Tel Aviv, 18 oct (Sputnik).- Yahya Sinwar nació en el campo de refugiados de Jan Yunis en Gaza en 1962, cuando el enclave palestino estaba gobernada por Egipto. Su familia había huido o sido expulsada de Al-Majdal Asqalan, la actual Ahskelon, durante la guerra de judíos y árabes contra el mandato británico de Palestina, y también entre ellos, y la guerra de independencia israelí de 1948 que la siguió.
El joven Sinwar estudió en la Universidad Islámica de Gaza la licenciatura de Estudios árabes. Fue uno de los fundadores del aparato de seguridad de Hamás y en poco tiempo pasó a dirigirlo, su principal interés era purgar Gaza de espías para Israel. Conocido por la crueldad de sus métodos, lo apodaron el “carnicero de Jan Yunis”. Fue por delitos contra palestinos por lo que cumplió su primera condena en una cárcel israelí. En total, pasó 22 años de su vida adulta en prisiones.
Durante esos años, organizó huelgas para mejorar las condiciones de los presos. También estudió hebreo y según los analistas conocía bien la sociedad israelí, y le gustaba presumir de ello.
Fue liberado en 2011 junto con otros 1.027 prisioneros, como parte de un intercambio por el soldado israelí Gilad Shalit, que fue capturado por Hamás en una incursión transfronteriza en 2006, durante el mandato de Benjamin Netanyahu.
Pero antes de eso, en 2004, Sinwar, que presentaba síntomas extraños, como desmayos y dolores de cuello, fue reconocido por un dentista de la prisión en la que estaba, Yuval Bitton, quien sospechó que se trataba de un problema cerebral y recomendó su hospitalización urgente. En el Centro Médico Soroka, los cirujanos israelíes le extirparon un tumor cerebral que podría haber resultado fatal. Sinwar, que evitaba hablar con autoridades israelíes, pidió agradecer personalmente a Bitton su gesto. También, en múltiples conversaciones, trató de acercarlo al islam.
Durante todo su mandato en Gaza desde febrero de 2017, Sinwar se opuso a compartir el poder con la Autoridad Nacional Palestina (ANP) en Ramala. Igualmente rechazó cualquier acuerdo con Israel.
A principios de agosto pasado, se anunció que Sinwar había sido nombrado el nuevo líder de Hamás, tras el asesinato del jefe del politburó del movimiento islamista, Ismail Haniya, en Teherán, en un atentado atribuido a Israel.
Sinwar y el ataque del 7 de octubre
Sinwar, junto con Mohamed Deif, era considerado el cerebro detrás del ataque liderado por Hamás contra Israel el 7 de octubre de 2023, el más mortífero en la historia israelí.
Tras ese ataque, Israel hizo lo que Sinwar esperaba, un ataque masivo a Gaza. Hasta ahora los muertos se acercan a los 43.000, según las autoridades sanitarias del enclave.
Desde hacía un año, operaba en secreto, moviéndose constantemente en los larguísimos túneles que su organización construyó bajo Gaza y que el Ejército israelí estima que ocupan unos 500 kilómetros, y utilizando mensajeros fiables para la comunicación no digital, según gente de Hamás. De vez en cuando salía por poco tiempo a respirar. Eso fue lo que lo mató.
Muerto por casualidad
Los soldados que mataron a Sinwar y a sus dos acompañantes pertenecen a la brigada 828 y no forman parte de un comando especial. La persecución del cabecilla de Hamás, de casi un año de duración, se había encargado a unidades de operaciones especiales, ingenieros militares y a personal de la agencia de información interior, Shin Bet. Pero no daban con Sinwar.
Al final, ninguna unidad especial formó parte del escenario en el que murió el jefe terrorista, sino que fueron soldados rasos que operaban en la zona para localizar a miembros de Hamás en general quienes lo mataron.
En la mañana del miércoles, sospecharon que había gente de Hamás acercándose a unos edificios y abrieron fuego. Según informaciones de la emisora pública Kan, se trataba de los dos acompañantes de Sinwar, que le abrían camino. Ambos corrieron hacia un edificio mientras que el otro, Sinwar, corrió buscando refugio en otra edificación. Los soldados dispararon proyectiles de tanque.
El portavoz del Ejército, Daniel Hagari, dijo en rueda de prensa que Sinwar alcanzó a subir a la segunda planta del edificio, ya herido sin una mano, sangrando y luchando con un palo contra un dron que inspeccionaba lo sucedido. Los soldados aún no sabían de quien se trataba. Su rostro estaba cubierto con un trapo con el que trataba de ocultar su identidad. Un segundo dron le lanzó granadas. Solo después los soldados que entraron en el edificio, tras desactivar las bombas que en él había, creyeron que ese muerto se parecía a Sinwar y así se lo comunicaron a sus comandantes.
Le tomaron las huellas dactilares en el lugar de la muerte y sí había coincidencia, además del parecido físico, sin embargo había que contrastar el ADN antes de anunciar nada oficialmente. Mientras, los soldados tomaron fotos del cadáver y también algún selfie que no tardaron en difundir.
El cuerpo fue transportado al centro de medicina forense de Abu Kabir, en el centro de Israel, donde se analizó su ADN.
En su cuerpo se encontraron varios pasaportes falsos, 40.000 shékels (9.700 euros), granadas, pañuelos de papel, caramelos mentolados y una pistola. El portavoz militar israelí aseguró que esos hallazgos prueban que su intención era huir.
¿Y ahora qué?
La ideología de Hamás y de Sinwar considera a Israel no sólo como un rival político, sino como una fuerza de ocupación en territorio musulmán contra la que lo único posible y deseable es la fuerza.
Sinwar vivió y murió fiel a esas ideas. La pregunta ahora es si su sucesor, de los varios candidatos, querrá acordar con Israel un alto el fuego o luchar hasta la muerte, como Sinwar. Fuentes israelíes indican que los posibles herederos ya han anunciado posturas tan radicales como las de Sinwar. Entre ellos, se encuentra su hermano menor.
Hasta ahora, Israel ha matado a decenas de comandantes islamistas: Fathi Shqaqi, Imad Mughniyeh, Ahmad Jabri, Marwan Issa, Muhamad Deif, Ismail Haniya, Hasán Nasralá y muchos otros líderes y comandantes de Hamás, Hizbulá y la Yihad Islámica. Sin embargo, sus organizaciones, a pesar de los golpes y los reveses, siguen vivas y coleando, motivadas por su ideología.
En Israel muchos esperan que, tras la muerte de Sinwar, Netanyahu flexibilice sus posturas y declare la victoria lograda con el descabezamiento de Hamás y Hizbulá, momentáneo, y consiga un acuerdo para traer a los más de 100 rehenes aún cautivos en Gaza, que es el objetivo de la guerra que la mayor parte de los israelíes pide, según una reciente encuesta del Instituto de la Democracia de Israel. (Spuntik)