jueves 13, febrero 2025
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El gran Gatsby

En la Suiza centroamericana, todo es posible, ¡hasta que una lora mame!

Cada año con sus doce meses y los 365 días, salta una liebre, en realidad quien salta es el ciudadano de la calle: yo, tú, él…

Tengo recuerdos claros desde el año 1955, porque la Escuela República de Colombia, de mi amado Naranjo, se convirtió en cárcel para los mariachis y algunos colaboradores, entonces yo vivía cruzando el parque para llegar a la Escuela-Cárcel, recuerdo muchos naranjeños que estaban encarcelados, yo como chiquillo me asomaba y muchos me daban órdenes de ir a avisarles a sus familiares que estaban encarcelados, lo cual cumplí hasta donde mis cinco años me lo permitieron. Esta situación y el ametrallamiento de la indefensa ciudad de Naranjo, por un mariachi, desde una avioneta de Tacho Somoza, nunca olvidaré las balas saltando en la calle empedrada frente a la municipal del pueblo, a Dios gracias el señor barbero, don Alicio Pérez, nos tomó de la mano a mi hermano y a mí para llevarnos a esconder en la barbería.

Esos hechos, a tan tierna edad me marcaron, nunca logré creerle a ningún político, mi espíritu se volvió libre y crítico.

Salvo los años que estuve en EEUU y luego en México, logré ver tantas inoportunas actuaciones de muchos gobernantes, que he llegado a creer que nunca vi uno honesto, con las excepciones de Don Mario Echandi, Don Chico Orlich y el profesor Trejos. Fui un ávido lector de La Prensa Libré y la Nación, que mi padre recibía diariamente en su negocio.

Los años pasaron, el panorama político se hizo mucho más corrupto, había demasiados escándalos públicos.

Ahora, viendo las acusaciones contra Chaves y algunos cercanos, me parece que al fin tocamos fondo. ¿Era el apuro desesperado y desesperante del Presidente Chaves para alcanzar un fuero político/electoral y una curul un medio de evasión? ¿O era el infinito amor que le tiene a su patria?

¿Este será un escándalo más y nada más?

No lo sé, pero en política se ve de todo, son como camaleones que cambian de ropaje según necesidad. El mayor riesgo está en que con una guerra perdida contra a los cárteles de las drogas, el financiamiento tendrá futuros donantes que aún no nos podemos imaginar.

(*) Dr. Rogelio Arce Barrantes, Médico

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