3 COMENTARIOS

  1. Un excelente artículo de principio a fin, pero esa parte donde dice “…a cuyos exclusivos clubes, tenían acceso los miembros de la oligarquía criolla: un país con una fachada de refinamiento y grosera opulencia, que ocultaba la extendida pobreza y el analfabetismo de las clases populares”.

    Cómo se parece eso a un país de Centroamérica que está entre Nicaragua y Panamá.

    Si perdemos a Cuba habremos tocado fondo.
    Julio César Madrigal Mora
    401150225

  2. Cómo juzgar una revolución? Cómo hablar de la realidad de un país? Si no a través de la mirada y la voz del pueblo. Espectadores, admiradores, consumidores de ideología, detractores y demás han escrito innumerables artículos, columnas y libros sobre Cuba, pero al final la realidad se descubre por medio de la cotidianidad, y por respeto a los que la viven es mejor abstenerse de emitir un juicio desde la acera de enfrente, lo que sí es un hecho es que alimentar ideologías no necesariamente quita el hambre.

  3. Este texto es un lúcido y contundente análisis que desnuda las contradicciones del poder hegemónico y la hipocresía inherente a la proclamación universal de principios como la autodeterminación y la soberanía. A través de un recorrido minucioso por los hitos históricos y jurídicos que sustentan la libre determinación de los pueblos, se revela cómo Estados Unidos, en su práctica política, ha despojado de sentido a estas nociones, convirtiéndolas en herramientas al servicio de sus intereses geopolíticos y económicos. La paradoja es devastadora: un sistema que se arroga el rol de defensor de la libertad mientras sofoca con bloqueos y sanciones cualquier atisbo de autonomía que no se ajuste a su narrativa.

    La magistral exposición culmina con una reflexión demoledora: el silencio de los juristas y de la comunidad internacional ante la tragedia de Cuba no solo pone en entredicho la vigencia del derecho internacional, sino que abre la puerta a un mundo regido por la ley del más fuerte. La indiferencia frente a esta agresión prolongada es un síntoma de una humanidad que abdica de su compromiso con la justicia y que, al hacerlo, renuncia también a su propia dignidad. Un llamado urgente a resistir la tiranía de la fuerza con la fuerza del derecho.

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