Tokio, 13 oct (Xinhua) — Los repetidos informes sobre fugas de sustancias químicas vinculadas a las bases militares estadounidenses en Japón han generado alarma social sobre sus posibles riesgos para la salud, lo que ha llevado a pedir una investigación exhaustiva.
En el caso más reciente, unos 47.000 litros de agua contaminada con sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas (PFAS) se desbordaron de la base aérea estadounidense de Yokota, al oeste de Tokio, durante las fuertes lluvias caídas en agosto.
El 3 de octubre, las autoridades metropolitanas de Tokio recibieron el informe del Ejército estadounidense, a través del Ministerio de Defensa japonés, expresando su «pesar» por retrasar la publicación de la información, puesto que el incidente podría infundir desconfianza entre los residentes que viven cerca de la base.
«Si el Gobierno no tiene un sistema establecido para inspeccionar la base, este tipo de incidentes simplemente volverán a ocurrir», comentó un internauta japonés sobre la noticia.
Las PFAS abarcan 10.000 sustancias químicas sintéticas, entre ellas el ácido perfluorooctanosulfónico y el ácido perfluorooctanoico, que se utilizan en productos como utensilios de cocina antiadherentes y ropa resistente al agua.
En su primera evaluación sanitaria de las sustancias el pasado julio, el panel de seguridad alimentaria de Japón concluyó que los efectos de las PFAS sobre la pérdida de peso al nacer y la reducción de la inmunidad son «innegables», aunque «la evidencia es limitada» con respecto al potencial de las PFAS para provocar cáncer.
Si bien el alcance de los efectos de las PFAS sobre la salud todavía no se conoce del todo, un grupo de ciudadanos realizó análisis de sangre a 650 residentes de la región de Tama en 2022, donde se ubica la base aérea de Yokota. Y, entre ellos, 55 individuos superaron los estándares internacionales que se consideran indicativos de riesgos para la salud en términos de concentración de PFAS.
También han surgido problemas similares de contaminación en otras partes de Japón, como Okinawa y Osaka, donde los niveles de PFAS en las fuentes de agua cercanas a las bases militares estadounidenses y de las Fuerzas de Autodefensa japonesas han excedido los límites.
El Gobierno metropolitano de Tokio ha pedido al Ejecutivo japonés que asuma la responsabilidad de investigar lo sucedido e implemente medidas para evitar que vuelva a ocurrir en el futuro.