partido político. La Universidad Estatal a Distancia (UNED) y su Rector, por su parte, son otra historia.

En la actualidad los sectores económicos dominantes lo que quieren es dividir a las universidades públicas. Se pretende debilitar a la universidad más robusta y mejor rankeada, ya que lo contrario supondría un contrapeso institucional e ideológico que no se quiere fomentar; el debilitamiento de la UCR y el supuesto fortalecimiento del ITCR, la UTN y la UNED tiene una trampa implícita, a saber: el debilitamiento de las universidades pública como un todo.

En un país como Costa Rica, con un territorio pequeño, la existencia de cinco universidades públicas debería considerarse excesiva por parte de los sectores neoliberales. No lo hacen porque ven en esa división la posibilidad de controlar a la UCR, que sigue siendo la única universidad completa, es decir, que desarrolla la Docencia, la Investigación y la Acción Social en todas las disciplinas del conocimiento; los ataques constantes contra la principal universidad costarricense no son por casualidad, saben que el debilitamiento de esta institución es fundamental para asegurarse el desarrollo, sin oposición, de su programa político y económico.

Lo peor que las universidades públicas pueden hacer es dividirse. Los Rectores deben tener claro que cinco universidades débiles son más fáciles de someter o eliminar, en cambio, un grupo de universidades con fuerzas diversas  pero unidas, permite enfrentar el poder de un gobierno como el actual y también a los poderes fácticos que buscan desaparecer a la educación superior pública; la eliminación de la universidad pública tiene como objetivo abrir la puerta a la educación superior pública entendida como un negocio, ya están tocando a la puerta las universidades extranjeras que vienen a realizar su actividad lucrativa con la educación superior.

La sociedad costarricense debe entender que estamos en un momento crítico en la historia de Costa Rica. La desaparición de la educación superior pública  eliminaría, quizás, la principal herramienta de movilidad social que ha tenido la Costa Rica contemporánea; volveríamos atrás como sociedad y ese retroceso podría llevarnos a lo más profundo de las desigualdades sociales, situación que los Rectores más que nadie deberían tener claro..

Unión y no división es lo que debe prevalecer entre las universidades públicas.

(*) Andi Mirom es Filósofo

andimirom@gmail.com

columna poliédrica.blogspot

 

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