Beijing, 6 oct (Xinhua) — El desarrollo de alta calidad de China, expresado por el país asiático como una tarea destacada en su proceso de modernización, ha beneficiado y brindado nuevas oportunidades a las empresas latinoamericanas que hacen negocios con la segunda economía mundial, coincidieron varios líderes empresariales entrevistados por Xinhua.
Según encargados de cámaras de comercio y empresas de la región consultados, la transición de la economía china hacia un desarrollo de alta calidad implica, entre otros factores positivos, una oferta de productos de alto valor añadido a precios razonables e intercambios de tecnología y modelos de negocio.
Importante cooperación
El Fondo Monetario Internacional (FMI) publicó el pasado julio una actualización de sus Perspectivas de la Economía Mundial, con un crecimiento estimado del 5 por ciento para la economía china en 2024, indicando que el país asiático sigue siendo uno de los principales motores económicos del mundo.
Asimismo, datos del Banco Mundial muestran que la contribución de China al crecimiento económico mundial alcanzó una media del 38,6 por ciento entre los años 2013 y 2021, superando la suma total de los países del Grupo de los Siete (G7).
El presidente de la Cámara Chileno-China de Comercio, Industria y Turismo (CHICIT), Juan Esteban Musalem, comentó que la economía china desempeña un rol fundamental para la mayor parte de los países del mundo y «especialmente de la región latinoamericana».
«Latinoamérica continúa representando para China un gran mercado y una gran fuente de recursos clave», profundizó.
Según estadísticas oficiales, el país asiático es el segundo socio comercial de la región desde 2012, mientras que el comercio bilateral superó los 489.000 millones de dólares en 2023.
Por su parte, la empresaria argentina Fanny Villamayor cree que el fortalecimiento de las relaciones país-región ha abierto «un universo de oportunidades» para las empresas latinoamericanas.
Expuso el ejemplo de la empresa argentina Royma, que ella misma dirige, la cual ha logrado introducir de forma exitosa diversos productos de pequeñas y medianas empresas argentinas en el mercado chino.
«Es así que nos conocen como exportadores de vinos de altura. Y, a lo largo de los años, hemos ido incrementando productos, como por ejemplo carne, cuero o lana», explicó.
Desarrollo de alta calidad
La nueva expresión «desarrollo de alta calidad» se planteó por primera vez en el XIX Congreso Nacional del Partido Comunista de China (PCCh) de 2017.
Siete años después, en la Tercera Sesión Plenaria del XX Comité Central del PCCh, se expuso que el desarrollo de alta calidad es una tarea primordial de China para la construcción integral de un país socialista moderno.
De acuerdo con el presidente de la CHICIT, el proceso actual que vive la economía china, hacia un desarrollo de alta calidad, es «altamente positivo y beneficioso».
Este proceso ha sido capaz de «potenciar aún más este consistente intercambio comercial, impulsando la creación de nuevos emprendimientos, con un mayor grado de diversificación y valor agregado, así como una intensa colaboración en materia de ciencia y tecnología», añadió.
El presidente de la Cámara de Comercio Peruano-China (CAPECHI), José Tam, opinó también que se trata de un cambio «muy positivo», porque permite a las economías latinoamericanas «adquirir productos de alta calidad a precios más competitivos».
En los últimos años, a medida que la industria manufacturera china se iba modernizando, los vehículos de nueva energía, productos fotovoltaicos y baterías de litio, los llamados «tres nuevos», han ganado terreno en los mercados internacionales.
Como participante destacado en este proceso, América Latina se ha convertido en un importante destino para las exportaciones chinas de vehículos de nueva energía. Estadísticas de la Asociación Nacional Automotriz de Chile muestran que, en 2022, los automóviles fabricados en China representaban el 51,6 por ciento de todas las ventas de vehículos eléctricos del país.
«Las empresas latinoamericanas están teniendo cada vez más confianza en la calidad de los productos chinos», aseguró Tam.
Villamayor valoró que, desde el punto de vista de su empresa, el desarrollo tecnológico chino ha facilitado el emprendimiento, simplificando el acceso inmediato y concentrado al mercado a través de las plataformas digitales.
Según datos de la Administración General de Aduanas de China, las exportaciones e importaciones realizadas a través del comercio electrónico transfronterizo rozaban los 1,22 billones de yuanes (174,000 millones de dólares) en el primer semestre de 2024, con un incremento interanual del 10,5 por ciento, unos 4,4 puntos porcentuales más que la tasa de crecimiento de los intercambios comerciales totales en ese mismo periodo.
Villamayor, además, elogió la eficiencia del sistema logístico chino, desde los «hub» (centros logísticos) hasta la recogida de los productos «en menos de 24 horas», todo lo cual aporta un valor competitivo sumamente alto para un mercado tan exigente como es el chino.
Nuevas oportunidades
En opinión de Musalem, las exportaciones de la región a China todavía están muy concentradas, ya que «alrededor de seis productos representan más del 70 por ciento de las exportaciones».
Por tanto, para el portavoz de la CHICIT, el desarrollo de alta calidad implica una disposición a profundizar la apertura del mercado chino y poner el foco en nuevas industrias emergentes.
«En un plano específico y más inmediato, los ámbitos donde se vislumbra un mayor potencial de cooperación entre empresas latinoamericanas y chinas son todos aquellos relacionados con la fabricación de autos eléctricos, paneles solares, baterías, digitalización, telecomunicaciones, fintech, interconexión energética e inteligencia artificial», analizó Musalem.
Entre las oportunidades ofrecidas en el marco del desarrollo de alta calidad, Tam consideró que la tendencia natural será el establecimiento de empresas mixtas, chinas con latinoamericanas, para potenciar su participación y crecimiento dentro del mercado chino.
«Considerando el futuro desarrollo tecnológico, habría un gran potencial para las inversiones chinas en el área tecnológica, de inteligencia artificial e infraestructura», apostilló el presidente de la CAPECHI.
Para Villamayor, esta cooperación no solo produce beneficios tangibles en ambas direcciones, sino que también constituye un puente para el intercambio de experiencias.
Al hacer negocios con el país asiático, empresarias latinoamericanas como ella pueden «adquirir valiosos aprendizajes en tecnología y procesos innovadores» aplicables a sus modelos de negocio, observó.
Con el objetivo de aprovechar las oportunidades mencionadas, Musalem alentó a las empresas latinoamericanas para que sitúen la innovación y las nuevas tecnologías en el centro de la cooperación, permanezcan atentas a las cadenas de suministro y refuercen el vínculo de los recursos naturales con las manufacturas y los servicios.
En cuanto a la parte China, expresó que el apoyo sostenido al financiamiento, capacitación y transferencia tecnológica resulta vital para los países latinoamericanos, cuyos procesos de desarrollo e industrialización han carecido históricamente de esos tres factores.
«Las iniciativas globales de China, como la Franja y la Ruta, apuntan efectivamente en esta última dirección. Y es por ello que muchos países de Latinoamérica la respaldan de una manera muy decidida», finalizó.