San José, 12 Mar (Elpaís.cr).- La Sala Constitucional de Costa Rica ha dictado medidas cautelares que suspenden de manera inmediata el otorgamiento y ejecución de permisos y concesiones en el Refugio Nacional de Vida Silvestre Gandoca-Manzanillo (Regama), ubicado en el Caribe sur del país.
Esta decisión busca evitar daños graves e irreparables al medio ambiente en una de las áreas más biodiversas y frágiles de Costa Rica.
Las medidas fueron solicitadas por la Defensoría de los Habitantes el 20 de febrero, como parte del seguimiento al cumplimiento de la sentencia 2019-012745, que ordena la protección y restauración de los ecosistemas en el Refugio.
La Sala IV ha ordenado la suspensión de todos los permisos de tala y aprovechamiento forestal, tanto nuevos como ya otorgados, en las 20.1 hectáreas de bosque dentro de la zona marítimo-terrestre del Regama.

Medidas cautelares: Un freno a la deforestación
La primera medida cautelar ordena la suspensión del otorgamiento de concesiones o permisos nuevos, así como la ejecución de aquellos ya otorgados por la Municipalidad de Talamanca. Esto incluye, de manera específica, el permiso 011-2024-ACLAC-SLT, emitido por el Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac) el 17 de abril de 2024, que autorizaba la tala de 79 árboles en propiedades del empresario cineasta Allan Pacheco Dent en Manzanillo.
La segunda medida suspende la directriz 09-2023, emitida por el ministro de Ambiente y Energía, Franz Tattenbach, que establecía los límites oficiales del Regama según la Ley 9223, «Reconocimiento de los derechos de los habitantes del Caribe Sur», vigente desde 2014. Esta directriz había sido cuestionada por ambientalistas y comunidades locales, quienes argumentaban que reducía el área protegida y facilitaba la explotación de los recursos naturales.
La tercera medida declara una moratoria total sobre el otorgamiento de permisos de corta y aprovechamiento forestal por parte del Ministerio de Ambiente y Energía (MINAE) y el Sinac en siete bloques de bosque que deben ser restaurados y reintegrados al Regama. Estas áreas, que habían sido desafectadas ilegalmente, son cruciales para la conectividad ecológica y la protección de especies en peligro de extinción.
Impacto ambiental: Un ecosistema en peligro
El Refugio Gandoca-Manzanillo es un área protegida que alberga una gran diversidad de flora y fauna, incluyendo especies emblemáticas como el manatí, las tortugas marinas, los monos congo y los perezosos. Además, es un sitio clave para la protección de humedales, manglares y arrecifes de coral, ecosistemas que desempeñan un papel vital en la mitigación del cambio climático y la protección de las costas contra la erosión y las tormentas.
Sin embargo, en los últimos años, el Refugio ha enfrentado una creciente presión debido a la deforestación, la expansión de actividades turísticas y la construcción de infraestructura. Según un informe del Sinac, la desafectación de humedales y bosques en la zona costera de Gandoca-Manzanillo ha tenido un impacto negativo en las especies de vida silvestre y en los ecosistemas marinos adyacentes.
La sedimentación causada por la deforestación y el cambio de uso del suelo ha afectado gravemente los arrecifes de coral, que son esenciales para la biodiversidad marina y la economía local. Los corales, que ya enfrentan amenazas como el blanqueamiento masivo debido al calentamiento de las aguas, han visto reducida su capacidad de recuperación debido a la contaminación y la sedimentación.
Conexión entre bosques y arrecifes: Un equilibrio frágil
Los bosques costeros y los manglares desempeñan un papel crucial en la protección de los arrecifes de coral. Estos ecosistemas actúan como filtros naturales, regulando la sedimentación y los nutrientes que llegan al mar. Sin embargo, la deforestación en Manzanillo ha provocado un aumento significativo de sedimentos en las aguas costeras, lo que dificulta la fotosíntesis de los corales y los asfixia.
En Punta Uva, por ejemplo, la destrucción de manglares para la construcción de estacionamientos y viviendas ha tenido un impacto directo en los arrecifes cercanos.
Según monitoreos realizados por el Centro de Buceo Comunitario Embajadoras y Embajadores del Mar (CCBEEM), los corales en esta zona han experimentado altas tasas de mortalidad, especialmente el coral Cuerno de Alce (Acropora palmata), una especie en peligro crítico de extinción.

Plan Regulador Costero: Una amenaza para los humedales
Además de las medidas cautelares, la Sala IV ha solicitado la colaboración de la Defensoría de los Habitantes, la Contraloría General de la República (CGR) y la Procuraduría General de la República (PGR) para vigilar el cumplimiento de las sentencias 2019-12745 y 2024-26300. Estas sentencias buscan garantizar la protección de los humedales y bosques en el Refugio Gandoca-Manzanillo.
Sin embargo, la implementación del Plan Regulador Costero de Talamanca ha generado preocupación entre las comunidades y organizaciones ambientalistas.
Según denuncias del Bloque Verde, este plan ignora la existencia de 13 humedales inventariados por el Sinac en 2021, promoviendo actividades como estacionamientos y desarrollo turístico en áreas que deberían estar protegidas.
La herramienta de mapeo desarrollada por el geógrafo Pablo Zagt Hernández ha evidenciado el traslape entre la zonificación propuesta por el Plan Regulador y los humedales inventariados. En algunos casos, humedales clasificados como áreas de protección han sido destinados para usos comerciales, lo que constituye una violación a la legislación ambiental.
Un llamado a la acción
La decisión de la Sala Constitucional representa un paso importante en la protección del Refugio Gandoca-Manzanillo y sus ecosistemas asociados.
Sin embargo, es necesario que las autoridades competentes, incluyendo el MINAE, el Sinac y las municipalidades, cumplan con las medidas cautelares y trabajen de manera coordinada para garantizar la conservación de esta área protegida.
Las comunidades locales, por su parte, han demostrado un compromiso inquebrantable en la defensa de sus recursos naturales. A través de iniciativas como el monitoreo ciudadano de corales y la denuncia de actividades ilegales, han logrado visibilizar las amenazas que enfrenta el Refugio y exigir acciones concretas para su protección.
En un contexto de crisis climática y pérdida de biodiversidad, la protección de ecosistemas como el Refugio Gandoca-Manzanillo no solo es una responsabilidad legal, sino también una obligación moral. Costa Rica, reconocida a nivel internacional por su liderazgo en conservación, debe redoblar sus esfuerzos para garantizar que estos tesoros naturales sean preservados para las generaciones futuras.