El ciudadano más importante de China ha resultado ser el Presidente de los Estados Unidos de América, pues nadie como él ha logrado darle un impulso tan grande y significativo a la economía del gigante asiático, ni tampoco nadie como él había logrado que el multilateralismo político y comercial avanzara tan rápido, lo que está sucediendo como resultado de sus delirios enfermizos, los cuales solamente hacen daño al hegemón gringo, y particularmente a sus empresas y su pueblo.
Ambos factores son ya señales inequívocas de la decadencia del imperio del occidente anglosajón. Y sabemos por las lecciones de la historia que cuando los imperios entran en decadencia se vuelven irracionalmente violentos.
Las señales de la caída de un imperio suelen ser una combinación de factores internos y externos que, a lo largo del tiempo, debilitan la estructura y la capacidad para mantener su dominio. Estas señales incluyen crisis económicas, inestabilidad política, descontento social, debilidad militar, y la presión de fuerzas externas.
La inflación, la recesión, la depreciación monetaria y el deterioro del comercio pueden generar desestabilización y descontento social. Pero todavía más, la debilidad o el continuo desacierto de los gobernantes, desgobierno, corrupción, luchas por el poder y la falta de sucesión efectiva pueden socavar la autoridad del imperio.
Las desigualdades sociales, las rebeliones, las revueltas y el aumento del bandidaje pueden indicar un desmembramiento de la cohesión social y la falta de apoyo al imperio. Ya hemos visto cómo uno de los Estados, California, quizá el más importante económicamente de la unión, se ha rebelado contra ciertas medidas, y la oposición se ha manifestado multitudinariamente en muchas ciudades.
La pérdida de valores, la decadencia moral, la falta de innovación y el auge de la burocracia pueden minar la identidad y la fortaleza del imperio. Pero lo más trágico de todo es el aumento de la pobreza, por un lado, y el enorme consumo y dependencia de las drogas, por el otro.
El declive estadounidense se refiere a la idea de que Estados Unidos está perdiendo poder en términos relativos, geopolíticos, militares , financieros, económicos y tecnológicos.
También puede referirse a declives absolutos en los ámbitos demográfico, social, moral, espiritual, cultural, sanitario y/o ambiental. Se ha debatido la magnitud de este declive y si es relativo o absoluto.
La disminución de las ventajas militares, el gasto deficitario, la extralimitación geopolítica y un cambio en las condiciones morales, sociales y de comportamiento se han asociado con el declive de Estados Unidos. El ascenso de China como potencial superpotencia surgió como una preocupación central en los debates sobre el declive de la influencia estadounidense desde finales de la década de 2010.
Algunos académicos sugerían que China tenía el potencial de desafiar la posición actual de Estados Unidos como la principal superpotencia mundial, aunque otros académicos han criticado esta opinión. Sin embargo, la presente realidad demuestra palmariamente que así es. Y no solamente lo desafía, sino que evidentemente lo supera con una elegancia oriental producto de cinco mil años de experiencia.
Observamos cómo no ha logrado nada con relación a la guerra en Ucrania, por dos razones, que el gobernante de Ucrania ya no le hace caso, y que Rusia se toma las cosas con sabiduría, es decir, no se abalanza a tomar decisiones imprudentes. Por otro lado, amenaza a Irán con un ataque a sus instalaciones nucleares porque este país nunca se va a doblegar ante los dictados del imperio, y más bien se ha puesto en alerta máxima para repeler cualquier intento de agresión.
Estamos en una época de turbulencia, de la cual sabemos cómo se inició, pero no sabemos cómo puede terminar, y se exponen escenarios diversos, que van desde una reconfiguración geopolítica y económica, hasta la conflagración bélica.
Mientras tanto, el chino más importante de los Estados Unidos continúa con sus delirios de grandeza y sus decisiones desacertadas, que le están haciendo mucho daño al país.
(*) Alfonso J. Palacios Echeverría
Una opinion higadosa. Es evidente que el autor es anti -yankee.Curioso porque es panameño,y Panama es considerado el pais mas amigable de EEUU en Latinoamerica.
No se si tiene conocimiento de la paralizacion de las fabricas chinas, despidos y la busqueda rapida de ver donde depositan o envian los millones de containers varados en los puertos chinos y sus barcos encallados con productos que nadie recibe,producto del exceso que EEUU consumia,y ahora dadas las tarifas no estan llegando a sus aduanas.La China tiene actualmente un exceso de todo,viviendas desocupadas,autos, y cuanto tiliche se le ocurra con una moneda que la estan devaluando.Ojo con una revolucion.
La inversion enorme va para EEUU que se encontrara tambien con otro dilema y sera la busqueda de trabajadores para tantas fabricas que se instalaran en su territorio.En esta guerra que iba a venir tarde o temprano la ganara EEUU ,pues esta claro que de no hacerlo, entonces si se darian las conjeturas y predicciones calamitosas del autor. Quien en su sano juicio prefiere el mandarin sobre el ingles ? o tener chinos en sus playas ?