Tras la explosión el pasado 6 de noviembre de la coalición gubernamental compuesta por el partido social demócrata (SPD) del canciller Olaf Scholz, los Verdes y los Liberales (FDP), los alemanes votarán el domingo 23 de febrero.
Una epidemia recorre Europa: la epidemia del fascismo. Cada vez más, se alarga la lista de partidos que en las últimas dos décadas han tenido éxito electoral, resucitando las tesis nauseabundas esgrimidas por los nacionalistas de la primera mitad del siglo XX. No me canso de repetir a los potenciales electores de la extrema derecha que dichas tesis provocaron dos guerras mundiales, que en la Primera se entremataron 10 millones de soldados, dejando 21 millones de heridos; y en la Segunda, fueron 20 millones de soldados y 40 millones de civiles muertos.
En una novela ambientada en los años cuarenta, El complot contra América, Philippe Roth imagina que el Presidente Franklin Delano Roosevelt no fue reelegido. El candidato que lo vence es el aviador Charles Lindbergh, simpatizante nazi y miembro del comité America First. El aviador presidente se niega a tomar partido para defender a Europa del nazismo y sella un pacto con Hitler. Cuando leí esta ucronía tuve un gran vértigo al entrever que, si lo imaginado por Roth hubiese ocurrido, el Tercer Reich se hubiera prolongado, quien sabe hasta cuándo. La primera elección de Donald Trump me dejó en un estado de casi sideración y recordé con aprensión la novela de Roth. Ahora, tras la segunda victoria de Trump y el abierto apoyo de su gobierno a los partidos de extrema derecha he pasado de la sideración al desconcierto total.
La democracia europea en jaque
Actualmente, Europa se encuentra en tenaza entre Putin y Trump. Y en el interior, los partidos de ultra derecha son el caballo de Troya. Mientras, las democracias europeas están en peligro de muerte, la estadounidense ya se desliza por el tobogán del autoritarismo y asume su talante plutocrático. Desafortunadamente, son numerosos los diagnósticos que se han revelado exactos. Basta con citar dos obras que han tenido gran éxito editorial: On tyranny. Twenty lessons from the twentieth century (2017), es una advertencia escrita por el historiador Timothy Snyder, y How Democracies Die, la excelente obra de Steven Levitsy y Daniel Ziblatt, publicada por Planeta en español, Cómo mueren las democracias. Lo que la historia revela sobre nuestro futuro, 2021.
La bestia nacionalista no murió en Auschwitz
El 19 de enero se conmemoraron en Europa los 80 años de la liberación del campo de concentración de Auschwitz, símbolo de la barbarie nazi. Dos semanas después, el multimillonario Elon Musk dio su apoyo público a Alice Weidel, lideresa del partido neo nazi Alternative für Deutschland (AfD). El espaldarazo del magnate pone a su servicio el mayor ejército de propaganda política de la historia. En las redes sociales todo vale para crear pánico y hacer que el domingo 23 de febrero “la gente salga a votar berraca, sí berraca, más que enfadada”, como dijo, en Colombia, en 2016, el gerente de la campaña de oposición a los Acuerdos de paz, el cual había declarado que su estrategia había sido diseñada para explotar la rabia, el miedo, el resentimiento y las angustias de los colombianos. Es la misma estrategia que utiliza hoy el partido neo nazi AFD, con el apoyo y asesoría de Musk. Este domingo, Alemania corre el gran riesgo que los electores salgan a votar con rabia contra los inmigrantes, causantes, según el discurso racista de la AFD, de todos los males que padece el país germánico.
Dicha estrategia propagandística consiste en vestir la mentira en verdad. En América latina sabemos cómo se han instalado dictaduras tras denodadas campañas de propaganda. Recordemos el golpe militar perpetrado por la CIA para derrocar al gobierno democrático de Jacobo Arbenz. Este golpe cambió la historia de América latina, ya que su modus operandi se repitió en todo el continente dejando miles de muertos y millones de víctimas. Para recordar esta historia de injerencias, y el papel de la propaganda, recomiendo la lectura de Tiempos recios, la excelente novela histórica del nobel peruano Mario Vargas Llosa. Aunque, en las elecciones del domingo próximo, ya no es la tradicional Agencia de Inteligencia Americana la que está maniobrando por el éxito del partido neonazi AFD, es sobre todo el ejército de algoritmos que obedecen las ordenes de multimillonarios estadounidenses.
La democracia europea atacada del exterior y del interior
Tras haber hablado con grupo de jóvenes del partido Verde que alertan sobre los envites de las elecciones del 23 de febrero, me siento a escribir este artículo en un café de Kehl, una ciudad de 40.000 habitantes que se encuentra a 10 minutos de Estrasburgo, una ciudad francesa, sede del Consejo de Europa, del Parlamento Europeo y del Tribunal Europeo de los Derechos Humanos. Las elecciones del domingo no serán un escrutinio como los otros. Los sondeos sitúan al neo nazi AFD, en segunda position, con un 20 y hasta 30% de los votos. En el caso que semejante partido se haga con el poder u obligue al conservador CDU a gobernar en coalición, las tres instituciones europeas que acabo de citar aquí arriba entrarían en coma cerebral. Máxime que en este momento Francia se encuentra en una grave crisis institucional, sin perspectivas de solución. Un dato nos informa del nivel de dicha crisis: en un año se han constituido tres gobiernos que han pendido de un hilo, el cual ha estado a alcance de tijera del ultra derechista RN de Marine Le Pen, ya que este partido tiene 121 diputados, siendo el grupo político con el mayor número de escaños en el Parlamento francés.
No hay que perder la Esperanza
¿Qué me dicen los jóvenes alemanes del partido Verde? Lo que sobresale es el miedo del fascismo que se normaliza en Europa y los EEUU. Dicen que el eventual acceso al poder de la AFD significaría la ruina de la Unión Europea y de la democracia, que la inacción contra el calentamiento global es hipotecar la vida y la salud de las próximas generaciones, que creen en alternativas al capitalismo autoritario que permitirían controlar la desmesura de los multimillonarios y desarrollar cooperativas y nuevos experimentos empresariales respetuosos del medio ambiente y de la gente. El partido Verde reconoce el sufrimiento animal, pone el respeto de los DDHH por encima de cualquier consideración nacional, preconiza el respeto a rajatabla del derecho internacional y de las minorías, propone la implementación de modos de democracia participativa y directa, la cooperación internacional, la instalación de una Corte Penal internacional contra los crímenes financieros que castigue a nivel planetario la evasión fiscal escondida en los paraísos fiscales, etcétera. Todo ello, equivaldría a reinventar la política y a oponerse a la ideología trumpista y nacionalista. Al escuchar a los jóvenes ecologistas, me digo que hay esperanza, y recuerdo el verso del poeta Friedrich Hölderlin “allí donde crece la amenaza, crece también lo que salva”.
(*) Enrique Uribe Carreño es profesor en la Universidad de Estrasburgo.