miércoles 22, enero 2025
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El modelo chino frente al mundo

Tras un siglo y medio de hegemonía del mundo anglosajón en todo el planeta, el gran debate de la geopolítica actual tiene que ver con el auge imparable de China como superpotencia capaz de competir con los Estados Unidos. En ocasiones se habla de China como la líder de las “potencias emergentes”, y posiblemente sea eso lo que más inquieta al mundo anglosajón, el hecho de que otros países con un tamaño importante tengan la firme determinación de acabar con el sometimiento a la gran superpotencia que ha dominado el mundo en las últimas décadas. Lo cierto es que China siempre ha sido una potencia, no es un fenómeno que “emerge” desde la nada, pues primero que otra cosa es una “civilización” con varios milenios a sus espaldas. Tecnologías fundamentales para la historia humana en todas las áreas son obra de China, desde la hidráulica hasta la náutica, pasando por la metalurgia, las matemáticas, la mecánica, la ingeniería, la relojería, la agricultura, la astronomía, la música, la artesanía e incluso la guerra. No es extraño por ello que inventos tan relevantes como el papel, la imprenta, la pólvora y la brújula lleven la patente de China.

Pero el declive de China que llevó a buena parte de su población a la pobreza a mediados del siglo XX tiene un origen muy bien determinado en la cronología histórica, y ello tuvo que ver con el auge de las potencias coloniales europeas a partir del siglo XVIII, y muy especialmente con el auge del Imperio Británico y la expansión del “libre mercado” en todo el mundo. Dentro de aquel contexto geopolítico marcado por el colonialismo, los británicos consiguieron desestabilizar por completo a toda una nación milenaria cuando en el siglo XIX introdujeron el comercio del opio en China, con el objetivo de compensar su déficit comercial respecto a productos muy apreciados en Europa, seda y porcelana chinas especialmente. A mediados de aquel siglo, dos Guerras del Opio de británicos y franceses contra China hicieron entrar al país asiático en una larga crisis social y económica. La propia historiografía china califica ese período como el “Siglo de la Humillación”, el cual cubre el espacio desde el año 1839 -el inicio de la Primera Guerra del Opio-, hasta el año 1949 -el triunfo de la Revolución Comunista China-.

Expansión del tren de alta velocidad en China en el siglo XXI.

Desde entonces, la segunda mitad del siglo XX significó para China recomponer su estructura social con otro modelo, que al mismo tiempo sirvió para crear sólidas bases de desarrollo industrial moderno. La gran lección aprendida por China respecto a su relación con las potencias europeas primero, y con los Estados Unidos después, es que no se iba a quedar pasiva nunca más frente al devenir de los acontecimientos. El consumo de opio y el “libre mercado” en el siglo XIX causaron un enorme daño a una nación milenaria, pero hoy las mismas cuestiones, droga y comercio, se han convertido en un bumerán para los países occidentales. Asimismo, la formación de miles de ingenieros chinos en las mejores universidades de Occidente ha permitido captar el conocimiento que les faltaba para recuperar su condición de gran centro tecnológico mundial. Con este último dato se completa la ecuación del modelo chino actual, basado en desarrollo social sin perder sus tradiciones milenarias, en aplicación de alta tecnología y en construcción masiva de grandes infraestructuras. Por si fuera poco, y a diferencia del modelo colonial europeo de los siglos XIX y XX, China coopera en Asia, África y Latinoamérica para contribuir a su desarrollo a través de la construcción de infraestructuras y el intercambio comercial de igual a igual.

El último reto chino en clave interna posiblemente sea crear mejores condiciones para el turismo de visitantes extranjeros en todos los territorios de un país excepcional. Un país que guarda uno de los mejores patrimonios naturales y culturales del mundo. En este sentido, muchos viajeros y profesionales del turismo como el autor de este artículo, tenemos un enorme interés en conocer todo ese patrimonio incomparable que se extiende entre la mayor cordillera por altitud hasta los desiertos más inhóspitos y las selvas más profundas. La China milenaria y del siglo XXI ofrece una combinación única, con la vista puesta en un nuevo período de esplendor para este país.

(*) Sergi Lara, divulgador geográfico y asesor turístico.

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2 COMENTARIOS

  1. Una potente razón más del miedo de Occidente, al cómo están ampliándose a fondo para que Latinoamérica no opte buscar a China, para transformar y equilibrar las fuerzas del poder. El próximo 24 de octubre en Rusia, se llevará a cabo una importante reunión de los BRICKS, donde se definirán las nuevas estrategias ante el dólar. Esto último escondido por el poder mediático mundial. Y parece que hasta en Costa Rica, se sienten las olas, cuando los corruptos utilizan sus usuales etiquetas para desacreditar gobiernos, como se ha hecho siempre. Han sentido que Chaves R., como lo hizo en su momento Arias S., por el billete chino, se apuntó a esas valiosas corrientes de Oriente. Claro, en aquellas épocas, se endulzaron los hechos, se arreglaron y legitimaron los billetes. Entre bomberos, no se majan las mangueras.

  2. Hace cerca de quince años, está fue mi primera carta en el Foro de las cartas a La Nación:

    China: un país, dos sistemas.

    Dijo hace muchos años el pensador peruano José Carlos Mariátegui: «de China siempre debemos estar pendientes pues es una cultura de más de 5000 años de sabiduría acumulada y que puede dar grandes sorpresas». China logró recuperar su identidad como nación después de ser objeto del sistema de servidumbre, dominio colonial inglés e invasión japonesa durante la segunda guerra mundial. Después de la desaparición física de Mao, el país redirecciona su rumbo. El dirigente Den Xiao Ping, lanzó su famosa frase:”no importa de que color sea el gato, lo importante es que cace ratones”, algo muy propio de la filosofía china. Y trazó el rumbo futuro del país con el lema
    “un país dos sistemas”. Un país significó la meta de reunificar el país, reintegrando a su seno la colonia portuguesa de Macao, la inglesa de Hong Kong y la isla de Taiwán o Formosa.
    Dos sistemas significa la decisión de continuar la construcción del socialismo bajo la dirección del partido comunista pero abriendo el país al mundo y estableciendo zonas de desarrollo capitalista que contribuyan con la obtención de tecnologías y aceleren el desarrollo industrial.
    En lo que respecta a la unificación del país, se han logrado los objetivos con la excepción de Taiwán que está en proceso y en cuanto a la modernización han convertido a China en la segunda potencia económica y han sacado de la pobreza a más de 300 millones de chinos. Su gran problema la gran población, lo convirtieron en su más valioso activo.
    El partido comunista es la garantía de que la riqueza producida traiga beneficios sociales reales a la población y conquiste nuevos éxitos en el campo científico y tecnológico.

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