Santa Cruz (Bolivia), 24 dic (Sputnik).- La actividad política del 2024 en Bolivia se centró en la disputa entre el expresidente Evo Morales (2006-2019) y el actual mandatario, Luis Arce, por el control del partido de gobierno, Movimiento Al Socialismo (MAS), un conflicto que se extendió a todo el país y que proyecta un panorama incierto para las elecciones nacionales de 2025.
Consultados por la Agencia Sputnik, Reymi Ferreira, exministro de Defensa, y el politólogo Paúl Antonio Coca, coincidieron en que el divorcio entre Arce y Morales no es definitivo, que el actual presidente no podrá ganar una elección sin su ex mentor político y que por lo tanto el escenario para el próximo año es de total incertidumbre.
«Creo que la actividad política se ha centrado en torno al debate interno en el MAS, en las dos alas, en la de Morales y la de Arce, todo se ha centrado ahí. Es una lucha que al parecer no ha terminado, porque si bien la sigla MAS tiene un fallo judicial a favor de Arce, la fuerza orgánica del MAS con Evo puede expresarse con otra sigla en los comicios», analizó Ferreira, que fue ministro de Defensa entre 2015 y 2018, durante la gestión de Morales.
En noviembre, el Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP), validó un congreso organizado por los seguidores de Arce, que eligieron como presidente del partido al dirigente Grover García, dejando a Morales fuera de la agrupación política.
Durante 2024, los choques entre Arce y Morales fueron varios: el exlíder del MAS acusó al presidente de ordenar su asesinato en un operativo antinarcóticos encubierto en la región de Villa Tunari, departamento de Cochabamba (centro), mientras que el actual mandatario acusa al líder cocalero de intentar perpetrar un golpe de Estado en su contra.
Ferreira es cauteloso a la hora de emitir criterios, porque considera que nada está dicho en la política boliviana, que puede ser muy cambiante, y porque todavía faltan nueve meses para las elecciones generales del próximo 17 de agosto y recién en abril comenzará el registro oficial de candidatos ante el Tribunal Supremo Electoral.
«Falta que muchas cosas se reconfiguren aún en el país. No nos sorprendamos que en última instancia incluso el MAS se vuelva a unir. Cualquier cosa puede ocurrir, no hay nada definido ahora. Creo que hoy es muy especulativo lo que se dice», opinó.
El también abogado y profesor de la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno cuestionó que haya una especie de injerencia del TCP en la política boliviana, en particular en dos fallos: el ya mencionado por el cual Morales perdió la dirección del MAS, y uno anterior, también del TCP, que inhabilitó al expresidente a volver a ser candidato en 2025 al impedir que las autoridades puedan ser electas en tres oportunidades.
Desde que está vigente la Constitución de 2009, Morales fue electo presidente ese año y reelecto en 2014.
Sobre el desempeño de Arce al frente del Gobierno, Ferreira considera que su mayor desafío es la economía, que cada día se deteriora más y que puede restarle puntos en términos de cómo será evaluada su gestión.
«El principal riesgo viene por la economía y él como economista me imagino lo sabe; su principal desafío es lo económico y tiene todavía algunos meses en los que podría hacer algo. Si no se compone este frente, yo creo que sí puede generar un desgaste en su proyección política y en su imagen, incluso como gobernante», dijo el exministro.
EL AÑO DE LAS CRISIS
Coca, politólogo de la Universidad Mayor de San Andrés, ve con mucha incertidumbre el 2025, porque considera que la crisis que experimentó Bolivia durante este año fue política, económica, jurídica, institucional y social, la cual está lejos de haber culminado.
Incluso se aventura a decir que la realización de las elecciones generales el próximo 17 de agosto está en riesgo.
«Este 2024 se ha caracterizado por todas las crisis que puede tener en conjunto un país. La crisis política, social, jurídica e institucional han hecho un 2024 que para el país tiene que ser un año para el olvido, porque obviamente la situación económica se ha visto insostenible, no se han visto soluciones», analizó el politólogo.
Sobre la realización de las elecciones presidenciales de agosto de 2025, Coca recordó que en diciembre de 2023 los magistrados del TCP prorrogaron su mandato hasta la celebración de nuevos comicios para elegir a las nuevas autoridades judiciales, los cuales están previstos para el próximo 15 de diciembre.
«El Tribunal Constitucional «auto prorrogado» puede, bajo cualquier excusa o argumento, postergar las elecciones presidenciales. Entonces, como el 15 de diciembre son las elecciones judiciales parciales, puede darse el caso de que se disponga que el próximo año sean las judiciales parciales parte dos y que la votación general se postergue para el 2026, lo cual sería nefasto y una crisis social terrible en el país», dijo.
Ferreira coincide en que si esto ocurre sería «explosivo» para el país y puede ser un «exceso insoportable» de parte del TCP, con consecuencias incalculables para la democracia boliviana.
«Creo que sería explosivo, ni al Gobierno le convendría. No creo que nadie quiera animarse a plantear una cosa así, porque sería un exceso insoportable por parte del Tribunal Constitucional, que está haciendo lo que quiere, pero eso no creo que pueda pasar», estimó.
En conclusión, gane quien gane la presidencia en 2025 tendrá una gestión muy conflictiva y con una casi segura crisis de gobernabilidad.
«El próximo año va a ser demasiado conflictivo y el que gobierne va a tener un país muy dividido, muchas promesas que va a tener que cumplir y, si no lo resuelve a corto plazo, va a tener muchos problemas sociales. Peores de los que se tiene hoy día», calculó Coca.
De acuerdo al especialista, la crisis en el MAS genera preocupación en la izquierda latinoamericana, que podrá presionar para que se defina la candidatura del partido, solamente con Arce o con Evo, o incluso con un binomio que los una para poder continuar en el gobierno.
Las elecciones nacionales en Bolivia están previstas para el 17 de agosto de 2025.
En caso de que ningún candidato presidencial obtenga el 50 por ciento más uno de los votos, o si la diferencia entre el primero y el segundo es menor a los diez puntos porcentuales, se realizará una segunda vuelta entre los dos postulantes más votados, prevista para el 19 de octubre.
Además de la fórmula presidencial, se eligen los 130 integrantes de la Cámara de Diputados y los 36 senadores que conforman la Cámara Alta. (Sputnik)