miércoles 15, enero 2025
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Costarricenses viven con satisfacción su vida personal, pero ven negativamente al país

San José, 13 Dic (OCI/UCR).- La satisfacción con la vida, el consumo de productos congelados de pollo, las denuncias sobre servicios y productos, las formas como la población vive diferentes tipos de miedo, las tendencias de fecundidad y la manera como las personas hacen uso de los servicios de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) fueron los seis temas abordados este año por la Encuesta de Actualidades, que cada diciembre presenta la Escuela de Estadística.

En esta ocasión, el estudio realizó 1179 entrevistas durante todo el mes de octubre a personas mayores de edad vía teléfono celular, residentes en Costa Rica por al menos un año. El análisis fue realizado por estudiantes de tercer año de la carrera de Estadística y fue coordinado por la docente e investigadora Fernanda Alvarado Leitón.

Se tomaron en cuenta factores como sexo, edad, nivel educativo y llamadas no contestadas, con base en la metodología usada por la Encuesta Nacional de Hogares (Enaho) del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC). La encuesta tiene un margen de error de ± 2,8 puntos porcentuales (p. p.).

Bien como individuos, mal como país

En términos generales, la población encuestada da una nota de 8,6 a su satisfacción con su vida en general (donde 0 es la peor calificación y 10 la mejor). Esta cifra bajó conforme se consultó sobre su satisfacción con el ingreso mensual (7,4) y con su nivel educativo (7,3). Además, cuanto menor es su ingreso, menos satisfacción existe.

En cuanto a qué cambiarían de su vida, el 21,0 % de la muestra analizada expresó que sus ingresos, su vivienda o el lugar de residencia. Un 17,6 % afirmó que desearían terminar los estudios y el 15,9 % indicó que conseguir o cambiar de trabajo, o tener mejores condiciones laborales.

Sin embargo, esa actitud tan positiva a nivel personal cambia drásticamente cuando la gente se refiere a la situación del país: ahí, tres de cada cuatro individuos no expresaron satisfacción. Ese descontento es más percibido entre los hombres.

La pasividad “tica” se comprueba ante la intención de denunciar

Aquel sentimiento de que “es mejor evitar” sigue presente en la población nacional cuando se trata de interponer una denuncia o queja por un mal servicio en servicios públicos o privados, productos adquiridos, actos de corrupción o problemas en la comunidad.

Pese a que, del total de personas entrevistadas, el 54,9 % dijo haber querido en algún momento poner una queja o denuncia, solo una de cada diez efectivamente lo hizo (o lo que es igual, el 38,6 % de quienes expresaron el deseo de hacerlo).

En este sentido, los hombres son más decididos a denunciar que las mujeres (45,0 % versus 32,7 %). A la vez, más de tres cuartas partes de la gente consultada afirmó no conocer ninguna ley o norma que proteja a las personas que interponen denuncias.

Las mujeres viven con más miedo que los hombres

En general, la población nacional no vive con temor a que algo malo le pueda ocurrir. De hecho, el 66,3 % de las personas consultadas dijo que “nunca o casi nunca” tenía miedo “de lo que fuera”. En contraste, el 26,0 % afirmó que esto le pasaba “siempre o casi siempre” y solo el 7,7 % indicó que “a veces”.

Además, la población que vive el miedo “siempre o casi siempre” se siente particularmente amenazada en la vía pública (43,2 %), mientras que la casa sigue viéndose como un lugar seguro (solo 12,5 % siente temor en su hogar).

Pero cuando se trata de separar estas opiniones según el sexo, las mujeres viven con más temor “siempre o casi siempre” que los hombres en la vía pública: mientras el 48,1 % de ellas así lo aceptó, en el caso de los hombres esto se redujo al 37,5 %.

Personas adultas jóvenes motivadas a ser padres o madres

Entre quienes afirmaron que aún no tienen hijos, tres cuartas partes (75,2 %) señaló que sí desea reproducirse y solo el 24,8 % comentó lo contrario. De quienes sí mostraron deseo de procrear, el 50,9 % dijo que espera hacerlo dentro de cinco a 10 años, teniendo un promedio de edad de 23 años.

El tiempo de espera se va reduciendo conforme avanza la vida. Así, cuando la gente llega a cumplir los 30,8 años en promedio, esperan conseguirlo “en menos de un año”.

Otro dato que refuerza la correlación entre juventud y deseo de ser padres o madres es si se segregan los datos de quienes no quieren tener hijos: ahí el 45,1 % de las respuestas vinieron de personas con edades entre los 35 y los 49 años, mientras que así lo manifestó solo el 20,1 % de quienes cumplieron entre los 18 y los 34 años.

Tiempos de espera “resfrían” deseos de ir a la CCSS a pedir atención médica

Aunque el 86,4 % de las personas que respondieron la encuesta dijeron estar aseguradas, dos terceras partes (65,1 %) afirmó que el tiempo que debía esperar para recibir un servicio de salud era un motivo fuerte para evitar ir a una consulta ante un médico de la Caja.

En cambio, cuando se trata de realizarse cirugías, la CCSS es la primera opción para el 83,1 % de la gente, sobre todo aquellas personas con grandes dificultades económicas, con primaria incompleta y con 50 años o más. Cuando el sistema de salud público no es primera opción es en el momento de obtener medicamentos (solo el 32,7 % dijo preferirlo para este fin).

Al hacer un balance entre los motivos por los que “sí o no” iría la persona a la Caja, la diferencia más marcada a favor del  fue “por una emergencia”: 44,4 % contra 18,7 % del no. En cambio, el motivo con más reacciones negativas para acudir a la CCSS fue el de un padecimiento transitorio (34,1 % versus 4,9 % que dijo que sí).

La mitad de la población no come productos congelados a base de pollo

Un 50,8 % de la muestra afirmó que no comía este tipo de alimentos con origen avícola, contra un 49,2 % que sí lo hace. Entre este último grupo, el 93,2 % dijo que lo hacía en supermercados, número que baja al 15,9 % cuando se trata de carnicerías, y al 7,4 % en las pulperías.

Esto quiere decir que cerca de la mitad de la gente está expuesta a enfermedades digestivas por posibles malas manipulaciones en el consumo de productos a base de pollo. Lo anterior se refleja en que, en términos generales, pocas personas tienen el hábito de leer las instrucciones de preparación y cocción de los alimentos (56,7 % dijo hacerlo).

Finalmente, el 59,4 % dice estar consciente de que se pueden enfermar por esta vía. Quienes más claro lo tienen son las personas con secundaria completa o incompleta (64,4 %).

Si usted desea conocer el detalle de la Encuesta Actualidades 2024, haca clic en este enlace.

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